The beast and HoSeok [Vhope Omegaverse]

26🌞

Jimin observaba atento como su padre cerraba la tienda de alfarería para poder ir juntos a su casa.
Le había sorprendido y preocupado el no haber sentido aquel dulce aroma a Menta y Chocolate, aquel día en la tienda, pero por algún motivo también sé sentía triste.
Algo le oprimía el pecho y lo hacía sentir vacío y solitario a pesar de estar acompañado de su padre.
Buscó entre los jarrones de cerámica que habían echo con su padre, su libro favorito; cada vez que iba a la alfarería llevaba consigo su libro para leerlo en sus ratos libres, aunque fueran pocos.

- ¿Pequeño? - escuchó la voz de su padre llamarlo cariñosamente.

- Si padre - respondió buscando su mirada.

- ¿En qué parte has quedado de tu libro? - indagó colocando seguro a la puerta y luego guiándose hasta donde se hallaba su pequeño.

- ¿Ah? - aquella pregunta por parte de su padre lo había sorprendido un poco - ¿Sabías que traje el libro a la tienda? - se animó a preguntar con timidez.

- Claro que lo sé Jimin, no sería un buen padre si no supiera que te gusta leer cuando no hay muchos pedidos en la tienda - respondió el hombre acercándose a su pequeño y pasando una mano por sus hombros atrayendolo un poco hacia él - además me encanta saber que te interesa la lectura y la alfarería - siguió hablando mientras ambos salían por la entrada trasera del lugar - te pareces un poco a mí en ese aspecto pequeño - agregó dibujando una diminuta sonrisa en su rostro.

- Wow, eso es genial - en aquel momento se sentía feliz de saber que se parecía a su padre y no a su madre - me alegra saber eso papá - habló guiándose su mirada hacia arriba encontrándose con los ojos de su padre.

- Y bien, ¿Entonces dime pequeño, en que parte quedaste del libro? - volvió a repetir la pregunta luego de soltarlo para así cerrar la puerta trasera.

- Me quedé en la parte donde el Omega está encerrado en el calabozo del castillo de la Reina Kim - contestó aguardando a que su padre cerrará - ¿Realmente esa señora era tan cruel? - preguntó con tristeza.

- Oh no hijo, claro que no - soltó el hombre regresando a dónde se hallaba su pequeño para comenzar el camino hacia la casa, en el rostro del menor se dibujo un atisbo de esperanza al escuchar las palabras de su padre  - ella era mucho peor, mucho peor de lo que lees en tu libro - entonces el brillo en el rostro de Jimin fue reemplazado por un gesto de temor.

- ¿Era mucho peor? - el pequeño repitió la última palabra de su padre sin creerlo.

- Para los que llegaron a conocerla antes de que pasara lo del embrujo no era tan cruel, es más se podía hasta decir que había calidez en su corazón - las palabras que salían de la boca de su padre contenían un enorme sentimiento de melancolía - ella no era así antes, la Princesa TaeYeon era una mujer dulce, hermosa, bondadosa, humilde, la cual era envidiada por muchas en la realeza por llamar la atención del Rey Kim ni bien fue llamada al castillo - el camino hacia su hogar junto a su pequeño era tranquilo - con el tiempo, luego de contraer el tan esperado matrimonio con el Rey Kim, su actitud fue cambiando con el pasar de los años - su relato y el sonido de sus pisadas en el suelo empedrado les indicaba que estaban llegando - pero la noticia de su embarazo la regresó a lo que ella realmente era, hasta que llegó un error del Rey - su relato finalizó al llegar a la puerta de su hogar.

Jimin abrió la puerta con lentitud, ingresando él primero y dejando que su padre ingresara para luego cerrar y prender la luz.
Ambos se sentaron en la sala y su padre recostó su cabeza sobre el respaldo del sofá pequeño.
El pequeño observaba a su padre descansar y se debatía entre si continuaba preguntándole acerca de la Reina TaeYeon o si mejor lo hacía otro día, cuando su padre estuviese menos cansado.
Entonces su curiosidad le ganó, pero decidió responder sus preguntas mentales leyendo un poco más su libro.

“- ¿Cuánto tiempo más debo estar encerrado aquí? - preguntó acercándose a los barrotes.

- Primero necesito saber porque estabas arrancando las rosas del príncipe Kim - respondió Baek-Hyung acercandole una charola con comida.

- Solo fueron dos rosas nada más, no es algo tan grave - habló sintiéndose enojado por la forma acusadora en que salió aquella frase.

- Joven, debe entender por favor, no son solo unas simples rosas, son mucho más que eso - intentaba de convencer al joven detrás de las rejas, entonces se dió cuenta de que debía hablarle con la verdad si quería convencerlo de que sus palabras eran ciertas.

- Entonces expliqueme por favor, por qué no comprendo - pidió el joven acercándose y aceptando la charola con comida.

- Las rosas que tú y tu amigo arrancaron son especiales para la reina y para el príncipe, debido a que le ayudan a este último - mencionó mientras lo observaba comer.

- ¿Las rosas ayudan al príncipe? - preguntó con incredulidad, debido a que lo antes dicho por el joven frente le parecía algo totalmente absurdo.

- Hace varios años atrás, antes del nacimiento del príncipe, la Reina se sentía contrariada debido a los rumores esparcidos en el reino, sobre un posible amorío del Rey Kim - el Omega detrás de los barrotes bajó la cuchara con la cual se estaba alimentando para prestarle atención al muchacho que se hallaba afuera - pero los rumores dejaron de ser rumores en el momento en el que el Rey confirmó su infidelidad frente a su amada esposa, pero lejos de despreciar a su esposo, la reina lo perdonó debido al amor que sentían - aquel relato lo estaba ayudando a comprender un poco el amargo carácter de la Reina - un mes antes de que el hijo de la Reina naciera, ella enfermó gravemente. El Rey intentó de todo, hospitales, curanderas, ancianos y otras tantas curas para que ella se sintiera mejor y su hijo naciera sano, pero nada de aquello funcionaba y solo le quedaba una solución - la mirada de Baek-Hyung se dirigió al suelo al recordar aquellos tiempos.

- ¿Qué solución? - su voz era temerosa.

- Debía traer a su amante al castillo, ella podría ayudarlo a salvar a su esposa e hijo - mencionó el Omega fuera de los barrotes - después de todo el le había mencionado que su amante era hija de una bruja”.