La bruja así como el muchacho salieron del trance; Madre Talzin estaba terriblemente aturdida, pero Sidarth carecía de una expresión solamente tenía una mirada ida dando la ilusión de que pudiese ver la eternidad; la mujer a duras penas caminó hasta una formación rocosa que le sirvió de asiento, el joven apenas emitió un sonido mientras se bajaba de la mesa de piedra, respiró pasivamente y levantó ambas manos y los restos de cristales levitaron a ellas.
Los restos de ambos cristales se reunificaron en dos cristales de un intenso color sangre con venas tan oscuras como obsidiana volcánica de Mustafar, apenas estos se posaron en sus manos cerro los puños y partió de la camara. El cobijo de la noche prevalencia en Dathomir, pero aún así Sidarth estaba decidido a partir, sin destino claro está.
Las guerreras que estaban en turno de vigilar las inmediaciones del monasterio vieron al muchacho ir hacia su nave, no sabían si detenerlo o dejarlo partir ya que su "Madre" no les había dado ninguna instrucción al respecto, pero a la mayoría de ellas les era irrelevante que se fuera antes del alba , es más lo preferían así.
Sin embargo su vista no prevaleció en el padawan, sino en el caza que cruzaba los cielos, su vela solar se plegó y se activó el tren de aterrizaje hasta que tocó tierra; las brujas bajaron de entre las ramas de los hydraatis y la imagen de las amenazas a los forasteros se repitió de nueva cuenta hacia Ventress —no soy una forastera, pero el sí— contestó apuntando al joven a punto de encender su transporte —el muchacho tiene mi permiso para permanecer en Dathomir esta noche, además ella habla con la verdad, es una de las nuestras— exclamó la gran Madre atravesando los inmensos arcos de roca —Madre, alegra mis ojos verla a usted y al clan, pero ese muchacho debe venir conmigo por designio de mi maestro— dijo dirigiéndose con el máximo respeto a la líder del clan —temo que eso no podrá ser hija mía, como dije, el joven cuenta con mi permiso para que Dathomir sea su santuario por esta noche, y entregártelo iría en contra de nuestros principios de hospitalidad y contra mi palabra; sin embargo, como miembro del clan tu también cuentas con nuestro apoyo en todo lo que te propongas, así que tenemos una situación muy delicada— farfulló la mujer entrelazando sus dedos maquilando una idea en su mente.
Los presentes se vieron entre si confundidos ante la suscitada circunstancia —en ese caso siguiendo nuestras costumbres, se debe llevar a cabo un rito de combate entre los dos, y aquel que triunfe sobre el otro, bueno... ya se haran a la idea— declaró la bruja con una sonrisa de suficiencia.
•
La reciente sacudida los dejó aturdidos, la navegación quedó por momentos a la deriva, pero ahora su marcha era claramente al dominio de esas brujas.
•
—Para que el duelo se realice con plena justicia deberán elegir la misma arma— estableció la bruja mientras tomaba las espadas de luz de su "hija pérdida" —¿qué arma usarán, espadas de luz, o una de nuestras espadas?— dijo la hermana Karis presentando a dos de sus hermanas sosteniendo respectivamente cada par de armas en sus manos —que el muchacho elija, a mí me da igual, ganaré sea como sea— dijo la sicaria de Dooku fanfarroneando mientras se desprendía de su falda para optimizar su desempeño en combate; rápidamente uno de los sables curvados de la oriunda de Dathomir fue a la mano del joven mediante la Fuerza.
—sera con el sable entonces— replicó la asesina repitiendo el acto del padawan con el otro sable, ambos tocaron el botón de ignición del arma y asumieron sus perspectivas posturas de combate; la bruja al solo tener una de sus espadas asumió una postura diferente a la usual, sujetando con la mano derecha la espada apuntándola hacia abajo mientras que estiraba pronunciadamente ambas piernas. Sidarth por su parte al no estar acostumbrado a una espada de mango curvo, se vió obligado a modificar la postura de su makashi.
Debido al amplio número de maestros a lo largo de su vida, tuvo que valerse muchas veces de aplicar ligeras pero útiles variables al Shii-cho para adaptarse a las prácticas de entrenamiento tanto con otros padawans como con duelistas más experimentados; no obstante, su mayor experiencia en combates de sables lo llevó a ampliar su enfoque en la forma II.
Con su mano derecha acomodó la punta del sable escarlata hacia arriba mientras barría ligeramente hacia atrás su pierna izquierda.
Ventress inicio agresivamente dando un acrobático giro lateral en el aire para dar una veloz estocada por la izquierda, a lo cual él respondió con un bloqueo simple girando en la misma dirección mientras apuntaba la espada al suelo, la bruja prosiguió dando estocadas veloces principalmente a los laterales; el chico se limitaba principalmente a realizar los bloqueos necesarios para repeler los ataques —que acaso los Jedi solo te enseñaron a esquivar, sencillamente no podrás sostenerlo por siempre, romperé tu guardia y te causare un par de heridas hasta llevarte con mi maestro— pero pese a las amenazas y los continuos embates de la asesina, Sidarth ni emitía ninguna seña o palabra, hasta que presa de la frustración por su negativa a responder a sus ataques, la mujer incrementó dramáticamente su agresividad lo que complicó la defensa de su adversario —y dime ¿Cuánto tiempo crees que te compre mi captura hasta que el conde te considere sin utilidad, o es que acaso no sabes que el conde te va a desechar?— dijo finalmente ahora sosteniendo una postura donde la espada en manos del padawan contenía lo que ella intentaba que fuese un ataque vertical desde arriba —¿Qué podrías saber tu sobre ser desechado por debilidad? Los Jedi mantienen aun a los débiles, pero al final mueren como todos los demás— replicó orgullosa mientras hacia memoria de todos aquellos miembros de la orden que murieron bajo su hoja, si este "niño" seguía vivo solo porque su maestro así lo quería —incluso tu lo harás no hoy, ni mañana, pero para Dooku morirás más pronto de lo que crees— y así como ella, incrementó la intensidad de sus maniobras mientras incluía un par de movimientos ofensivos.
Ventress comenzaba a perder la paciencia, la frustraba el tiempo que estaba perdiendo con este "humano" con el cual parecía que sus maniobras cada vez eran menos efectivas, entonces lo entendió; se mantuvo a la defensiva deliberadamente para aprender sus maniobras y técnicas, así hasta que llegase el momento de responder. Simultáneamente ahorraba sus energías mientras ella solo las gastaba en un ejercicio sin sentido, pero sin importar lo que el pudiese haberle aprendido, ella contaba con la experiencia y el entrenamiento del más hábil duelista de la orden en su tiempo.
Si bien las defensas del joven eran formidables no hicieron más que comprarle tiempo, en una ventana de oportunidad y descuido por parte del padawan la mujer aprovecho un ataque lateral derecho, dio una vuelta en reversa para tomar ventaja desde abajo, una vez desde abajo realizó un embate desde abajo con lo que golpeó la parte interna del sable lo que provocó que el agarre sobre el mango del arma y de un salto dio una patada que dejó al joven en el suelo con el extremo carmesí peligrosamente cerca de su cuello.
—tienes mucha suerte de que te quieran vivo— escupió venenosamente atrayendo el mango de su segunda espada —eso no importa, eso sí quieres salvar a tus hermanas— respondió impasible fijando la mirada más allá de quién lo amenazaba, y antes de poder voltear llovió un torrente de relámpagos azules; las brujas se dispersaron para evitar el choque eléctrico dejando a Sidarth en medio en una jaula de rayos, en el suelo, solo contemplando la nave que descendía a pocos metros de él.
ESTÁS LEYENDO
El Sith'ari- Una Historia De Star Wars
Fiksi PenggemarLos Jedi creían que llegaría su elejido, pero no eran los únicos, los Sith también profetizaron que un individuo se alzaría de entre los suyos y destruiría a aquellos que hacia miles de generaciones los habían traicionado. Esperaron, en un punto de...