Ventress, envuelta en su túnica oscura cubriendo sus ropas y particularmente sus espadas de luz arribó a Nal Hutta, al punto exacto donde su droide sonda envío la transmisión, observo consternada el estado de la base que el droides táctico le reportó al general, la guerra le había enseñado las capacidades de ambos ejércitos y facciones de la fuerza y pocas eran capaces de derrumbar un edificio de tales dimensiones; los Jedi no eran partidarios de la destrucción sin sentido.
Se aproximó a las ruinas, fuera de la noche en la que se dieron los sucesos a nadie más le importaba, tan era así que nadie se molestó en recuperar algo que no fuesen las especias y objetos de valor que de hubiesen guardado... En el ala oeste por como se veía la zona, más despejada que el resto. Siguió el rastro de escombros hasta el punto donde se hubiese originado la onda expansiva, al llegar al punto focal, los restos le dijeron más de lo que los droides revelaron, en vista de lo limitado de su protocolo en cuanto a lo referido a rastreó y cacería.
Vio piezas que indicaban una nave; había tratado de escapar de ese planeta, pero aparentemente algo no se lo permitió, a tal grado que de alguna manera colapsó la estructura circundante. Contempló los caminos posibles, ya que evidentemente los locales no habían podido ponerle las manos encima: el pueblo quedó descartado al igual que la lanzadera con la que llegó, eso dejaba al pantano, podía o no seguir en ese planeta, pero hasta saberlo esa era la mejor dirección para obtener respuestas.
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La líder del clan puso su mano izquierda cálidamente en el hombro del joven, y con la otra bajó su capucha de modo que vio la peculiar heterocromía que adoptó, su ojo derecho conservaba su natural color ámbar con toques avellanados... Mientras que el izquierdo se tornó completamente amarillo con tenues salpicaduras escarlata al borde del iris.
-Niño perdido, al que desde hace mucho negaron su verdad, mi santuario no puede ser el tuyo. Excepto está noche, reposa para la jornada que vendrá- hablo Madre Talzin, no apelaba a la Fuerza como la Jedi o los Sith, pero tenía consciencia de que está les proveía de poder.
Incluir a un hombre en el clan estaba en contra de sus formas; pero no podía negar que este usuario la inquietaba, pudo percibir su poder hacia ya muchos inviernos. Tratar de seducir al muchacho para servirle a su peculiar secta no le traería nada debido a que no ambicionaban más que permanecer tal como estaban, además los Jedi intentaron moldearlo por 17 años hasta que finalmente los señores oscuros fueron a reclamarlo, y atraería demasiado la atención de la galaxia, amenazándola a ella y sus hermanas
-Se lo agradezco, al amanecer partiré sin mayores complicaciones espero- replicó, esperando por tener al menos una noche en paz.
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El Aclamator llevaba ya media rotación estándar en el hiper espacio, daba la casualidad que iba de camino a Geonosis para llevar un nuevo destacamento de clones para reforzar el hemisferio Norte del planeta; los geonosianos usaban los túneles de sus catacumbas y colmenas para realizar una serie de emboscadas tratando de mantener diversos frentes de resistencias. Estas acciones les habían costado una considerable cantidad adicional de bajas a las fuerzas de la república que de por sí ya lidiaban con un rival muy duro.
Vos y Kenobi se limitaban a permanecer en sus camarotes, examinando los hechos tratando de no pasar ningún aspecto por alto, desde el atraco al templo hasta el reporte presentado por la maestra Onduli del enlace de Ahsoka con Sidarth. Estaba claro que el rapto no fue ningun accidente o casualidad, el lord Sith debió saber de él y aprovecho para conseguir dos insumos invaluables, pero la pregunta que Vos pareció ver por sobre los demás era la más obvia ¿Porqué aguardar hasta ese punto, y como es que sabía de los dotes del muchacho?
El debilitamiento en la fuerza de la Orden pudo haber jugado un papel en eso, pero no entendía que evento pudo generar una fuerza oscura en el chico para atraer la atención del Sith.
-General Vos, General Kenobi arribaremos a Geonosis dentro de 5 minutos- aviso el comandante Kody desde el puente del transporte estelar -vamos para allá- y así se encaminaron al hangar a una lanzadera clase Nu que iría al sitio donde Ahsoka y Anakin aguardaban, junto con varios transportadores LAAT cargados con clones y algunos LAAT pesados con caminantes AT-TE y transportadores Juggernaut para apoyar la ofensiva en tierra. La zona permitió que pudieran descender sin temer arremetidas de cañones droides, los refuerzos fueron un suspiro de alivio para la 501; Los maestros esperaban con sus respectivas padawans mirando la lanzadera aterrizando y soplando la arena del planeta.
-Maestro Kenobi, Maestro Vos- saludaron los adultos a lo que los recién llegados devolvieron el saludo, el kiffar enfocó su mirada en la joven togruta tras de Skywalker -tu eres Ahsoka ¿verdad?- la joven con la mirada gacha asintió en confirmación -tendremos que ser breves, si realmente Sidarth escapó de Dooku y su maestro ellos harán lo necesario para recuperarlo- repuso Obi Wan tomando la palabra -los acompañaré, si puedo volver a contactar con él, quizá podamos encontrarlo antes que los separatistas- contesto la joven con toda su determinación -los acompañaré- corroboró su maestro solo para recibir una negativa por la maestra miriliana, su maestro y su alumna -maestro Skywalker, usted hace más falta aquí y estoy convencida de que Ahsoka y los maestros son muy capaces- contestó suavemente Barris poniéndose al costado de su maestra -tiene razón maestro, Rex y los muchachos necesitan de tu liderazgo en el campo- dijo la chica poniendo su mano en su hombro intentando reconfortarlo.
El problema es que no tenían un rumbo al cuál ir -Maestra, Anakin necesitaremos de su apoyo para reestablecer un puente entre ellos- agregó el hombre maduro con barba, con esto los adultos asintieron, -¿dónde podemos meditar?- preguntó la joven Tano -siganme por favor- y sin más los Jedi siguieron a la joven Barris.
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Las hermanas de la noche acomodaron una especie de dormitorio para que el joven pudiese reposa; en el interior de su monasterio estaban talladas directamente en la roca de la montaña una serie de habitaciones contiguas en las que las mujeres reposaban, sus números eran reducidos por lo que no habían muchas "habitaciones" libres, por lo que le brindaron la habitación de una de sus infantes.
Los hombres en la cultura de Dathomir tenían un papel meramente reproductivo, las jóvenes cada ciertos años elegían a los que consideraban dignos para continuar el linaje y preservar el clan; solo tenían descendencia una vez y cuando estos nacían eran separados, las niñas permanecían con Madre Talzin y sus hermanas, mientras que los varones eran entregados a los hombres y hasta allí quedaba el asunto.
Antes de ingresar a la habitación que le cedieron pudo ver a la que era la dueña del mismo, una tierna niña de cabellos platinados con una mirada café de asombro; no era para menos, dudaba que hubiera visto a alguien ajeno a Dathomir en su vida, se agachó lentamente hasta quedar en cuclillas frente a la niña -hola pequeña ¿Cómo te llamas?- dijo dulcemente, recordando los días en el templo cuando recibía a decenas de niños -soy Merrin, ¿tu quién eres?- era joven pero no ingenua, la enseñanza con las brujas la volvía ajena a la ingenuidad, pero no a la curiosidad -mi nombre es Sidarth, ten buena noche- se despidió acariciando brevemente su cabeza a fin de no ponerla incómoda, ni tentando a la suerte y provocarla de algún modo, a estás alturas no podía ser confiado -tu también-
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El Sith'ari- Una Historia De Star Wars
FanficLos Jedi creían que llegaría su elejido, pero no eran los únicos, los Sith también profetizaron que un individuo se alzaría de entre los suyos y destruiría a aquellos que hacia miles de generaciones los habían traicionado. Esperaron, en un punto de...