Capítulo 13: Mi amiga imaginaria

1K 134 5
                                    

**Antes que nada solo quiero decir que reproduzcan esa canción atmosférica, creanme que me ayudó mucho a relajarme al leer esto y adentrarme.**

Mi mente era un desastre, me sentía más confundido que en las clases de matemáticas en Pitney, las daba Sor Joanna, ella era más amable que el resto de las monjas del colegio, mi clase favorita era la de música. A Hoseok le fascinaba la de baile, claro que no eran bailes, por así decirlo, pero hicimos una obra. Había baile, me encargue de la música con otros estudiantes y Hoseok bailó, fue de las pocas veces que me sentí totalmente a gusto en Pitney. Siempre he esperado que Hoseok, donde sea que esté, se encuentre bailando como le gustaba hacerlo.

Me di cuenta de que estaba divagando, pero eso era lo que sucede antes de entrar en un sueño profundo, y eso era lo que pasaba, me sumergí en mis propios pensamientos que los estaba viendo como si fueran reales.

Nunca había comenzado a soñar tan rápido como esa vez.

Soñé con mi hogar natal, Waterford, era un lugar mágico lleno de castillos, ruinas, leyendas. Había lugares dignos de príncipes o princesas, lugares en los que yo, solamente, en mis sueños pude tener, a los que nunca aspiré.

En mí sueño, era de noche.

Se podía observar la luna brillando como el mismo sol, solo que más hermosa. Mi casa era una simple choza, alejada de la particular belleza irlandesa.

Podía oír el ruido que hacía el río, y observar los botes, con personas remando y la brisa nocturna en mi nariz. Era un niño otra vez.

Llevaba puesto un overol y una camisa con largas mangas, era blanca y mi madre la había hecho para mí. En la noche, mi cabello parecía más azul, pero la luz de la luna lo volvía brillante, como la luz, una luz celestial.

En una mano llevaba una muñeca, algo rudimentaria pero la amaba, mi mamá la había hecho para mí, la loca señora que todo el mundo hablaba e insultaba.

Y en otra mano llevaba un palo, lo había encontrado mientras jugaba, con ella combatía a los piratas.

Y ahí la vi.

Maggie, mi amiga imaginaria, la había olvidado con el pasar de los años, como todo niño.

Yo la tuve antes de que mi madre muriera.

Necesitaba a alguien quien estuviese conmigo en los momentos más difíciles y no me juzgara. En mi memoria, se parecía a mamá, esbelta, un poco alta y hermosa.

Pero, en mi sueño, se veía cómo Mary y ahora que lo pienso, siempre fue igual a ella.

La nostalgia de extrañar a mamá me hace recordarla como ella, pero su rostro lo recordaba muy parecido a Mary.

Su cabello era tan sucio como el mío, tenía restos de mugre en el rostro y paja.

Sin embargo seguía siendo muy bonita.

Las espadas chocaron, ella me estaba enfrentando, comenzamos a correr en los alrededores de la casa. Mamá nos llamaba para que entráramos, era muy de noche y, como cualquier niño que se está divirtiendo, fingimos no oír nada.

Éramos imparables.

En una ocasión bajé la espada con fuerza y golpeé su muñeca, y Maggie empezó a llorar y decidí acercarme y pedir disculpas una y otra vez.

Perdón Mary, lo siento, eres mi única amiga.

Ella dejó de llorar y comenzó a reír.

Desde ese momento fuimos mejores amigos.

Incluso el día que mi padre nos dejó, dispuesto a olvidarnos y tener otra familia, yo decidí olvidarlo también.

Recuerdo su última pelea, de lo poco que conservo de él.

— ¡La pequeña bestia no es mía!— gritaba él.

— ¡Tiene tus ojos Malachi Ditton, tu fuiste quien le engendró!— mamá estaba al borde del llanto, ese día su cordura empezó a salirse, cual vino en un barril agujereado.

— ¡No tiene mis ojos bruja! ¡Tiene los ojos del infierno! y ese cabello... ¡Le besó Satanás, él es la bestia de siete cabezas y diez cuernos que proviene de los mares! ¡Tú, zorra maldita, engendraste un demonio!

Ambos sabían qué yo estaba escondido, junto a Maggie, atrás de la despensa pero no pareció importarles en lo absoluto. Mary, no Maggie, quien fuera, me abrazaba fuerte y me cubría los oídos, mientras una sola lágrima hacía un pequeño camino hacia abajo de sus ojos.

Estaba borracho, pero algo de lo que dijo lo sentí como una verdad absoluta.

Ojos del infierno, además de mi cabello, mis ojos fueron otro atractivo de mi persona, eran más negros de lo usual, casi como los del señor Jeon.

Agradezco tener a mi amiga en esa ocasión, pero nada duraba para siempre en mi vida, sobre todo cuando era algo tan bueno. Un día ella se marchó del pueblo, y se adentró en el bosque, hacia la parte de la caleta a la cual mamá siempre dijo que no nos metiéramos. Yo la seguí. Lo demás no lo recuerdo bien, pero mi sueño lo compensa y añade cosas que no imaginaría en la vida real.

Mamá decía que Hadas y Demonios habitaban el bosque. Seguí a Maggie a una colina, ella estaba sentada en una roca, luego de que corriera a jugar a los piratas.

Maggie observaba un pequeño arroyo, levanté una piedra y la arrojé riendo.

— ¿Crees que haya un espíritu del agua dentro?

El sueño ya no se veía divertido, Maggie estaba ahí triste, movió la cabeza de lado a lado en señal de negación.

— ¿Y si es la casa de alguien?

Era ridículo, no podría haber más cosas que ranas y peces ahí dentro.

Lancé otra piedra, esta vez no hizo sonido al caer al agua.

Algo la había atrapado.

Una mano salió del agua y tomó a Maggie de la pierna derecha. En ese momento mi corazón se detuvo, la sangre pasaba por mi cuerpo muy caliente, pero el resto se quedó inmóvil.

Maggie estaba llorando, la sujeté de las manos cuando reaccioné.

— Has perturbado la tranquilidad del bosque, ahora la llevaré de regreso— escuche una voz en mi cabeza, no sabía de dónde venía, era escalofriante, profunda.

Maggie me miró una última vez, con lágrimas en sus ojos.

— No llores Taehyung, estoy regresando a casa.

En ese instante ella desapareció, como todo pensamiento de felicidad en mi vida.

Mi cara sollozante se quedó reflejada en el agua. Ya no había nada.

Nada.

Mansión de las Furias (Adaptación) (En Edición) | KookV/KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora