• 3 meses más tarde •
- Déjalo ahí Teo. - le dije y él asintió.
Por fin convencí a mi novio de mudarnos juntos.
Su padre estuvo de acuerdo. Me lo presentó hace dos meses y le caí bien. Además su hermanito me ama.
Estamos haciendo los últimos arreglos en mi casa, quiero que se sienta lo más cómodo posible.
Desde ahora ésta va a ser tu casa para siempre Teo.
Terminamos de ordenar todo y nos acostamos en la cama, han sido unos días bastaste agotadores.
Puse mi cabeza en su pecho como siempre y él empezó a hacerme mimos en el cabello.
- Tina.
- Decime. - le dije mientras disfrutaba de sus caricias.
- Vos nunca me contaste nada sobre tu familia.
Sabía que éste momento llegaría algún día, pero aún así tengo miedo.
- Mis papás me abandonaron cuando era una niña.
- L-Lo siento. Si no querés hablar sobre eso lo entiendo.
- No, no pasa nada. - suspiré pesado. - Viví con mis tíos hasta los catorce años y luego ellos también me abandonaron. Era una carga muy pesada por lo visto.
Me costaba hablar sobre éstos temas, pero no quería que entre él y yo hubieran secretos.
- ¿No volviste a saber nada sobre ellos? Son unos desgraciados, no sé como pudieron hacerte algo así.
Es difícil de explicar Mateo...
- Sobre mis padres no... Me enteré hace poco que mis tíos se murieron. Por lo visto alguien entró en su casa para robar y los asesinó con una brutalidad impresionante.
Me ponía un poco nerviosa hablar sobre éste tema.
Cálmate, se lo merecían Valentina. Hiciste lo correcto.
Él me abrazó fuerte y agradecí que no me hiciera más preguntas.
- Pero eso no importa, lo único importante es que ahora te tengo a ti Teo. No me hace falta nadie más.
- Te quiero.
Nooo boludo, me voy a morir.
Si bien tuvimos nuestros momentos amorosos hasta ahora, Teo nunca me había dicho eso.
- Yo también. Mucho.
Y era la verdad. Es más, yo no lo quería solamente, lo amaba. No creo que se haya inventado un verbo que defina realmente lo que yo siento por Mateo.
En éste tiempo había conseguido un trabajo, porque ya no me quedaba casi nada de la guita que me había dado ese viejo asqueroso.
Menos mal que ahora está a tres metros bajo tierra.
Me levanté de la cama sin ganas, tenía que irme a trabajar.
Mateo se puso triste, pero finalmente me dejó prepararme para ir a curar.
Estoy trabajando en una confitería. No es el mejor trabajo, pero al menos puedo comer dulces todo el día.
Lo peor es tener que trabajar con Oliva, cada día es más intenso.
Tus amigos son una mierda Mateo, pero ya me encargaré de ellos también.
Llegué al trabajo e ignoré completamente a Oliva como lo hacía a diario.
Pasaron algunas horas y mientras estaba preparando una torta Valentin se acercó a mí y me abrazó por detrás.
Rápidamente me di la vuelta y le pegué una trompada.
- ¿Qué me tocas gato? - le dije molesta.
Él me miró mal por unos segundos y luego salió afuera para fumar probablemente.
El día se me pasó muy lento y Valentin no paraba de mirarme.
Pajero.
Pensaba contárselo a Mateo, pero luego me di cuenta de que lo mejor era que pensara que nos llevamos bien.
Así no sospecharía si le pasa algo a su querido amigo.
Llegué a casa y me metí directamente en la bañera. Mateo está con su viejo y con Emi, volverá un poco más tarde.
Podría estar espiándolo, pero no lo haré. Quiero confiar en él.
Yo no estoy loca. ¿No?
Salí de la bañera y abrí el cajón con ropa interior. Dentro de ese cajón hay un espacio secreto, donde se encuentra la caja con las cosas que tengo de Mateo desde él día que le conocí.
Un collar, un gorrito, una pulsera y muchas fotos.
Decidí ignorárlo y agarré la lencería más provocativa que tenía.
Hoy tengo altas ganas de comerme a mi novio. Escuché como la puerta principal se abría y me acosté rápidamente en la cama.
Cuando Mateo entró en nuestro cuarto abrió los ojos ampliamente y se mordió el labio.
- Hola bebé.
Holiiis. ❤