Capítulo 6: La habitación 13

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Observo a Mary detenerse, su cuerpo se congela, como si toda función se hubiese detenido cuando mencioné Habitación 13. Me quedo en silencio por un momento, luego insisto.

— ¿Mary te sucede algo?— pregunto preocupado, mientras veo que retoma su quehacer.

Se da la vuelta con una enorme sonrisa en la cara y finge demencia.

— Lo siento Taehyung— dice, mientras seca los platos y los pone en los gabinetes— me distraje por un momento, ¿me haces un favor y terminas de secar la vajilla porfavor? Tengo que ir a descansar un poco. He estado trabajando desde la mañana y me siento exhausta, en verdad— dejó la franela en la mesa y se dirige a las escaleras, la sigo.

— Pero no contestaste la pregunta Mary— insisto, mientras subo la escalera detrás de ella.

— Taehyung, debes secar esos platos, la señora Haylam se enfadará si no los encuentra como se deben— dice, mientras se dirige al pasillo de las habitaciones.

La suya es de las ultimas. La habitación trece queda a dos puertas de su habitación, definitivamente sabe algo que no quiere que sepa.

— ¡Mary, por favor!— la sigo hasta su habitación, ella se da la vuelta y cierra la puerta en mi cara.

— ¡Demonios!— digo, molesto, mientras regreso a la cocina y encuentro a Poppy mordiendo una manzana verde sentada en un taburete.

— ¿Dónde está Mary?— pregunta la pequeña niña mientras muerde la crujiente manzana.

— Se fue a su habitación, pequeña— respondo, acercándome a quitar la humedad de la porcelana de los platos con la franela. Volteo para observar a la niña, mientras escucho al perro entrar por la puerta, sus pisadas en seco encima de la madera, lento probablemente por la vejez.

— Prometió que íbamos ir a jugar con Bartolomé— dice observando al viejo canino que se recuesta debajo del taburete en el que ella está sentada.

Pienso por un momento, Poppy es una niña, doce o trece años quizás, sería fácil sacar un poco de información de su boca, la observo de reojo.

— Fue mi culpa, creo que la incomodé con una pregunta— digo, mientras me dirige la mirada.

— ¿Le preguntaste sobre la habitación trece?— ¡Rayos! Me descubrió, debo ser muy obvio. Poppy se levanta del taburete.

— Como lo supiste?— observo, confundido, a la pequeña pelirroja.

— Soy una niña, no una estúpida— me responde de forma insolente. Me pregunto si le caeré mal o simplemente es así de grosera.

— Creo que tienes un buen punto, pero eres demasiado grosera— digo mientras le saco la lengua (sí, la madurez no es algo propio de mí, pero sí lo es pelear con niños pequeños, recuerdo la vez que en Pitney pelee con un niño de ocho años por un trozo de pan, me dio una paliza), ella parece reírse, al menos tal vez le agrade más.

— Te diré lo que sé, si me acompañas a jugar afuera con Bartolomé— trata de negociar. Pero qué sabandija más chantajista resultó ser esta brujita cabellos naranja.

— Bien, pero debes ayudarme a secar la vajilla— la volteo a ver con una ceja alzada mientras ella se ríe y se acerca a mí.

—Trato— Toma otra franela y me ayuda a secar.

(...)

Bartolomé parece ser la cosa más inútil del planeta.

Luego de Hoseok, claro. El chico tenía quince años y me pedía atar sus cordones, recuerdo que siempre que lo hacía me daba palmaditas en la cabeza, felicitándome por mi trabajo, comienzo a creer que creía que era su mascota.

Mansión de las Furias (Adaptación) (En Edición) | KookV/KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora