𝐷𝑜𝑢𝑏𝑙𝑒 𝑙𝑜𝑣𝑒

十七

—¡Mikasa! ¡Hace mucho que no llamabas!

—Madre —su voz sonaba decaída—, quiero hablar contigo

—¿Qué sucede? —averiguó con su característico tono maternal.

Mikasa se arrinconó más al sofá y cubrió todo su cuerpo con una cobija. Le contó como se sentía al respecto con todo. Prefirió omitir la confesión de Levi. Su madre solía exagerar en ese aspecto e, indirectamente, podría presionarla a darle pronta respuesta al joven.

Quería pensarlo bien,  tal como el mismo Levi había dicho.

—Mika, si sientes que es demasiado para ti...

—No quiero renunciar, mamá —interrumpió, suavemente—. Sin embargo, me siento algo... Cansada.

—No me refería a eso, querida —calmó—. Trataba de decir que te tomaras un tiempo.

—¿Tiempo?

—Sí. Tu mente necesita relajarse y estando allá puede que tu estrés aumente. ¿Te gustaría volver unos días?

Mikasa sorbó su nariz con un pañuelo y dirigió su mirada al techo.

—¿Y la universidad?

—Nada que una excusa médica no solucione. Espera un momento, te pasaré a papá.

Mikasa dibujó una sonrisa ladina al escuchar el "Cariño, acércate rápido". Extrañaba mucho a su familia.

—¡Hey! Pero si es mi bebé, Mika-Mika.

—Hola, papá —saludó, de un mejor humor.

~♥︎~

—¿Levi?

El chico apartó la vista de su computadora y giró al sentir toques tímidos sobre su hombro.

—Oh, vómitos locos.

Sasha realizó un mohín dejando caer sus brazos pesadamente. No podía creer que aún no superara ese suceso de antaño.

—¿Qué se te ofrece? —preguntó, removiendo sus auriculares—. Estoy algo ocupado.

—¿Tu tesis, verdad? —él asintió—. No te quito mucho tiempo, simplemente quería preguntarte si has visto a Liam por alguna parte.

—Creo que lo vi en la biblioteca —comentó, haciendo memoria.

Rodó sus ojos al recordar el momento que trató de saludarlo y su hermano hizo caso omiso. Aunque, le pareció curioso verlo tan agitado.

—Gracias —musitó sonriente—. Puede que él sepa dónde se encuentre Mikasa. Nos vemos.

—Espera, ¿A qué te refieres? —la detuvo.
Todos sus sentidos se habian activado— ¿Dónde está Mikasa?

—¿No lo sabes? —negó—. No ha venido a la universidad desde hace varios días y no contesta mis llamadas. Estoy algo preocupada.

—¿No has ido a casa?

—Fue lo primero que hice y las luces se encontran apagadas. Le pregunté a tu madre, pero no tiene conocimiento de nada al respecto.

Mocosa tonta, ¿por qué siempre desapareces sin decirle nada a nadie?

Acto seguido, Levi se levantó rápidamente de su asiento, guardó sus cosas y tomó su mochila.

—Gracias por el dato, Sasha.

La joven alzó sus cejas, sorprendida, al notar su actitud.

—Yo... ¿De nada? —murmuró, observando cómo se alejaba cada vez más—. Que raro, me llamó por mi nombre.