𝐷𝑜𝑢𝑏𝑙𝑒 𝑙𝑜𝑣𝑒 [𝐸𝑛 𝐸𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛]

九

Las competencias deportivas se acercaban cada vez más. Solamente faltaban ocho días para su inicio.

Todos los estudiantes de la llamada U.P se preparaban para el torneo y los distintos encuentros. Liam y Sasha pasaron de entrenar sólo los viernes, a hacerlo todos los días después de sus clases. Mikasa los acompañaba antes de que comenzara su turno en el trabajo. En algunas ocasiones, les llevaba sándwiches o bebidas durante sus descansos.

Ese día, se despidió antes. Tenía que prestarle sus apuntes a uno de sus compañeros, el cual se los había pedido la semana pasada. Según le comentó el día anterior, se encontraría en las canchas de tenis, ya que su mejor amigo hacía parte del equipo.

Ya allí, miraba de un lado a otro, tratando de encontrarlo, fallando en el proceso.

—Que perdida de tiempo —musitó hastiada, sacando su celular del bolsillo trasero de su pantalón para llamarlo.

—¡Vamos, Ackerman! ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Rápido, rápido!

"¿Acker...man?"

Bloqueando el celular, se encaminó curiosa a la estruendosa voz que, por su volumen, no parecía estar muy lejos.

Y efectivamente, no se equivocó.

Sus ojos se expanden ante la sorpresa de ver a Levi ahí, sudando y corriendo de un lado a otro, junto a un alto hombre quien parecía ser su entrenador y el culpable del escandalo.

Liam una vez le contó que Levi practicaba tenis. Desde el inicio, sus habilidades fueron tan sobresalientes que no duraron en otorgarle el puesto de capitán.

Escondida detrás de las gradas, Mikasa observaba su manera de jugar. Era bueno, demasiado bueno. Su velocidad parecía algo surreal y sus movimientos eran tan exactos al igual que sus golpes con la raqueta.

—¡Ackerman! ¿Qué demonios te sucede? Estás demasiado lento.

¿Lento? Entonces... ¿Eso quiere decir que es mucho más veloz?

Su expresión cambió de la sorpresa a la confusión al reparar como, disimuladamente, Levi acariciaba su muñeca. Sus cejas se encontraban elevadas por, lo que debía ser, el dolor. Su mano estaba roja e hinchada.

—Se acabó el descanso, ¡en posición!

Resopló, apretó sus ojos y salió de su escondite con un rápido trote. No era muy consciente del porqué de su arrebato, pero algo sabía y era que no se arrepentiría.

—¡Disculpe...! —exclamó, sujetándose de la red que separaba al publico de la cancha. El entrenador giró su vista hacia ella—. El maestro Hukings requiere de manera urgente a Levi Ackerman en su oficina.

—¿Ackerman? —pronunció extrañado. Levi parecía igual de desorientado que él— ¿Por qué...?

—Dijo que era importante —interrumpió—. No sé el porqué,  simplemente cumplo con lo que me pidieron.

A regañadientes, el entrenador Shadis le permitió irse. Levi, sin queja alguna, asintió y tomó sus cosas. Mikasa notó la mueca llena de incomodidad que se dibujó en su rostro al agarrar su bolso.

—¿Es demasiado urgente? —preguntó, mientras se aproximaban a los pasillos—. Todos saben que a esta hora estoy ocupado entrenando.

—Lo que dije no era cierto.

—¡¿Qué?!

—Sólo... Sígueme.

Su destino final fue la enfermería. Luego de discutir un rato frente a la puerta debido a que Levi se rehusaba a entrar, Mikasa con un fuerte tirón en el brazo, lo obligó a ingresar. Levi rechistó por lo bajo. Esa chica era muy fuerte.