Capítulo 3 - Inesperada proposición.

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Era mitad de agosto, apenas quedaban unas semanas para el comienzo del semestre y Hermione ya se encontraba preparando, muy poco a poco, sus cosas

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Era mitad de agosto, apenas quedaban unas semanas para el comienzo del semestre y Hermione ya se encontraba preparando, muy poco a poco, sus cosas.

Había usado un tratamiento restaurador a su pluma favorita y en lugar de extensos pergaminos, se había hecho con cuadernos de escritura. La mayoría eran de colores lisos, por lo que se entretenía cada día personalizando un cuaderno.

Estaba por terminar un dibujo del logo de la P.E.D.D.O., cuando se escuchó un sonido provenir de su puerta, provocando un desastroso resultado en su delineado con caña.

- ¿Qué quieres Harry? - Preguntó con pesadez.

- Voy a ir un rato a casa de Snape, anda, ven conmigo.

- Lo siento, estoy ocupada, otra vez será.

- Estás ocupada todos los días. Ni siquiera en Sexto, cuando te pasabas los días en la biblioteca estabas tan atareada.

- Si, ya... - ella siempre había pasado tiempo en la biblioteca y aquel año no fue diferente de los otros. No sabía de dónde venía aquella inventada suposición de que aquel curso había sido más frecuente.

- Vamos, ven, te sentará bien que te dé del sol.

- No... No lo sé, Snape me intimida demasiado.

- ¿Y a quién no?

- ¿Cuál es el motivo por el que irás esta vez?

- Recoger documentación necesaria para el ministerio.

- ¿Qué es lo que hace Snape?

- Pregúntaselo tú misma, yo no entiendo de esos temas. Merlín me bendijo y me libró de los EXTASIS, de otra manera jamás hubiese llegado a auror.

- En eso tengo que darte la razón.

- Entonces... ¿Me acompañarás?

- Qué remedio, - se rindió - es la única forma de que me dejes tranquila - la chica dejó lo que estaba haciendo y se levantó.

- Mientras antes vayamos, antes estaremos de vuelta - soltó el chico animado.

- Oh, claro que no. No pienso ir con estas pintas - señaló sus prendas, comenzando por una vieja camiseta dos tallas mayores a la suya y unos pantalones cortos y sueltos de deporte -. Vas a tener que esperar, y te prometo que esta vez me demoraré más de lo habitual - la mujer fue hacia su amigo para echarlo de la habitación.

- Herms, pero si estás muy bien así.

- ¡No! - estampó la puerta en su cara.

El joven se dirigió hacia la planta baja. Si tenía que esperar lo haría en un cómodo sillón reclinable de piel y no de pie en aquel pasillo húmedo y oscuro. A pesar de la exhaustiva limpieza y las paredes recién pintadas, las escasas ventanas seguirían haciendo ver el lugar tétrico. Él y Ginny tenían hablado de reformar, en un futuro, todo el edificio y abrir todas las ventanas que pudieran.

Encuéntrame ~ SevmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora