Capítulo 26: «Recursos prácticos: técnicas para identificar Sustitutos»

645 100 13
                                    

El viaje de regreso a la Coldthistle House fue muy lento y silencioso. George Brenner no protestó cuando Jimin me propuso en silencio que viajara en su carruaje. Sabía que era porque había sido atacado por el doctor en el viaje anterior, pero también sabía que lo hacía porque quería que estuviera allí. Quería consuelo. Y vaya, Dios que se lo merecía.

Estaba agradecida de que no hubiera querido hablar en ningún momento, porque ¿qué era lo que uno se suponía que tenía que decirle a un joven muchacho que recién acababa de ver a su madre en un estado completamente de pesadilla?

Era impensable. Devastador. Mi corazón dolía por él. Dolía de una forma que me había dejado completamente confundido. ¿Esto era lo que se sentía tener un amigo de verdad?

¿Preocuparse tanto por la felicidad y bienestar de la otra persona? Claro que no tenía la fuerza como para hablar sobre nuestra huida luego de ver esa impactante imagen... Ese sueño parecía de nuevo distante, oculto detrás de pesadas cortinas negras que no se podían atravesar de ninguna manera.

Aun así, algo tenía que hacer. Nunca había estado rodeado de tanta muerte desde que había llegado a la Coldthistle House.

El viaje ya estaba a punto de terminar cuando Jimin separó su rostro de la ventana. Había estado con la frente presionada contra el duro vidrio durante todo el recorrido por lo que, al separarla, su piel dejó una mancha sobre la ventana empañada. Lentamente volteó hacia mí, con una expresión de completo dolor, y una sonrisa que no servía para otra cosa más que para hacer de sostén a todo el dolor que pudiera caer sobre él.

Empujó algo sobre el asiento hacia mi lado, un objeto pequeño y brillante con unas hojas grabadas en su mango.

Una cuchara. La que me había regalado la última vez la dejé en la piel del doctor Tully.

— Creí que sería un regalo divertido— me dice con una voz suave— la robé de El Cuervo Timador. Pero luego me sentí muy mal por haberla robado y les dejé algunas monedas sobre la mesa. Creí que me sentiría mal por bastante tiempo, pero no es nada más que un pequeño objeto. Solo un estúpido objeto.

— Veo que tienes una predilección por regalar cucharas y no es estúpido. En mi vida, lo que no me robaba me lo vendían o negociaba de alguna forma, cualquier regalo es un buen regalo para mí— George Brenner nos observaba con atención, pero ya no me importaba, su opinión era irrelevante. El mundo fuera del carruaje era irrelevante, porque esta persona que se había vuelto mi amigo, sin que yo se lo pidiera, estaba sufriendo— gracias de nuevo, Jimin. Creo que es perfecta, lamento haber perdido la otra. Creo que, cuando el carruaje se volcó, debió salir volando. Y, por cierto, creo que cualquier lugar llamado El Cuervo Timador debería esperar que les roben algunas cosas.

Esbozó una muy leve sonrisa y bajó la cabeza, colocándola de nuevo contra la ventana. Frente a nosotros, George Brenner nos miraba fijo. O, más bien, me miraba amenazante debajo de sus cejas repletas de consternación, apenas parpadeando o moviéndose, solo comunicándonos su desagrado en silencio.

— ¿Por qué estabas en la casa?— me pregunta, Jimin aparentemente estaba inmerso en sus propios asuntos.

Eso sí podía hacerlo. Era mucho más fácil poner una máscara sobre mi rostro y responder tranquilo, que lidiar con la tristeza de Jimin.

— Lo seguimos a usted.

— Todo fue tu maldita idea, ¿no es así?— me responde furioso, peinando su cabello como un caballo enfadado— mala influencia. Lo sabía. Puedo distinguir a una persona presumida como tú desde un kilómetro de distancia.

— Tío— dice Jimin suavemente, vacilante, levantándose como si hubiera estado durmiendo profundo.

— Aléjate de mi sobrino o haré que te despidan— amenaza, sonriendo con superioridad.

Mansión de las Furias (Adaptación) (En Edición) | KookV/KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora