Mi primer Fanfic publicado.
{El hecho de que lo lean es un gusto para mí, y el que les guste, un logro}.
*Los personajes utilizados no son de mi autoría, son propiedad de HASBRO y TAKARA, etc.* A excepción de mis Oc's.
Prisionera de los Decepticon...
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«Recuerdo el primer momento que me fue asignada tu custodia, me refunfuñaste porque tenías hambre... Luego, cuando se te proporcionaron los medios para tu aseo e higiene personal, en contra de tu voluntad, presencié cómo te despojabas de tus prendas quedando completamente desnuda ante mis ópticos, y con tus pómulos tornándose casi tan rojos como mi visor, me gritaste... pervertido. Eras una pequeña carga en mis obligaciones cotidianas, pero después de verte en peligro de morir ahogada, algo dentro mío, más allá de mi deber, movió mi cuerpo en tu rescate; a partir de ahí, día a día, tu forma de mirarme fue cambiando; aquellos desprecios tuyos se convirtieron en cálidos saludos, y tu imagen invadió mi procesador, tus insistentes atenciones y detalles hacia mí ofuscaron mis circuitos, a tal punto que ya no sólo te vigilaba por los mandatos de mi causa, sino porque yo en verdad anhelaba contemplarte... Cada uno de tus gestos, haber leído tus pensamientos, saberte tan solitaria como yo, sacudió lo más secreto y profundo de mi propio ser; por eso en la ocasión que acariciaste mis botones sin mi permiso, me estremecí, y acabé regañándote; pero no porque estuviera enfadado contigo, por el contrario, tus toqueteos me gustaron demasiado, y eso me asustó. Sin percatarme de ello, como una silenciosa espía, entraste en mi spark para no salir jamás, y desde entonces, tú y yo hemos pasado por tantas cosas, buenas y malas, invaluables por igual, las cuales no han hecho más que reafirmar mi inmenso deseo de permanecer a tu lado hasta que mi chispa se extinga, porque yo... te amo.»
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Ni yo sé el cómo me enamoré de tu belleza humana, y aunque ahora tu esencia habita ese nuevo cuerpo semejante al mío en estructura y material, es tu personalidad lo que más me fascina de ti. Posees un carácter indómito, fuerte, calculador y decidido; pero que aun así no pierde su brío benévolo, optimista y cariñoso. Y sumado a eso, tu melodiosa voz, junto a esa seductora manera de sonreír tan tuya, me dominan y enloquecen. Me declaro tu esclavo, un iluso adicto a tu compañía, a tus cuidados y a tus besos. Por eso me invaden los celos cuando «ellos», tus desvividos pretendientes, te buscan, arremolinándose a tu alrededor como abejas a la miel... mas, en el fondo, los comprendo; y tolero su presencia.
Sin embargo... ciñéndose sobre mi placidez cual sombra mortal, en mis mutismos de abstracción cavilo mis mayores miedos. Y entre ellos destacan las posibles represalias por parte de mi antiguo amo... Megatron. Miles de años a su leal servicio como su tercer oficial al mando de los Decepticons me heredaron un vasto conocimiento de sus ambiciones, sus ansias de poder, sus hábiles modus operandi; y sí, no me avergüenzo de mi insignia, o por lo menos, no de su objetivo original por el que fue creada; pero los rencores y la destrucción que acarreó la guerra mancharon esos ideales de justicia y libertad, disipándose en una burda mentira de conquista y tiranía. Me cegué en la oscuridad de la obediencia y la monotonía del fracaso... hasta que tú iluminaste mis errados pasos con la luz de tu noble corazón.
Obseso en sus pensamientos, centrado en el reflejo de la luna menguante sobre las olas del mar, el Ex-Decepticon ignoró que alguien se le acercaba por su flanco derecho.
—¿Hola?, tierra contactando a Soundy...
—¿Eh?... —Reaccionó agitando su cabeza.
—Te noto muy distraído, gatito. —Los ópticos de la femme se afligieron tras colocarse delante del mech—. ¿Estás preocupado?
—Negativo...
—Mmmm... —Su mueca delataba cierta vacilación y bajó su rostro, reflexiva.
Retrocediendo un par de pasos, se giró; dirigiéndose a los oleajes para sumergirse en ellos hasta la altura de sus rodillas. Una vez ahí, vislumbró en las aguas su movediza silueta como si de un espejo se tratara, escapándosele un lamento melancólico. Aquel ademán fue percibido por el cerúleo, quien acudió a consolarla.
—¿Qué te sucede?
—Me preguntaba qué será de mí una vez que vuelva a mi cuerpo humano —suspiró—. Más aún, me come la incertidumbre de si en verdad querré hacerlo.
Dedicándole una mirada temblorosa, palpó la máscara de su amado, despojándolo de la pieza para guardarla en la cabina del mismo.
—Soundwave... ¿Seguirás amándome sin importar lo que sea que yo escoja?
—De carne o de acero, diminuta o de mi estatura, te amaré hasta la muerte —aseveró—. Te amo a ti por quien eres, y no por lo que eres... mi querida Amaris.
Culminado su soflama, emitió su característico gutureo similar a un «ronroneo» acariciando la mejilla de la femme con su izquierda, y tomándola de la cintura con su diestra, Soundwave le plantó un beso suave y lento; uno que poco a poco se desenvolvería en múltiples contactos más férvidos. Pronto los mimos de la pareja subieron de tono, quizás imitando la sublevación de la marea por efecto de las facetas lunares, o por mero impulso erótico; y entregados a su pasión, los amantes se fundieron en uno solo, ocultándose entre las inmensas rocas del rompeolas contiguo.
Saciada su fogosidad, acurrucados en la arena, ambos admiraron la gloriosa cúpula astral que se explayaba más allá del planeta, en la infinidad del cosmos.
—Si permanezco así, ¿con qué designación me nombrarías? —preguntó curiosa.
—Revolucionaste mi mundo con tu luz esperanzadora, pero... —meditó unos minutos—. Por enamorarte de mí, creo que eres una... —Tentó uno de los colgantes del casco de su cortejada—. Lunática.
—¡Ja, ja!, muy gracioso, gatito. Aunque, sí... es perfecto. Soy una lunática. —Sonrió—. Tu lunática.
—Entonces, a partir de hoy, también serás conocida como... Lunatic Hope, ama y señora de mi spark. —Entrelazando sus dedos con los de ella, prosiguió—. Y como tal... te suplico... que seas mía... —titubeó inquieto—. Mi preciosa Amaris, mi Lunatic Hope... ¿Me concederías tu mano por el resto de nuestras vidas?
—¡Espera!... ¡¿Qué?! —exclamó pasmada—. Es... es una propuesta de... ¿matrimonio?
—Afirmativo... —suspiró todavía más nervioso—. ¿Aceptarías ser mi Conjux?
Su ofrecimiento no fue respondido en el acto por palabras, sino por una gran sacudida de eventos simultáneos, iniciados por un eufórico grito de la femme que fue secundado por una lluvia de besos y abrazos, consumándose al fin en un resumido, pero entusiasta, sí.
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Canción:CAN'T TAKE MY EYES OFF YOU cover de Craymer.