Mi primer Fanfic publicado.
{El hecho de que lo lean es un gusto para mí, y el que les guste, un logro}.
*Los personajes utilizados no son de mi autoría, son propiedad de HASBRO y TAKARA, etc.* A excepción de mis Oc's.
Prisionera de los Decepticon...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
◎•▣•◎───•°•°•♤•°•°•───◎•▣•◎
«Ahora convivimos con mayor frecuencia que antes, pero a pesar de eso, cada día te siento más lejos de mí. ¿Acaso extraño nuestra confidencia pasada?, cuando nos escapábamos juntos para divertirnos, esas veces que cantamos al unísono los coros de nuestras canciones favoritas; aquellas tardes que retozáramos cual tórtolos hasta el caer del ocaso a orillas del mar cercano a tu hogar, y acabar tendidos en la arena contemplando las constelaciones que tanto adorabas explicarme. Mi simpatía por ti se transformó en un cariño muy profundo, mas era consciente de que tú amabas a otro, y antepuse tu felicidad a la mía negando mis sentimientos hacia ti. Lo único que realmente me atormenta es perderte; ya no solo bajo un riesgo mortal, sino que te aparten de mi vida para siempre. No te despidas de mí con un adiós, quédate a mi lado un poco más, por favor; eres mi mejor amiga, y yo en verdad... te amo.»
◎•▣•◎───•°•°•♤•°•°•───◎•▣•◎
El rediseño delicado y fino que Wheeljack le dio a tu automóvil para adaptarlo como tu cuerpo temporal me asombró bastante. Admito que como femme luces preciosa, el azul te sienta bien; e inclusive tú misma le agregaste a tu casco unos protuberantes cuernos amarillos y unos pequeños accesorios ornamentales de luna que le sentaron de maravilla. Y citando sorpresas, la confesión de Thundercracker fue inesperada. Recuerdo que Brawn, Huffer, Windcharger y Cliffjumper se apenaron muchísimo contigo por haberle disparado al confundir su abrazo con una agresión. Estabas tan enojada que casi parecía que te saldrían chispas o humo de la cabeza... y aún así te veías tan encantadora. Entre más te conozco... más te admiro, y entre más lo noto... más te quiero.
La pasividad de Megatron en este par de semanas, ante el abandono de dos de sus más importantes partidarios, me hace temer lo peor. Deseo protegerte de él, pues en cuanto ese patán descubra que tú eres la responsable del cambio de parecer de Soundwave y de Thundercracker, no dudará en desfogar toda su furia sobre ti. Además, ese es sólo uno de mis dilemas, ya que comienzo a padecer... celos. Soundwave te acapara demasiado, al punto que su presencia me cohíbe en los ratos que creo que tú y yo podríamos conversar, debido a que el señor «súper espía» cae en el mismo torbellino de recelos que yo. Sin embargo, rendirme no es lo mío, y en definitiva rescataré nuestra estrecha amistad.
Afuera de la mansión de la dama, avecinándose el fin del atardecer, ella contempla sus bellos y frondosos jardines floridos, momento de su soledad que es aprovechado por el sagaz Porsche para arribarla.
—Hola, ¿interrumpo? —preguntó disimulado.
—¡Jazz!... —Sonríe—. Claro que no, adelante. Te invitaría a pasar, pero es obvio que no cabremos por la puerta. —Río con dulzura.
—Eso es verdad. —Carcajeó colocando sus manos en su cintura—. Hablando de eso... ¿cómo has sobrellevado tu cambio?
—Al principio fue complicado acostumbrarme a mis nuevas dimensiones, me apreciaba como un bebé gigante que re-aprendía a caminar. También el controlar la fuerza y el peso de mis movimientos me costó unas cuantas magulladuras. No obstante, lo que me ha generado una inmensa fascinación es el proceso de transformarme y el que requiera de un alimento distinto para mi sustento. Es una fortuna que disponga del «Armonizador energético», gracias a mi invento el energon me sabe delicioso —suspiró aliviada—. Aunque, el «dormir» sola un par de días dentro de mi cochera me bastó para convencerme de irme a vivir con Soundwave a nuestro cubil.
—Eso... es bueno. —Desvió sus ópticos—. Soundwave sí que es afortunado.
La femme intuyó de inmediato el malestar de su amigo, ocurriéndosele la idea perfecta para animarlo.
—El tiempo transcurre rápido... por eso uno tiene que disfrutarlo a plenitud —musitó—. Oye, Jazz... Soundwave y yo quedamos en que él vendría por mí hasta el anochecer para darme oportunidad de cuidar mis flores y revisar mi residencia, así que... ¿te gustaría acompañarme a la playa? —sugirió penosa—. Ya sabes, para alegrarnos mutuamente, como solíamos hacerlo.
—¿Eh?... ¿enserio?... digo, yo... por supuesto, ¿por qué no? —Volvió a carcajearse, pero nervioso.
—¡Genial!, entonces, una carrera. —Se convirtió a su modo alterno arrancando sus motores—. El que llegue en segundo lugar cantará en voz alta una canción ridícula.
—¡¿Qué?!... ¡Tramposa!... —Sonrió transformándose en auto, persiguiéndola.
Dirigiéndose a su destino soñado, la spark del mech rebosó de dicha, y ambos gozaron en grande platicando, bromeando y bailando, mientras escuchaban su música favorita una vez más.
