Capítulo 37: Nivieas Y Los Lobos De La Montaña

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Zane

—Escucha con mucha atención — le reprendí— Te compró un una caja de arena para que hagas tus necesidades ahí ¡Ah! Pero tú decides hacer del dos justamente cuando Nathan está en la bañera, totalmente desnudo, y pidiéndome que entre para que hablemos —dije eso un poco rojo —¿Entiendes que ya no habrán más croquetas para ti durante un tiempo, verdad?

Robin solo maulló y se fue de la cocina, hacia la oficina

Suspiré con mis muñecas pegadas a mi cintura. Volví a trabajar

Huevos fritos para Nathan, cereal para papá, huevos revueltos para Cassidy y un omelet para mi. Mientras buscaba la sal, descubrí el tarro de ese chocolate que Nathan había comido con mi padre y con Cassidy

Miré a mi alrededor, tomé el tarro, lo abrí y unté su contenido en un pedazo de pan

Estaba tan rico

Me encantaban las cosas dulces, fue la principal razón por la que aprendí a cocinar. Siempre admiré los deliciosos pasteles desde fuera de las tiendas, nunca tenía dinero para comprar ni un solo bombón. Así que aprendí yo solo con los libros de cocina que mi madre tenía en los estantes de la oficina

Según papá, mamá era... No era demasiado buena en la cocina, pero comenzó a aprender a hacer de todo antes de que yo naciera. Ella decía que iba a hacerme todos mis pasteles de cumpleaños

Al final, solo logró hacer uno

Tomé la taza de café y el sabor amargo hizo contraste con el dulce. Arrugué la cara y dejé la taza a un lado. Solo tomaba café para tener energía más rápido o cuando me ponía nervioso. Últimamente estaba tomando mucho... Debería dejarlo

Coloqué los platos en la mesa, junto al jugo de naranja, la miel de maple y, ¿Por qué no? La Nutella

Justo para escuchar a mi papá salir de la oficina

—¡Zane! ¡Te juró que, la próxima vez que esta cosa peluda y fea entré a mi oficina, me la comeré! —sentenció entrando a la cocina

Mi padre, con sus ojos oscuros y  su cabello con puntas blancas aún mojadas, tomó al minino de la grasa de cuello y lo puso frente a mí

—¿Sabes? Te dejaré hacerlo si no se porta bien — esta vez, Robin sí pareció entender y se sacudió del agarré del hombre lobo. Mi papá me miró perplejo y dejó al gato ir

—¿Qué te hizo el gato, Zane? —preguntó cruzando sus brazos y mirándome curioso y con una sonrisa

Dejé la leche en la mesa

—Interrumpió...

—¿Qué cosa?

—Estaba con Nathan y...

—¿Ya se arreglaron?

—Si... Iba a... Él estaba en la bañera y dijo... No iba... Pero el gato maulló como loco... — recordar la situación me hizo ponerme rojo

Elías soltó una carcajada y revolvió mi cabello

—¡Pensé que la pubertad no te había pegado y mírate! —me guiñó un ojo — Ya espías a tu pareja en el baño

—¡No lo espíe! ¡Él me pidió entrar para conversar...! ¡Entrar al baño, no a la bañera! ¡La habitación...! No el baño... —de repente me sentí confundió ¿Nathan quería que yo entrará a la bañera? ¡Jamás! O tal vez si... Y yo perdí la oportunidad... Una vez me contó de baños colectivos japoneses donde todos iban desnudos... ¿No sería igual?

Me volveré loco

Papá solo rió más fuerte

—Cariño, no le des tantas vueltas, tendrás tú oportunidad ¡No te estréses o te saldrán más arrugas que tú abuela! —me advirtió. Le hice una mueca y él solo volvió a revolver mi cabello

B' Shert (LGBT +18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora