Mateo miraba la escena estupefacto, no entendía lo que había pasado.
Pensa rápido Valentina.
- ¡Se cayó! - grité intentando hacer como que me preocupaba.
En cuestión de segundos salió toda su familia.
- ¿Qué pasó? - preguntó su madre alterada.
- Tía llama una ambulancia, Elena se cayó por las escaleras. - dijo Mateo.
Mientras estábamos esperando la ambulancia Mateo se acercó a su prima y le tomó el pulso.
- Sigue respirando. - dijo y sus padres suspiraron aliviados.
Mierda.
Llegó la ambulancia y dos enfermeros cargaron su cuerpo en una camilla.
Me hicieron preguntas sobre lo que había pasado e intenté mantener la calma y no dar muchos detalles.
Cuanto menos decía, menos iban a sospechar.
Mientras estábamos esperando que los médicos nos dijeran algo sobre su estado yo salí afuera para fumarme un pucho.
Segundos más tarde salió también Mateo y se sentó en el banco a mi lado.
- Últimamente están pasando muchas cosas raras. Primero Nicole y ahora mi prima. - dijo preocupado.
¿Qué estás insinuando Mateo?
- Sí... - dije evitando su mirada.
- Espero que a vos no te pase nada Tina. - apoyó su cabeza en mi hombro.
Dios, yo pensando que a lo mejor se había dado cuenta y él solo se estaba preocupando por mí.
- Si vos estás a mi lado no me puede pasar nada Teo. - le di un beso en la frente.
No me sentía culpable por lo que había hecho, aunque definitivamente no pensé en las consecuencias.
Solo estaba rezando para que la puta de su primita no se diera cuenta de que yo fui la que la empujé.
- ¿Puedo hacerte una pregunta? - necesitaba saberlo aunque no era el mejor momento.
- Lo que sea. - me dijo sonriendo triste.
- ¿Teo vos tuviste algo con tu prima? - le pregunté y su cara cambio completamente.
No sos tan santo como yo pensaba mi amor.
- ¿Por qué me haces ésta pregunta? - me dijo rascándose la nuca. - ¿Ella te dijo algo?
- Bueno, sí...
- Fue hace mucho, no tiene relevancia. Pasó solo una vez y desde entonces decidimos seguir siendo solo amigos.
Entonces tenía razón tu prima... ¿Qué otras cosas me ocultas Mateo?
No le respondí, no sabía que decirle.
- No te preocupes por eso Valentina, yo no siento nada por ella. Lo que pasó fue un error, es cosa del pasado.
Sí, Mateo tiene razón. No tengo porque preocuparme. Yo también cometí errores, así es la vida.
- Te quiero Teo, perdón por ponerme celosa.
- Yo también te quiero.
Se acercó a mí y me dio un pico. Entonces Pedro salió y nos hizo una señal para que entráramos.
- Elena ya despertó. - dijo su padre contento.
Qué mal.
- ¿Cómo está? - preguntó Mateo preocupado.
- Tiene una pequeña amnesia, no recuerda muy bien lo que pasó. Solo recuerda cuando perdió el equilibrio y se cayó rodando hasta abajo, perdiendo el conocimiento.
¿En serio? Qué alivio.
Quería saltar de felicidad, pero no era el momento. Me había quitado un gran peso de encima.
Elena salió de su cuarto en una silla de ruedas, aún estaba débil.
La lisiada. Me reí internamente.
Me miró por unos segundos confundida y luego desvío su mirada a Teo.
- Llevenme a casa por favor, necesito descansar.
- ¿Estás bien? - preguntó mi novio.
- Sí Matu, no te preocupes.
Nos fuimos cada uno a nuestras casas, había sido un largo día.
Teo se acostó en la cama para descansar un rato y yo decidí salir para dar un paseo, necesitaba relajarme un poco.
Las calles del barrio estaban casi vacías, me encantaba pasear sin tener la mirada de otros individuos clavadas en mí.
Me puse los auriculares para escuchar música mientras caminaba. La música es lo mejor del mundo sin dudas.
De repente un coche se paró a mi lado y el conductor bajó la ventanilla para mirarme.
¿Qué carajos quiere éste señor?
Al principio no lo reconocí, pero al acercarme un poco me di cuenta de quien se trataba.
- Hola linda. ¿Me extrañabas?
