-¿Hiciste lo que te pedí?
-No.
-Te dije que no quería fallos. ¿Sabes lo que significa eso?
-Me distes muy poco tiempo.-dijo con miedo en su voz.
-Te di el tiempo justo. No es culpa mía que seas un inútil.-Dijiste enfadada. Se suponía que tenía que robar una joya del banco, no era tan difícil.
-Dame un día más. Te la conseguiré sin falta.-suplico.
-Más te vale. Te quiero aquí a la misma hora de siempre. Si no ya sabes qué consecuencias traerá que vengas con las manos vacías.-advertiste.
Asintió con la cabeza y salió de la sala. Te recostaste en el sillón, esa guarida se había convertido en un lugar conocido para ti. Llevabas meses trabajando con la hermandad, bueno, ellos trabajaban para ti.
Recordaste cuando empezó todo, tú eras una policía legal. Que buenos tiempos, ahora estabas más corrupta que Lolito. Lo peor es que no tenías ningún remordimiento, eses sentimientos habían desaparecido hacía tiempo. Antes te desvivías por los demás pero eso había cambiado, solo importabas tú.
-¿______, vienes a ver la peli?-dijo Fargan desde la puerta.
-Voy.-respondiste mientras lo seguías hasta el sofá.
Bueno, quizás ellos te importaran un poco. Pero no más de lo que estabas dispuesta a admitir. Te tumbaste en el sofá, colocando los pies sobre el regazo de Fargan. Rubius, que estaba al otro lado, pulso un botón y la peli comenzó. Todos allí formabais una familia, aunque no lo quisieras admitir te gustaba sentirte parte de ellos. Él único cabo suelto era Willy, a él aun le faltaba ganarse tú confianza y por eso lo tratabas así. Con las personas que querías eras un cielo pero con tus enemigos o desconocidos eras una tormenta.
No recordabas bien en qué momento pasaste de estar todo el rato con tus amigos a pasar el mayor tiempo posible en la Hermandad. Pero no le dabas importancia, en la guarida te sentías protegida y poderosa. Todos allí te respetaban, y por eso poco a poco te habías separado de tus otros amigos.
-¡_____ no mires eso!-dijo Rubius interrumpiendo tus pensamientos. Lo decía en broma y por eso le prestaste más atención.
-Rubius, c*bron. ¡Qué asco!-gritaste apartando la mirada. En la peli se veía como degollaban a un hombre.
-¡Pero si yo te dije que no miraras! Aún encima que te lo digo con toda mi buena intención.-dijo riéndose.- ¿Y desde cuando te da asco ver sangre? Ayer no decías eso cuando le cort...
-Ya ya.-le interrumpiste.
Cuando matabais a gente tú te sentías bien, poderosa. Pero luego te arrepentías y prometías no volver a hacerlo. Pero siempre incumplías esa promesa. No te gustaba hablar de ello, no estabas orgullosa. Pero ver en los ojos de tu víctima la súplica que no llegó a pronunciar, te llenaba tanto...
-Podemos cambiar de película, no me gusta.-dijiste al ver que seguían degollando gente.
-Vamos bae, si está muy divertida.-dijo Fargan abrazándote.
Enterraste la cabeza en su pecho, para no ver la película. No te gustaba ver tanta sangre, y también eso de no querer ver era una excusa para abrazarte a Fargan. Relajada y entre sus brazos te quedaste dormida. Unas horas después te despertaste en tu habitación, eran sobre las dos de la mañana. Te frotaste los ojos, desvelándote. Ahora probablemente no te ibas a volver a dormir, soltaste una maldición. Te levantaste, dispuesta a hacer algo productivo. Recorriste la guarida en busca de algo para divertirte un rato, pasaste por la habitación de Fargan. Este estaba tiernamente dormido, las sábanas de la cama estaban tiradas en el suelo y él estaba retorcido sobre ellas. Soltaste una risita, siempre se revolvía mucho por las noches. Proseguiste tu camino hasta la sala principal, dejando atrás las habitaciones.
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Secuestrada/Karmaland y tú
Misterio / SuspensoLas personas que llevas buscando por meses te secuestran. Sufrirás y lucharas por salir de allí. ¿Servirá de algo todo el dolor?¿Lograras escapar?. Créditos de la imagen a la/el autor/a