cap. 4

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 Es una tarde de sol y un chico camina nervioso entre las personas, no le gusta estar muy rodeado, por eso se dirige al parque. Es su lugar favorito desde que tiene uso de memoria, tal vez sea porque es donde hay menos gente. Cuando se encuentra solo se quita la mochila de la espalda y cierra los ojos un momento. Solo son él y el silencio.


Cuando abre los ojos se topa con una pareja de viejitos en una banca en frente de él. Sonríe y después de analizar el paisaje se da cuenta que es un paisaje bastante hermoso con ellos dos en él. Siente ganas de tomarles una fotografía , pero no sabe si le darán permiso para hacer eso. Así que se acerca con discreción hacia ellos y escribe algo en un pedacito de papel. Le toca el hombro a la señora a su lado.


-disculpe


-¿si, joven?-pregunta la señora


A la vista de él tenía 65 años, era delgada y no tenía ni una sola cana en el pelo, pero le delataba el rostro que le marcaba la edad.


-se le cayó esto


-Ou, gracias jovencito


Pero de repente la abuela se quedó sorprendida. Tal vez sea porque ella no tenía ningún papel. Lo abre con cuidado y sonríe para sí. Le toca el hombro a su esposo y le muestra la notita del adolescente:


"Hola, perdón por interrumpir su tarde, pero... ¿puedo tomarles una foto?"
El chico espera ansioso su respuesta cuando los abuelitos se voltea hacia el chico:


-¿Cómo te llamas?-pregunto el señor


-Mateo señor, es un placer


-el placer es mío muchachito


-¿Qué debemos hacer?- pregunto la señora


-bueno, les mostrare


De su mochila saco un triplie y lo coloco a unos metros de distancia de ellos y se descolgó la cámara del cuello:


-lo único que tienen que hacer es ponerse en una pose que les parezca linda, si quieren no miren a la cámara, pero si la quieren ver esta bien, solo posen y les mostrare el resultado final.


Los dos abuelitos se miran extrañados , pero se terminan encogiendo de hombros, después de debatirlo ella le da un beso en el cayeté a su esposo mientras el sonríe feliz.


-vale, la foto se tomará en tres, dos, uno...


Lo siguiente que se escucho fue el sonido de la cámara tomando la foto. Después de revisarla sonríe y luego se acerca a los señores para mostrarles la foto. Ambos habían quedado sorprendidos, era la mejor foto que habían visto en años. No se lo podían creer.

-esto es fabuloso muchacho, ¿cómo lo hiciste?-pregunto el señor

-bueno... he estado practicando desde hace un año o dos, pero no creo que se tan buena como usted dice

-¿es broma? ¡pero si es perfecta!- dijo la señora maravillada

-gracias, ¿desean conservarla?

-¿pero como jovencito?

Mateo se inclina para sacar de mochila una impresora portátil demasiado pequeña y después de un rato la foto salió impresa:

-aquí tienen

-wow, haces muy buenos trabajos jovencito- dijo la abuelita

-gracias... bueno... que tengan linda tarde

Y llevándose todo lo suyo camina hacia la salida del parque. Tomar fotografías siempre ha sido su pasión, le ayuda a relajarse, en especial después de un día muy difícil.

Tratando de no hacer demasiado ruido, abre la puerta y se encuentra con sus padres, se veían muy preocupados. Cuando vieron a su hijo cruzar la puerta salieron corriendo hacia el:

-¡¿dónde estabas?!- pregunto su madre

-en el parque

-¡¿estás bien?!-pregunto su padre

-sí, estoy bien

-¿no pasó nada? ¿no te sentiste observado? ¿no te mareaste?

-no mamá, además, no había nadie, todo estuvo bien

-menos mal, te íbamos a preguntar si íbamos contigo- dijo su padre

-no gracias, miren, entiendo su preocupación, pero a veces necesito un descanso,  necesito imaginar por unos minutos que no tengo ansiedad social

Sus padres se observaron dudativos. Su hijo fue diagnosticado con ansiedad social desde hace 5 años y desde entonces siempre están neuróticos con eso. Saben que no deben sobreprotegerlo. Suspiran y su madre le toca el hombro a su hijo con delicadeza:

- tienes razón, lo sentimos, anda ve a ponerte pijama que ya voy a servir de cenar

Mateo obedeció y se fue a su habitación. Cuando entro se encontró a su hermano mirando las fotografías en la pared:

-¿qué haces aquí?- pregunto Mateo

-estoy viendo tus fotografías

-¿es enserio?

Chris era su hermano mayor por tres años. Él siempre lo apoyo en todo momento, incluso en sus tiempos más oscuros. Aunque a veces le tenía envidia. Él era más atlético, tiene los ojos cafés, claro que hipnotiza a la gran mayoría de las chicas de la escuela, era muy inteligente y es muy, muy sociable, si los conocieran dirían que no son hermanos, pues no se parecen mucho. Pero, de todas maneras, se llevan muy bien.

-sí, lo haces bien, pero me imagino que ya lo sabes

-todavía estoy aprendiendo, ahora... ¿puedes irte por favor?

-mmm... no quiero

-¿por favor?- insistió Mateo entre dientes

-no

-anda, que tengo que vestirme

-vale, está bien, ya me voy

Mientras su hermano se iba dejo la cámara en su mesita de noche y se recostó en la cama. Sabía que no podía ocultar su condición por mucho tiempo, en algún momento alguien descubriría su "situación" como lo llama el.

Cuando el día finalmente termino. Al irse al dormir se imaginó lo que para él es el sueño de vida, una persona que lo entendiera, que no lo juzgara aun sabiendo lo que tiene. Durmió con esa idea, lo que no sabía era que la encontraría, y no de la manera en la que él se lo esperaba.

Dolores del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora