cap. 17

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Valeria camina agarrando a su hermana de la mano por las calles. Su madre llevo a un hombre estando borracha a la casa y no quieren ver lo que va a pasar allí adentro. Piensa en donde podrían quedarse, pero no sabe la dirección de algún otro familiar que el de su madre y su padre. Después de media hora caminando, tratando de encontrar alguna casa conocida de algún familiar deciden sentarse en la banqueta.

- ¿Por qué no vamos y buscamos a papá? - pregunto Melanie

-porque hoy no le toca la custodia, no se que tipo de consecuencias podría tener si mamá se entera

- ¿Qué me dices de un hotel?

-si claro, no se verá nada sospechoso una niña y una adolescente sin un adulto pidan una habitación donde dormir- dijo Valeria de manera sarcástica

-bueno, ¿y ahora que hacemos?

-tenemos que pensar... ¿los abuelos todavía viven en la ciudad?

-supongo que si

-bien

Valeria saco su teléfono del bolso y llamo a sus abuelos. Rogo que contestaran con todas sus fuerzas. No quería quedarse ahí, ¿Qué pasaría con su hermana?, después de 3 tonos, le contesto la abuela:

-hola mi niña, ¿Qué paso?

-hola abuela, ¿nos podrías hospedar en tu casa por favor?

- ¿le pediste permiso a tu madre?

-no esta en condiciones de responder nada con coherencia, además, tiene compañía

Se escucho un suspiro al otro lado de la línea, Valeria rezo para que eso no afectara su decisión.

-esta bien, pueden venir, te digo la dirección

-gracias

Melanie tomo de la mano a su hermana y caminaron juntos a la dirección que les había dicho la abuela. Unos veinte minutos después estaban paradas en frente de la puerta. Tocaron el timbre y esperaron a que sus abuelos la recibieran. La abuela de Valeria, Marta, parecía tener unos 65 años, era delgada y tenía el cabello castaño. Con una sonrisa las invito a pasar y cerró la puerta detrás de ellas.

- ¿Cómo están?

-más o menos abuela

De una habitación salió un hombre alto de cabello cano, tenía 68 años, usaba lentes y tenia una cicatriz pequeña arriba de su ceja derecha, era nadie mas y nada menos que Ricardo, el abuelo de las niñas en su entrada.

-hola, chicas- les dijo el Ricardo sonriendo

-hola abuelo- Melanie corrió a abrazarlo fuerte

- ¿ustedes que tal están?

-de maravilla, ¿Dónde está su madre?

-en la casa, esta algo ocupada

El abuelo hizo una mueca de desagrado. No le gustaba que su hija descuidara a sus nietas, y menos que se emborrache cada vez que pueda.

-es muy tarde, ¿quieren cenar antes de dormir? - pregunto la abuela

-si por favor, tenemos demasiada hambre- dijo Melanie quien se volvió a cercar a su hermana

-muy bien, vengan conmigo, Valeria, ¿me ayudas a preparar la cena

-claro

Cuando entraron a la cocina la abuela cerró la puerta detrás de ella y mientras sacaba los ingredientes para la cena, le pregunto a Valeria.

- ¿Qué está pasando esta vez?

-mamá esta borracha y llevo a un hombre a la casa

-tiene que ser una broma

-si fuera una broma, no hubiera salido con prisa con mi hermana

Marta la miro con lastima, su nieta siempre hizo lo posible para que su hermana y ella no salieran lastimadas por culpa del alcoholismo de su madre. Ella no debería vivir ese tipo de situaciones, ella debería tener un hogar en el que sienta segura, no que tenga que huir de la casa con su hermana menor a altas horas de la noche.

Lástima que su padre no haya ganado la custodia, conoce muy bien a quien fue su yerno, es un hombre de bien. Él es ingeniero industrial, nunca ha cometido un delito en toda su vida y tiene un corazón muy grande. Cuando sucedió el divorcio, su prioridad eran las niñas, no solo trato de que no la pasaran mal, peleo por la custodia, pero su hija jugo sucio y llego tarde a una reunión para decidir la custodia. Cuando se decidió que el solo las cuidaría el fin de semana, no le quedo mas de otra que aceptar, porque si peleaba con su ex esposa, ella iba a lograr tener la custodia completa.

Después empezaron los problemas con el alcohol. Las niñas se lo contaron a su padre. Pero el no pudo hacer nada, cada que iba a hablar con su ex mujer ella armaba un drama y decía que las niñas estaban contra ella. "yo nunca he tomado en mi vida" decía ella "es un cuento inventado por ellas para quedarse contigo". Nunca le creyó, les dijo a las niñas que fueran fuertes, que pensaría en una solución. Ha pasado tiempo desde entonces y no tienen idea de qué hacer con ella.

-abuela, ¿me pasas el pan?

Eso devolvió a Marta a su realidad. Se lo dio y mientras preparaba la sardina y las verduras. Poco después ya tenían su cena lista. Era pan tostado con sardina. Lo llevaron a la mesa y comieron tranquilos, algo que le cayo bien a las dos niñas. Cuando terminaron de cenar, Melanie se ofreció lavar los trastos mientras que los abuelos buscaban ropa para las niñas. Valeria se sentó en la sala y saco su teléfono para matar el tiempo mientras ve redes sociales.

Los abuelos bajaron las escaleras y les enseñaron a sus nietas los pijamas viejos de ellas que guardaron. Las guiaron a la habitación de huéspedes y una vez estando dormidas, la abuela fue con su esposo a hablar con él en su habitación.

- ¿Qué te dijo Valeria?

Marta le platico todo a su esposo. El estaba furioso ¿Cuándo aprendería su hija a cuidar a sus nietas?, después de discutir el tema, decidieron que ellos las llevarían a la escuela y hablaría con su hija por la a mañana. Ya se les ocurriría una excusa para su visita. Y con un pesar se fueron a dormir. Por primera vez, Valeria durmió bien esa noche.

Dolores del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora