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capítulo veinte
netflix & chill
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En determinado momento de la noche comenzó a preguntarse por el paradero de Valentina. Desde que Nicolás se había acercado a buscarla no la había vuelto a ver. Sin embargo, no se preocupó. El tiempo se pasó rápido mientras se ponía al día con Pala quien le contaba con detalles cómo era su nueva vida en Alemania.

Fue entonces cuando un par de sus compañeros se le unieron. Se preguntó dónde habían estado toda la noche, hasta que la respuesta se presentó ante todos ellos.

Vio como un grupo de mujeres se acercaba, incluso una de ellas se mostraba especialmente cercana a Fabrizio Angilieri. Reconoció a la mayoría cuando se acercaron a saludarlos a Exequiel y a él.

Sus nombres no le eran muy familiares pero sus rostros sí. Se trataba de un grupo de chicas con las que ellos solían salir a veces y, bueno, un par de cosas más. Lo que si le llamó la atención fue ver a Morena allí. Una vieja conocida, Morena Alves.

En cuanto la mirada de él se cruzó con la de ella, la chica no perdió el tiempo en acercarse a él. Le dedicó una de esas sonrisas que hace no mucho tiempo atrás lo volvían loco y él le devolvió la acción. Con una mano la chica acomodó su cabello, quitándolo de su rostro, mientras depositaba un beso en su mejilla.

—Que raro verte después de tanto tiempo—comentó Gonzalo. Intentó no dejar salir de su boca ningún tipo de recriminación, aunque quería hacerlo.

—Sí...—ella se mostró de acuerdo, acercándose para que ambos se pudieran escuchar. El resto de los presentes parecían estar haciendo lo mismo así que no creyó que fuera extraño. —Me separé de Agustín.

Una parte de él debía estar contento con la información que acababa de recibir, al menos el Gonzalo de hacía unos meses atrás lo hubiese estado. Pero hoy no tenía nada para decir de eso.

—¿Posta?—inquirió, mirándola de arriba abajo por primera vez. No sabía si era el alcohol que había ingerido o qué, pero estaba más buena de lo que la recordaba. —¿Qué pasó?

—Queríamos cosas diferentes—le comentó, con una sonrisa. Para ser una mujer en duelo parecía bastante relajada. Él chico asintió sin saber muy bien qué decir a eso.

Continuaron hablando e incluso la chica empezó a recordar todos aquellos momentos compartidos por ambos haciendo que los dos rieran, en su propio mundo apartado del resto. Recordar esas cosas le daba felicidad sí, en el pasado habían estado tanto tiempo juntos que era inevitable todavía sentir algo uno respecto del otro. Hasta que pasó lo que pasó.

Pero al parecer Morena veía las cosas de otro modo.

De un momento a otro sintió como la chica se acercaba a él, puntualmente sus labios a su cuello. Su perfume llenó sus fosas nasales trayendo un millón de recuerdos de vuelta. ¿A quién iba a mentirle?, no pudo evitar excitarse ante tal acción.

Echó un vistazo a su alrededor. A ella parecía no importarle que el resto de sus compañeros (y sus amigas) estaban ahí, a su lado. Y consolidó esa actitud cuando su mano empezó a pasar por su pecho, acariciando su cuerpo. No dijo ninguna palabra, estaba sorprendido. Todavía no podía creer que haya vuelto a verla después de tanto tiempo, mucho menos podía reaccionar ante su toque suave que tanto había extrañado.

—¿No querés que nos vayamos?—le susurró en el oído entonces, dejando su cuello—Como en los viejos tiempos...

Y le dedicó una sonrisita, de esas que antes lo volvían loco. Pero él ya no era el Gonzalo que ella conocía antes. Algo había cambiado.

THE PSYCHOLOGIST | Gonzalo MontielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora