Freddie comienza a despertar (para su mala suerte) a causa de los rayos del sol que se colaban por la ventana, mientras se acoplaba comenzaba a ser consiente del gran dolor de cabeza provocado por lo de la noche anterior, se arrepentía un poco de haber tomado tanto, pero ¡carajo! no había nada que hacer más que esperar a que el insoportable dolor se fuera, el simple hecho de ver la luz de la mañana se le hacía torturoso, y lo peor es que ni siquiera recordaba del todo lo del día anterior, sólo un montón de tragos, risas, tragos, bromas....
Tal vez con una ducha lograra al menor apaciguar sus molestias, y así lo hizo, no preparó absolutamente nada para ello, lo único que necesitaba en ese momento era refrescarse un poco, tan sólo quitó su ropa con pocas ganas y la dejo botada en un rincón. Las primeras gotas en hacer contacto con su cuerpo se sienten como un gran consuelo, el agua estaba un poco fría, pero así estaba más que perfecta.
Cierra las llaves de la regadera minutos después, y al no haber ninguna toalla a su alcance poco le importó salir así y mojar todo el camino hasta su habitación, rebusca un poco entre sus cajones sin poner mucha atención entre los objetos y telas que se iba encontrando, finalmente agarra lo primero que llama su atención y se viste con los mismos ánimos con los que despertó.
Se dirige hacia la cocina con el objetivo de encontrar cualquier cosa que saciara sus necesidades, no sabía que era lo que buscaba, ni siquiera tenía muchas ganas de comer en realidad, era una de esas sensaciones de sentir hambre pero a la vez sentir que si pruebas un sólo bocado lo expulsaras al instante.
Mientras buscaba alguna cosa en la alacena un ruido terriblemente desagradable lo golpea hasta lo más profundo de su ser, haciendo que se estremezca y que suelte un pequeño quejido por lo molesto que le resultó aquel horrible sonido, el maldito timbre, ¿quién vendría a verlo tan temprano en un sábado?, espera ¿dije temprano?, las diez y media de la mañana, no era tan malo después de todo.
Decide abrir la puerta por alguna razón, en otras circunstancias hubiera dejado las cosas como estaban, pero algo lo obligó a atender el llamado.
— ¿Fred, no te desperté? —Al fin algo, o más bien alguien venía a regocijar su espantosa mañana, sólo Brian tenía el poder de hacerlo sentir mejor en un momento como ese.
—Hola, n-no ya llevaba un rato despierto, pasa—Se hace a un lado para dejarlo pasar, luego cierra la puerta en silencio.
— ¿Cómo te sientes?
—Fuera de la maldita resaca, todo lo demás está perfecto—Dice con una sonrisa un tanto sarcástica.
—Espero que para la próxima no tomes tanto alcohol como si fuera agua—Bromea en un intento de subirle los ánimos.
—Lo voy a pensar—Aunque el más alto le hablaba suavemente para él era como si le estuviesen gritando, pero aun así estaba logrando sentirse mejor, seguía fascinándose en la manera en que Brian podía cambiar su humor casi de un momento a otro.
—Te traje algo de comer, supuse que no tendrías ni ganas de ver la luz, así que hice un poco de comida, son cosas ligeras, entonces no creo que te caigan mal.
—Gracias, pero no te hubieras molestado, ¿cómo te lo pago?
—No es nada Fred— ¡Otra vez esa sonrisa!, esa bella y tierna sonrisa que últimamente le gustaba tanto ver...
—De verdad, déjame darte algo al menos—Odiaba sentir como si abusara de la buena voluntad de los demás, no dejaría de insistir hasta dejar de obtener un no como respuesta.
—Así está bien, no hay problema— ¿este hombre cedía alguna vez?
—P-pero... —Claramente no lo haría, ni siquiera lo dejó terminar la oración.
ESTÁS LEYENDO
Bijou
FanfictionEl amor perfecto es una fantasía, pero las encantadoras historias de amor sí existen, sólo es cuestión de encontrar a la persona correcta.