Capítulo 17

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-Vamos, no me digas que has olvidado como caminar. -se burló Fargan.

Habían pasado dos semanas desde que despertaste, y ya estabas muchísimo mejor. Esas semanas habían sido un autentico infierno, todas las noches tenías pesadillas y te despertabas con un dolor horrible. Los días no eran mucho mejor, no podías moverte casi nada y tenían que ayudarte para todo. La parte buena era que te habías recuperado a una velocidad considerable. Hoy por fin te habían dejado salir un rato a caminar fuera de la consulta.

-Cállate, tú no eres el que ha pasado dos semanas como un vegetal. -respondiste intentando ponerte de pie.

Llevabas un rato sentada al borde de la camilla, no te atrevías a dar el primer paso. Fargan te cogió de la mano y te levanto, estuviste a punto de perder el equilibrio, pero él te agarró de la cintura, pegando tu cuerpo al suyo. Sonreíste, llena de adrenalina.

-Venga, ahora no puedes caerte. -susurro en tu oído.

Un escalofrío te recorrió el cuerpo al notar sus labios tan cerca de tu cuello. Querías que los acercara más, hasta besar tu piel. "¡Que mierda pasa contigo ______! Es un AMIGOO" pensaste alejando esos pensamientos de ti. Lo separaste lentamente, mientras tu corazón gritaba enloquecido que volvieras a sus brazos. Lo ignoraste por completo, centrándote en no caerte. Fargan entendió que necesitabas espacio y se aparto un poco, lo suficiente para que pudieras moverte libremente, pero cerca por si te tropezabas. En cuanto se alejó pudiste volver a pensar con claridad, por lo que te concentraste en dar un paso al frente. Te maravillo la soltura con la que caminaste, apenas notabas dolor. Miraste a Fargan con una sonrisa en tu rostro, él te levanto en pulgar, devolviéndote la sonrisa. Confiada, cada vez caminabas más rápido.

-Cuidado bae, no estas totalmente lista. Te va a venir todo el dolor de golpe como no descanses. -te advirtió Fargan, preocupado al verte corretear por la consulta.

-¡Pero si estoy perfectamente!.-gritaste pegando un saltito.

Justo cuando tocaste el suelo, todo el dolor que tu cuerpo calló mientras estabas caminando, se hizo presente. Te quedaste paralizada, intentando asimilarlo. Fargan corrió hacia ti, tenía una idea de lo que había pasado por lo que te agarró de los brazos, sujetándote para que no te desmayaras. Con su ayuda te sentaste en la camilla, resoplando por el sufrimiento de tus venas. El castaño al ver que ya pasó el peligro esbozó una sonrisa.

-¡No, no lo digas!. -lo interrumpiste al ver que abría la boca.

El "te lo dije" quedó en sus labios, evitando herir tu orgullo. De lo que no te libraste fue de su mirada contenida de "te avise y como eres muy orgullosa no me hiciste caso. Tenía razón." Bajaste la mirada, habías sido muy imprudente al confiarte. Él te subió la barbilla "Vuélvelo a intentar, bae" te dijo levantándose. Lo imitaste, apoyándote en su hombro. Diste un paso, alejándote de la camilla, y Fargan aprovechó y te abrazó por atrás, sosteniéndote la cadera.

-Es para que no te caigas. -proclamó con una sonrisa traviesa.

Tu corazón volvió a latir aceleradamente, y esta vez no por el dolor...

(...)

-Tiene que ser hoy, puede que lo perdamos.

-Pero aun tienes gas en tu cuerpo, bae. ¿Qué pasa si lo encontramos? Te conozco lo suficiente como para saber que no te vas a quedar en las sombras observando.

Suspiraste, aburrida. Hacía una semana que te había dado de alta en el hospital, ya te sentías como nueva. Entendías la preocupación de Fargan, pero te parecía innecesaria, estabas bien. Además, esa joya no te dejaba dormir por las noches, la necesitabas conseguir cuanto antes.

Secuestrada/Karmaland y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora