La luz del sol empezaba a asomarse por las ventanas del templo Jedi, despertando a la mayoría de los maestros, padawans y personal del templo; excepto a uno que ya estaba de pie y corriendo por los pasillos del templo; Sidarth llevaba viviendo en aquel colosal edificio desde que lo llevaron hace poco más de 3 años y ese tiempo fue más que suficiente para ganarse el afecto y confianza de todos en el templo... O al menos la mayoría, el maestro Windu aún se reusaba a tener fé de que abandonada la oscuridad. Ahora como cada día desde que tenía un año de edad iba a los cuartos de los maestros y maestras para despertarlos y darles la bienvenida a un nuevo día -buenos días maestro Yoda... Buenos días maestra Shaak Ti... Buenos días maestro Windu...- se escuchaba consecutivamente en las habitaciones del templo provocando una sonrisa en la mayoría de los que escuchaban al niño.
Fue al comedor del templo y se alistó para desayunar con el resto de sus compañeros y maestros y tener energía para realizar su rutina diaria: reunión con el maestro Yoda para practica de meditación, entrenamiento con el sable de luz con el maestro Windu (el más severo de todos sus maestros), pilotaje de caza estelar con el maestro Plo Koon, Kit Fisto le daba entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo y finalmente lectura e investigación por periodos con las maestras Jocasta Nu, Shaak Ti y Luminara Onduli para conocer sobre los millones de razas, lunas y planetas a lo largo y ancho de la galaxia; en síntesis le enseñaban a ser un Jedi todos y cada uno de los maestros en el templo desde el momento en que tuvo uso de razón en el templo. Así eran todos los días de su vida desde hacia años, aunque no se quejaba, siempre había algo nuevo que aprender y nuevos padawans que estaba feliz de recibir con los brazos abiertos y ayudarlos a sentir el templo como su hogar.
Pero un día pasados otros tres años llegó una niña muy chica, a la fecha solo habían llegado niños de 5 años en adelante, ella era la primera de 3 años que llegaba en mucho tiempo según le dijo la maestra Deepa Billaba; se acercó a dónde dijeron que llegaría junto con el maestro Plo Koon -buenos días maestro Plo, ¿Cómo fue su viaje a Shili?- dijo con sus acostumbradas y conocidas sonrisas -me fue bien pequeño, creo que ya tienes una nueva amiga- dijo mientras se incába y tomaba del brazo a una joven togruta que avanzaba temerosa al frente alternando la mirada entre el maestro Kel Dor y el niño de 6 frente a ella, el maestro acarició su mejilla, entonces Sidarth extendió su mano suavemente a la niña, ella sintió más confianza y acercó lentamente su mano al joven con la suya extendida -hola mi nombre es Sidarth, bienvenida al templo Jedi ¿cuál es tu nombre?- la niña se acercó a él poco a poco mientras esbozaba una sonrisa de confianza -Ahsoka, soy Ahsoka Tano-
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El Sith'ari- Una Historia De Star Wars
Hayran KurguLos Jedi creían que llegaría su elejido, pero no eran los únicos, los Sith también profetizaron que un individuo se alzaría de entre los suyos y destruiría a aquellos que hacia miles de generaciones los habían traicionado. Esperaron, en un punto de...