Desde lo que pasó esa noche no volví a ser la misma. Aunque intentaba restarle importancia, me comía por dentro.
En realidad no me importaba lo que podía pasarme a mí, solo quería que Mateo estuviera bien.
Ahora no solo lo seguía a todas partes, pero a veces me quedaba despierta mientras él dormía para estar segura de que no le pasaba nada.
Tenía miedo de que él supiera todo y que lo nuestro se acabara. No podría vivir sin él.
Aunque aparentemente estábamos bien y casi siempre pasábamos tiempo juntos, no dejaba de pensar en que Guzmán quería vengarse.
¿Y si le contaba todo a Mateo sobre lo que pasó con mi familia? ¿Y si le enseñaba el vídeo que tenía de cuando maté a Nicole? ¿O le decía todo el tiempo que estuve detrás de él observándolo?
No, eso no puede pasar. Ese viejo tiene que morirse de todas formas, está más muerto que vivo.
Quería acabar con él, aunque nunca lo veía ni sabía donde se encontraba.
En cambio estoy segura de que él sí que sabe donde estoy y me persigue a todas horas.
- ¿Estás bien Tina? - me preguntó Teo frunciendo el ceño.
Sí, me había quedado tildada de nuevo. Me pasa mucho últimamente.
- Sí amor, estoy un poco cansada. - le dije intentando parecer creíble, aunque sabía que mi novio estaba empezando a sospechar de mí.
El otro día lo encontré buscando en el cajón que está al lado del espacio secreto donde tenía guardadas sus cosas.
Casi me dio un infarto, pero él me explicó que solamente estaba buscando unos calcetines.
Cuando tuve la oportunidad de quedarme sola escondí la caja en mi sótano, él ni siquiera sabía de su existencia.
Ahí han pasado cosas muy extrañas de las que nadie sabe nada. Aún recuerdo el olor a sangre que se quedó impregnado después de que maté a mi primo.
Eso lo hice porque él me arruinó la infancia, se lo merecía, ¿no?
- Creo que necesitamos unas vacaciones. ¿Qué te parece si nos vamos unos días a la casa que tiene mi padre en las afueras del barrio? - me preguntó sonriente.
No tengo ganas de vacaciones Teo... Tengo problemas que resolver.
- Sí, me parece bien.
Si a él le hacía ilusión lo haría.
Empacamos nuestras cosas en silencio y nos montamos en mi coche.
¿Soy yo o Mateo está cada día más lindo?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Llegamos a la casa de su padre, estaba situada en una zona rural. Alrededor habían muy pocas casas, me encantaba saber que podríamos estar juntos y solos por algunos días.
- ¿Te gusta? - me preguntó al ver mi sonrisa.
- Sí, me encanta.
Entramos y me llevó directamente al dormitorio.
Se acercó a mí y puso sus manos alrededor de mi cintura, pegando nuestros cuerpos completamente.
- No sé que te pasa últimamente, pero quiero hacerte feliz de nuevo.
Vos sos lo único que me hace feliz pelotudo.
Suspiré y uní nuestros labios en un beso tierno. Se fue intensificando un poco y Mateo bajó sus manos hasta mi culo, apretándolo fuerte.
Nos separamos por falta de aire y me miró mientras intentábamos recuperar la respiración.
- Te necesito bebé. - me susurró.
- Yo también.
Un garche podría relajarme un poco, es una buena idea.
Me quitó la remera rápidamente y empezó a dejar besos por todo mi cuello.
De repente escuchamos un ruido y nos separamos completamente.
- ¿Qué fue eso? - le pregunté preocupada.
- No sé, voy a ver.
- Voy contigo. - le dije al instante.
Cuando salimos nos encontramos en el salón con Guzmán y tres hombres más y no pude evitar soltar un grito.
Nos estaban apuntando con sus armas mientras sonreían satisfechos.
- Hola Valentina, espero no haber interrumpido nada.
Esto es todo por hoy. Mucho love para todos los que apoyan ésta mierda ❤