Capítulo 1 - El consejo de un hombre.

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Hermione salió a desayunar a la cafetería Alpino, en la tercera paralela a la avenida de su actual vivienda

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Hermione salió a desayunar a la cafetería Alpino, en la tercera paralela a la avenida de su actual vivienda.

Se sentó dentro de aquel café y esperó que viniera el joven camarero. Ella no solía salir, ni gastar dinero en cosas que no fueran esenciales, pero aquella mañana necesitaba cambiar de aires.

El ambiente era justo cómo lo recordaba de aquella vez en la que Harry la había invitado. El sitio, a primera vista, parecía algo oscuro, pero todas las luces se concentraban sobre las hileras de mesas y sillas de madera. El agradable olor a café recién molido inundó sus fosas nada más poner un pie en el local.

Miró por última vez la carta antes de pedirle al camarero una tortilla revuelta con salchichas, acompañada por pan brioche y un tomate asado, todo eso junto a un café. Aquello era lo más ligero del menú.

Raramente, ella no recordaba la primera vez que tomó café, cuando se percató de ello, ya lo tomaba cada mañana, como si fuera una costumbre de siempre. Su cuerpo se lo pedía.

Sacó un libro y comenzó a leerlo mientras esperaba. "Crónica de una muerte anunciada" era el título y fue un regalo del Señor Weasley. El hombre sabía cuánto le gustaba leer a la joven y le regalaba cualquier libro que encontraba entre los objetos muggles que había acumulado en su garaje a lo largo de sus años en la Oficina Contra el Uso Incorrecto de Artefactos Muggles.

Un rebelde mechón de su, ahora liso, cabello castaño se deslizó desde atrás de su oreja hasta su cara. Dejó el libro sobre la mesa, cogió un coletero marrón de su muñeca y recogió el cabello en una rápida coleta a media altura, dejando algunos bultos en su liso cabello. Al lado derecho de su cara caía un largo flequillo.

Creía que al alisarse semipermanentemente su voluminoso pelo rizado este sería más fácil de controla, pero estaba descubriendo que el pelo liso también tenía sus contras. No sabía por cual decantarse.

Cuanto levantó la cabeza se percató de que el joven camarero se acercaba con su pedido. Rápidamente colocó su marcapáginas en el libro y lo guardó.

Su separador era un fino trozo de cristal rectangular con pequeñas flores azul-violáceas en su interior. Estas eran llamadas comúnmente nomeolvides, pero irónicamente ella se la había encontrado al final de su sexto año dentro de uno de sus libros de texto, seguramente alguien lo pondría ahí por equivocación. Pensaba fervientemente que el creador lo habría realizado a conciencia del significado de esa flor y eso la maravillaba, ese objeto contenía los profundos y reales sentimientos amorosos de una persona.

El chico castaño y de ojos verdosos dejo su orden con cuidado, a la par que le regalaba una sonrisa.

- Aquí tiene su pedido. Espero que lo disfrute.

- Muchas gracias - respondió cortésmente la chica.

Guardó su libro para no mancharlo y comenzó a comer en silencio. Las imágenes sobre la noche anterior volvieron a golpear su cabeza. ¿Qué le había pasado? ¿Había alucinado? Pero lo más importante, ¿quién sería aquel hombre?

Encuéntrame ~ SevmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora