———————
capítulo treinta y uno
el final de todo
———————Si dijera que estaba segura de lo que estaba a punto de hacer estaría mintiendo ferozmente.
Sus manos temblaban, mientras caminaba de un lado a otro por el que había sido su lugar favorito los últimos meses. El silencio de su consultorio le generaba todavía más dudas.
Sabía que tenía que hacerlo rápido porque de otra forma no lo haría jamás.
—Valen, ya estamos listos—dijo la cabeza de Sandra, inclinándose levemente en la puerta para hacerle saber que ya era el momento.
Había pedido una reunión con todo el cuerpo técnico. Su idea era hacerles saber lo que estaba pasando, bueno, no todo obviamente y después irse de una vez por todas.
Finalmente con el tiempo aquello se convertiría en una anécdota que...no le contaría a nadie.Entró en la sala, la misma donde habían hablado con Gonzalo, encontrándose con Marcelo, Matías y Hernán. Los tres estaban sentados esperando que las dos mujeres se les unieran. No sentía ningún tipo de mala onda o esas cosas que la gente decía. Al contrario, se mostraban con ganas de querer saber que era lo que la joven se traía entre manos y por qué tanto misterio.
Pero definitivamente no se esperaban lo que estaba a punto de decir por las sonrisas en sus rostros.
—Bueno, Valen, cuando quieras—le dio la orden el técnico de River.
Ahí, de pie frente a ellos, se sentía demasiado pequeña. Y por qué no, también culpable.
—Quiero que sepan que esta decisión fue muy difícil de tomar...
Su voz salió débil al principio. Se aclaró la garganta mientras miraba los rostros frente a ella, viendo cómo los ceños de ellos se empezaban a fruncir.
—Pero finalmente llegué a la conclusión de que este no es mi lugar y que tengo que irme, así que por lo tanto, les quiero entregar mi renuncia.
La carta ya estaba lista y enviaría el telegrama en cuanto saliera de ahí. Había jugado con ella mientras cada palabra salía de su boca. Se la tendió a Hernán, que era quién estaba más cerca.
¿Qué ese no era su lugar? Era una gran mentira. No había nada en el mundo que la pudiera hacer más feliz que su trabajo. O bueno, casi.—¿Qué?—Biscay fue el primero en hablar—¿Pero a qué viene esto, Valen?
Pudo observar desconcierto en cada uno de los presentes, sobre todo en Sandra. No quería mirarla. Le estaba fallando principalmente a ella, eso lo sabía. Pero no le quedaba otra opción.
—Nada, es algo que quiero yo—se limitó a responder.
—¿Pero pasó algo que te haya hecho tomar está decisión?
Y en ese momento no lo pudo evitar más. Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.
No quería irse, de verdad, no quería hacerlo.Cuando se le presentó la oportunidad de trabajar en un equipo de fútbol nunca hubiera creído que podía llegar a gustarle tanto lo que hacía. Ya no se imaginaba su vida sin eso. Sin ir todos los días al club, sin ver a los chicos...
Pero tampoco podía seguir su vida normal, cómo si Gonzalo nunca hubiera aparecido en ella y fuera simplemente otro de sus pacientes.
—Lo que sea que esté pasando lo podemos arreglar juntos—esa vez fue Sandra la que habló y la forma en que lo dijo le hizo saber que la mujer sabía más de lo que aparentaba. No había sido un comentario al pasar, ni estaba intentado confortarla. Lo decía porque lo sentía.
—Es una decisión tomada—aclaró entonces ella, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano—, perdón.
Fue entonces cuando Marcelo Gallardo habló por primera vez y la chica sintió la presión. Sabía que el no la presionaría pero también pudo ver, por la forma en que la estaba mirando, que de alguna manera se sentía timado por ella. Y lo entendía.
—Si te vas a ir a la mitad de la temporada creo que por lo menos nos merecemos una explicación coherente—dijo, su tono era serio. —. Nosotros y ellos.
Ella negó. No podía enfrentarse a ellos. Si Gallardo y compañía se sentían traicionados, lo que ellos sentirían sería peor.
—Me confundí...me confundí mucho y ya no hay vuelta atrás—dijo—Si pudiera volver el tiempo hay miles de cosas que haría diferentes.
Principalmente no se hubiera puesto en pedo en el cumpleaños de Cami y no habría conocido a Gonzalo de esa forma. No quería forzarlo a ser algo más que amigos pero ella podía conformarse con eso, con simplemente tenerlo a su lado.
Pero ahora ya ni eso tenía.
Ahora él no quería ni mirarla a la cara. Y lo entendía, de verdad. Pero dentro de ella aún persistía el sentimiento de que las cosas podrían haber sido diferentes.
—Pero quiero dejarles claro que disfrute al máximo cada momento que estuve acá, no cambiaría haber llegado a este club y haberlos conocido a ustedes. Está experiencia me hizo crecer como persona y como profesional y les voy a estar eternamente agradecida por darme la oportunidad.
No hubo mucho más que decir. Nadie quería que ella se fuera pero tampoco había algo que se pudiera hacer. La chica se mostró estoica, demostrando que no tomaría un no por respuesta.
Finalmente la despidieron. Las palabras de agradecimiento sobraron en medio de la enorme confusión que rodeaba al cuerpo técnico de River. Salió de la habitación sabiendo que ellos se quedarían hablando, probablemente pensando qué hacer de ahora en adelante.Se dirigió a su consultorio. Esa sería la última vez que estaría allí.
Las lágrimas volvieron a aparecer. Se sentía como Cenicienta cuando se hacían las 12 y veía como el hechizo se rompía. Se había terminado todo.
saluden a valen que se vaaaaa ahre
igual sí
ESTÁS LEYENDO
THE PSYCHOLOGIST | Gonzalo Montiel
FanfictionGonzalo solo quería volver rápido a la concentración. Valentina solo quería conservar su trabajo.