18

3K 137 55
                                    


————————
capítulo dieciocho
la reunión
————————

Gallardo había sido sincero: no tenían mucho que hacer ese día.

La fecha FIFA se aproximaba y eso quería decir que no volverían a verse por al menos tres semanas. No quería utilizar la palabra "vacaciones"... pero todos ellos sabían que eran vacaciones. Cortas, pero finalmente lo eran.

—Aprovechen, muchachos—dijo finalmente el hombre, antes de retirarse y dejarlos a su merced.

El grupo se juntó rápidamente. Ya tenían en mente en qué aprovecharían ese tiempo, incluso aunque el técnico no les hubiera dado permiso.

—¿Alguien habló con el Pity?—inquirió Lucas Pratto, quien se estaba encargando de las preparaciones. Sí, habían pensado en llevar a cabo una fiesta junto a los jugadores que volverían al país en aquellas fechas. Bueno, a Leo, el capitán, le gustaba decir que sería una simple reunión. Pero el resto no estaba de acuerdo.

Tendrían un par de días antes de que aquellos que habían sido citados para jugar los amistosos con sus correspondientes seleccionados tuvieran que partir. Y los iban a aprovechar.

—Yo hablé con él—respondió Juan Fer—. Dijo que viene, obviamente.

Lucas asintió, escribiendo algo en su teléfono. A Gonzalo le causaba gracia, se había comprometido con la reunión (fiesta). De pronto notó cómo posaba su mirada en él. —¿Vos hablaste con Pala?

El defensor asintió. —Sí—aclaró—, también viene.

—Genial—volvió a tipear un par de cosas—. Nico dijo que su hermano también va a poder venir, así que probablemente vengan más personas...

No pudo seguir hablando. Ponzio, que había estado escuchando cada una de las palabras que el delantero pronunciaba, se puso de pie, un poco acalorado. Cortó la oración que estaba diciendo, haciéndose oír entre el barullo que estaban generando.

—Oso, yo entiendo que quieras hacer esto pero...—se tomó un segundo, buscando las palabras correctas—no hagas una cosa muy grande. Solo nosotros y ya está. Después alguien saca una foto y tenemos a Fox Sports hablando de nuestra falta de profesionalidad por una semana entera.

El hombre, visiblemente más alto, lo tranquilizó.

—¿Cuándo hice una locura yo?—inquirió.

De inmediato Leo le retrucó lo acababa de decir pero Enzo se acercó a tiempo de defenderlo, argumentando que "merecían relajarse un poco". Franco Armani, sin querer meterse demasiado, se mostró de acuerdo con el capitán: no era necesario generar que los medios hablaran de ellos por asuntos que no fueran estrictamente deportivos.

Y ahí comenzó la discusión.

Aquellos que estaban a favor de la reunión y otros a favor de la fiesta.

Gonzalo se mantuvo ahí, sin preocuparse demasiado por lo que pasaba, prácticamente riendo con lo que estaba sucediendo. No podía creer que estuvieran discutiendo por eso. A él le daba igual si era reunión o fiesta, le parecía una buena idea encontrarse con los jugadores que le habían dado tanto al club en años interiores.

Incluso sería extraño para él. Antes los veía cómo eso a lo que quería aspirar y hoy era uno de ellos.

Dejó de concentrarse en lo que sucedía frente a sus ojos porque escuchó una voz diferente. Una voz que no pertenecía a ninguno de los jugadores y a la que se estaba acostumbrando cada día más.

Se volteó y la vio allí, detrás, apoyada contra la pared. Tenía puesta su característica bata blanca. Estaba seguro de que cada vez que viera una bata como esa la recordaría a ella. Se estaba concentrando tanto en observarla a ella que no se dio cuenta que estaba acompañada.

THE PSYCHOLOGIST | Gonzalo MontielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora