Cuatro maestros y maestras se pasaron al frente escogiendo a sus respectivos y nuevos padawans: la maestra Luminara Onduli extendió su mano hacia Barris eligiéndola como alumna, Kit Fisto puso la mano sobre el hombro de Nadhar instándolo a levantarse y ponerse a su lado, en cuanto a Knox fue seleccionado por el maestro Halsey, y a Eldra la tomo como padawan la maestra Aayla Secura; finalmente dejándonos solo a Ahsoka y a mí a la espera o dejándonos el resto de opciones de camino alterno.
Trague frío mientras moderaba mi respiración cuando el maestro Yoda se aproximó a nosotros -joven Ahsoka, tu futuro maestro aquí no está y en un futuro con él te reuniras- después se torno hacia mí y su rostro cambio con indicios de tristeza -para ti, un camino poco convencional aguarda, en el templo residiras y como en el pasado de todos los maestros aprendiendo continuarás- los jóvenes se inclinaron ante los presentes, se despidieron de sus compañeros deseándoles lo mejor con sus nuevos maestros dando por terminada la ceremonia.
La guerra había arribado y con ella eventos que predecerían a lo que se acercaba: un Jedi traidor que había entrenado a un verdugo de sus propios hermanos, dos ejércitos inmensos que dividían a la galaxia, y los Jedi antes guardianes de la paz ahora convertidos en generales del ejército de clones, y un terrible desbalance en la Fuerza. Pese a que el maestro Yoda había dicho que Ahsoka se reuniría con su propio maestro en el futuro, ya habían pasado casi dos años y ella seguía aquí en el templo, acompañándome a menudo en nuestras lecciones con el maestro Yoda; después de la masacre de Geonosis la diversidad de maestros en el templo y en el resto de la galaxia había decaído enormemente, por lo que él era con el que mayormente nos impartía las lecciones, pero cada día se volvía más triste, víctima de los estragos de la guerra.
Finalmente llegó el día que silenciosamente esperaba que no llegara jamás: Ahsoka iría a Christopsis para tener finalmente un maestro propio, el propio Yoda la acompañaría hasta allá por motivos de una misión importante, o al menos eso oí; dadas las circunstancias quedé a cargo de la maestra Jocasta Nu, igualmente no tenía nada mejor que hacer salvo ayudarla en la sala de archivos.
-Muchas gracias por ayudarme en los archivos Sidarth, ya es tarde si quieres ve a tu habitación a meditar- dijo cálidamente la maestra de edad avanzada mientras devolvía las holopads a su sitio, el chico se inclinó despidiéndose y preparándose para meditar y escuchar lo que tenían para decirle.
-busca bajo el templo...descubre la verdad...deja que fluya en ti... siguelo...encuentra a Momin... regresa...regresa...REGRESA...¡REGRESA!- la visión terminó y solo quedó con más interrogantes de las que tuvo en un comienzo, nadie la daba respuestas; los Jedi aún se reusaban a decirle de dónde había venido, el porque de su particular entrenamiento o siquiera respecto a la naturaleza entera de la Fuerza, y en cuanto a esas sombras que lo contactaban cada día no ofrecían la gran cosa, solo acertijos y palabras dispersas sin significado aparente, así que en un futuro próximo tendría que ver él modo de encontrar aquellas respuestas que nadie le ofrecía.
-¿Qué es esto que siento?...-
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El Sith'ari- Una Historia De Star Wars
FanfictionLos Jedi creían que llegaría su elejido, pero no eran los únicos, los Sith también profetizaron que un individuo se alzaría de entre los suyos y destruiría a aquellos que hacia miles de generaciones los habían traicionado. Esperaron, en un punto de...