One-Shots

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Hetero  ✔️
Yuri  ❌
Yaoi ❌
Otro ❌
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🖤 RECUERDOS DEL AYER ☪

Querida 🖤..

Los recuerdos de tu sonrisa, en mi mente aparecen, solo tu linda y cálida voz hace que te ame cada día más, siempre te he amado, aunque ahora estemos separados.

☪ Tu eterno Amado

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La brisa de las mañanas jugaba con tus hermosa cabellera amarilla, tu linda risa era el hermoso canto que me hacía sonreír cada vez más.

Perdidos en el hermoso prado cercano a nuestras casas, pasábamos las horas hasta que la noche comenzaba a posarse en aquella montaña.

—¡Nos veremos mañana Sushi!— las despedidas eran comunes todos los días, pero en el corazón del chico siempre se oprimía en esos momentos, aunque era solo su amiga el no quería separarse.

—Kuro-chan, te veo mañana— un asentimiento por parte de la rubia se mostró para poder entrar a su casa.

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Los días eran normales y sin saberlo el tiempo volaba sin tener compasión de detenerse una vez que comenzó.

—Entonces te gusta el chico nuevo, ¿cómo lo conociste? — aunque sabía que esa pregunta lo podrían herir, no le importó.

—Lo conocí mientras me dirigía al pueblo para vender la cosecha de la semana— mencionó la rubia mientras miraba aquel girasol que sus manos sujetaban —comenzamos a platicar, se portó como un caballero, hasta por un momento creí en los cuentos de hadas donde la chica pobre conoce a su príncipe ¿no crees que sería lindo? — sin dejar de ver aquel girasol sonreía y pensaba en el chico de aquella vez

—Sería lindo que tuvieras un final feliz— fue la única frase que puso mencionar mientras observaba triste a otra dirección, quería estar solo ahora —Kuro-chan me tengo que ir, mucha suerte con el chico— subió a su bicicleta dejando a aquella chica sola en el prado, quien solo lo miraba de manera de confusión.

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Al paso de los días ninguno de los dos se habían vuelto a ver, seguía enojado, no con ella, no el chico nuevo, si no consigo mismo, apesar de todos sus intentos de querer confesarse a ella nunca tuvo el valor para hacerlo, se odiaba.

—¡¿Porque eres un imbecil Amatsuki?!  Te odio te odio— repetía cada vez más fuerte, mientras golpeaba la pared con su puño, uno, dos, tres golpes había logrado hacer crear algunas grietas,  su puño comenzaba a tener algunas marcas rojas, en el cuarto golpe se detuvo, la puerta de la habitación se abrió, era su padre, no podría creerlo.

—¿Tu hiciste esto?— esa voz demandante y autoritaria sólo provocó un asentimiento por el muchacho —¿TU HICISTE ESTO? — volvió a preguntar con un tono más fuerte.

—Si señor, lo lamento señor— mirando como su padre se retiraba cerrando la puerta se acostó en su cama observando el techo, pensando si podría tener un futuro con su mejor amiga.