Su esposo pasaba con cariño y sumo cuidado el pequeño algodón sobre las heridas de su pareja.
Tan fuerte había sido el dolor esa vez que sus uñas se clavaron muy en lo profundo de la piel de su hermoso Alfa.La sonrisa de su amado al sentir las caricias lo reconfortaba, temía el lastimarlo aún más; aunque sabía que detrás de aquella hermosa sonrisa cuadrada, se escondía la desesperación por su respuesta.
Debía elegir. Lo sabía. Y posponer su elección solo le causaba dolor a él, a su pareja y a sus niños.
El momento era el indicado para elegir.
- ¿Amor? - la voz de HoSeok se escuchó suave mientras dejaba el algodón en un costado y acariciaba con las yemas de sus dedos la espalda de su pareja.
- Dime - respondió TaeHyung con una sonrisa debido a las suaves caricias dadas por su amado.
- Creo que ya estoy listo - contestó sin dejar las caricias y sintiendo como sus mejillas se tornaban rosadas debido a la vergüenza y timidez de aquellas palabras.
- ¿Crees o ya estás listo amor? - indagó TaeHyung incorporándose en su lugar para fijar su mirada en el hermoso rostro de su esposo.
Aquel Omega, lo traía loco desde aquel primer momento que lo vió. Su aroma fue lo más hermoso que había podido percibir en aire aquel día; aunque su encuentro no fue de lo más hermoso.
- En el momento que lo hagamos, quiero que sea porque estás completamente seguro de que eso es lo que deseas - volvió a hablarle levantando su rostro con sus dedos para apreciar sus ojos - no quiero que te sientas presionado a hacerlo, para que yo me quede más tranquilo - aseguró acariciando su mejilla con sus dedos - debe quererlo tu corazón HoSeok - añadió, realmente estaba perdido con aquel Omega.
- TaeHyung - habló su pareja con un hilo de voz, debido a las cálidas palabras de su esposo - Gracias - pronunció mientras el azabache unía sus frentes en un bello acto de amor.
- No tienes nada que agradecer mí bello HoSeokie - el bello aroma a jengibre, tierra húmeda y frutillas de su Omega le invadió los sentidos.
TaeHyung había amado el aroma de las frutillas desde que era muy pequeño. Sin entender cuál era el motivo de aquella pequeña obsesión por aquel dulce aroma, compraba a diario varias bandejas repletas de frutillas y las comía a escondidas de sus padres.
La mañana que había percibido aquel dulce olor, junto al de jengibre y tierra húmeda, su corazón se enloqueció y así también lo hizo su Lobo.
Jamás le había sucedido algo igual, debido a que su parte animal permanecía dormida ya que nadie le atraía; al parecer.- Iré a ver a los niños - dijo HoSeok separándose solo un poco de su esposo - deben estar preocupados - la antigua sonrisa cambio a una mirada cargada de tristeza - sabes - dijo parándose y caminando hacia la puerta del armario y sacando de allí unas mantas para cubrir a su pareja - cuando sufro estos dolores y tu no estás mí pequeño Namjoonie me ayuda a superarlos - añadió con una sonrisa que enseñaba sus hoyuelos.
- Es bueno saberlo - contestó el azabache tomando las mantas de las manos de su amado - creí que quien más te ayudaría a superarlos, sería Yoongi - continuó, acomodando la cama - aunque ahora que lo pienso Namjoonie salió exactamente igual a ti - afirmó con una bella sonrisa cuadrada - hasta tiene tus mismos hoyuelos - dijo apuntando hacía sus mejillas - esos que tanto me enamoran - y dando dos pasos largos se encontraba nuevamente frente a su amado.
Ver a HoSeok sonrojado era una de las cosas más hermosas del mundo.
Sus mejillas tomaban un color tan rojo que podría fácilmente confundirse con un pequeño tomate.
HoSeok era un Omega fácil de sonrojar, si la persona que le hablaba era la indicada y usaba bien las palabras; si no, era uno de los peores Omegas conocidos.Muy a pesar de la actitud sumisa de los Omegas, HoSeok era de aquellos Omegas a los cuales no se los lograba convencer tan fácilmente cuando estaba enojado y era casi imposible tranquilizarlo cuando sentía una amenaza cercana. Eso lo había experimentado personalmente, y no quería volver a pasar por aquello. Claro que no.
Aquel Omega era el cielo y el infierno en un solo envase. Y muy a pesar de todo, eso era lo que enamoró por completo al Alfa de cabello azabache.
- Creo que tienes razón - analizó el Omega pasando sus brazos por sobre el cuello de su Alfa - aunque también sacó tu timidez - le recordó con una sonrisa - mí pequeño me recuerda a ti, cuando intentabas conquistarme - aquellas palabras salieron acompañadas de una tierna risa.
- ¿En serio? - preguntó curioso TaeHyung deleitándose de la sonrisa de su pareja.
- Ahora que lo recuerdo, yo actuaba más como nuestro pequeño Yoongi - le dijo frotando su nariz contra la contraria - siempre reacio a tus muestras de cariño - su voz sonaba tan suave, que solo su pareja podía percibirlas.
- Aún así logré conquistarte - comentó TaeHyung también en un hilo, tener a su Omega tan cerca lo dejaba sin aliento.
Quería sentir sus labios sobre los suyos.
- Yoongi es tan parecido a ti TaeHyungie - sus palabras seguían siendo casi inaudibles - tan decidido, tan confiado, tan valiente, tan protector, tan frío y cálido a la vez - su definición en los labios de su dulce Omega lo enloquecía aún más - cuando me faltas; tenerlo cerca, es como estar junto a ti.
La distancia entre ambos era tan mínima que podían sin ninguna dificultad sentir el corazón del otro como latía con desesperación.
- Harás que sienta celos de mí propio y hermoso cachorro - dijo el azabache aún más cerca - ¿No ibas a ver a los niños? - preguntó sumido en la calidez de la respiración errática de su pareja.
- Si - susurró sobre sus labios - pero antes - habló observando los ojos de su esposo - quiero darte mí respuesta - había pensando bastante aquella respuesta - TaeHyungie, amor, quiero hacerlo - respondió con seguridad - quiero entregarme a ti, que seamos uno - finalizó sonriendo.
Aquello tomó por sorpresa a su esposo.
Había anhelado tanto aquella respuesta de parte de su amado, que no se sentía capaz de controlar sus sentimientos.
Tomó por la cintura a su Omega y lo elevó unos centímetros del suelo mientras giraba y le brindaba la sonrisa más cuadrada y hermosa del mundo.- Amor no sabes lo inmensamente feliz que me haces con esa respuesta - le respondió con unas lágrimas asomándose en sus ojos.
Bajándolo nuevamente al suelo de la habitación, depositó un suave beso en sus labios, tan cariñoso, apasionado y cargado de amor que creyó perder todo el aire de sus pulmones en aquella acción.
- Ahora sí puedes ir donde los niños - dijo sonriendo tanto como su rostro se lo permitía - soy inmensamente feliz - le recordó abrazándolo otra vez.
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The beast and HoSeok [Vhope Omegaverse]
RomanceUna historia basada en el bello cuento de "La bella y la bestia" adaptado al Vhope, con mucho amor de está escritora un poco loca, pero llena de ilusión. Espero y les guste tanto como a mí... Se permiten adaptaciones si antes consultaron con la auto...