Habían pasado ya tres días desde la separación entre Leo y Donovan. Alan y Donovan llevaban esos días sin ir a la escuela, los mismos días en los que Leo no le importaban las clases a las que simplemente hacía presencia mas no interés, nada le importaba como ver a Donovan, no estaba en los ánimos y obviamente Íker lo notaba, él sabía que, si esto continuaba, Leo se pondría peor.Íker quería ayudar a su hermano, pero no había nada que pudiera hacer, sólo esperar a que todo mejorara. Mínimamente trataba de darle ánimos; o al menos eso intentaba.
Siendo el momento del receso, Leo llevó consigo su inmenso cansancio por el no poder dormir los últimos días, la preocupación por su pequeño no lo dejaba en paz, así que se decidió ir a las escaleras de la parte trasera del gimnasio, esperando el poder recuperar algo de fuerzas para terminar otro día sin su niño.
Y allí se encontraba, recostado en las escaleras, agradecido de que no se transitaba por ese lugar, hasta que escuchó abrirse la puerta del paso a donde se encontraba.
Í: Sólo han sido tres días.
L: Los mismos en los que no hemos tenido comunicación-respondió con desgano-
Íker estaba cansado de ver a su hermano así, se atrevería a decir que no era como para que se pusiera así, pero, era de Leo de quien hablaban, además de Donovan. Solamente se limitó a sentarse junto su dolido hermano.
Í: Sí. Yo tampoco he podido hablar con alguno de los dos. Pero...deben estar bien.
Ahora Íker también se sentía mal, aunque no lo quisiera aceptar, ese niño le hacía falta, incluso Alan, ahora podía comprender un poco más a Leo. Éste, no era en este momento el mejor conversador como solía serlo, prefería quedarse recostado dándole le espalda a su intento de apoyo.
L: También quiero creer eso.
Nunca terminó de agradarme el padre de Alan, pero no hay nada que pueda hacer.
Í: Claro que lo hay.
L: No Íker, simplemente ya no hay nada. Todo se acabó.
Í: Claro que no. Podem...
L: ¡¿Acaso no lo entiendes?! ¡Ni siquiera sabemos si volverán a esta escuela! -interrumpió explotando y levantándose-
Í: Sé que es así, pero no puedes culparte a ti o los demás por ello. Tal vez las cosas ya no sean como antes, pero eso no importa, Alan se encargará.
Leo se limitó a sentarse, intentando calmarse. Los últimos días habían sido difíciles.
L: Perdón. No he estado en las mejores condiciones últimamente.
Íker lo apegó más a él y le dijo reconfortantemente:
Í: Tranquilo. Ya verás que podrás estar otra vez junto a él.
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Por otro lado, Alan se encontraba terminando de acomodar sus cosas en su nueva habitación, en la casa de su padre. Tomándose unos segundos para ver el resultado de la habitación que tanto había querido, simple y únicamente para él. Aunque seguía pensando si podría quedarse en ella solo, siempre la había compartido con Donovan, era él quien le permitía dormir tranquilo; pero todo eso ya no era igual.Mientras que, con Donovan, ya se encontraba descansando, no era para nada fácil el cargar hasta su habitación las cajas que le correspondían, en especial a él. No terminaba de comprender por qué tenía que haber pasado todo esto, pero no había nada que pudiese hacer, ya no tenía a sus padres ni a Leo, mentiría si negara el extrañar el trato infantil de éste.
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Todo estará bien mi pequeño
RandomLeo, un estudiante de la preparatoria, quien lleva una gran relación de amistad con el hermano menor de su mejor amigo Alan, se hace cargo del menor en un nuevo estilo de vida. Leo consigue por fin encontrar su razón de seguir adelante y dejar atrás...