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¿Cuándo comenzaron a mirarse, así, con desafío?

Y sobre todo, ¿por qué había tanta gente viéndolos?

Ni Mikasa, ni Levi, lo sabían.

Usualmente, cuando se encontraban en el gimnasio, se ignoraban. A veces se dedicaban una que otra mirada esquiva, pero nada más.

Lo mismo ocurría en la universidad.

Desde aquel día que coincidieron en el gimnasio, también comenzaron a hacerlo en la universidad, en la biblioteca, en los pasillos, el campus mismo...

El convencerse a sí misma que no lo vería allí, no funcionó.

Sin embargo, ese día en el gimnasio, surgió una competencia que ninguno de los dos planeó. Ambos estaban frente a los sacos de boxeo, concentrados en su tarea. Mikasa en ocasiones lo observaba por el rabillo de su ojo izquierdo y notó que los golpes que propiciaba, eran demasiado suaves para alguien con una contextura como la suya.

Rio en sus adentros y aumentó la fuerza de sus golpes. Levi pocos minutos después, comprendió su propósito: Hacerlo creer que ella era más fuerte que él.

Esta niña...

Luego de lanzar un bufido, su fuerza acrecentó.

Mikasa se percató de ello y siguió su juego, incrementando la fuerza.

Y así fue como todo empezó.

Personas curiosas se acercaban para observar tal imprevisto evento. Incluso, algunos apostaron por quien sería la persona que se cansaría primero. Ninguno de los dos se dio cuenta del bullicio que formaron.

No hasta que escucharon un fuerte silbato.

—Ya es hora que se detengan ustedes dos —el rostro de Annie era más serio de lo usual—. Miren el desastre que hicieron.

Después de repasarse el uno al otro, confundidos, bajaron la vista.

Oh —murmuraron ambos.

Habían roto los sacos, llenando el piso de arena.

—Sí, "oh" —Annie suspiró cansina—. Ya es el segundo en menos de un mes, Levi.

Mikasa giró su vista al recién nombrado, sorprendida.

—Lo sé —bufó.

—Y Mikasa... —pronunció cruzándose de brazos junto a una ligera sonrisa—. Buen gancho, deberíamos entrenar algún día juntas.

Mikasa devolvió el gesto.

Con una mueca en su rostro, Levi trató de ignorar el hecho de que a la chica que estaba a su lado no le habían llamado la atención.

Después de unos estiramientos y de unos minutos en la caminadora, no fue de sorprender que volvieran a competir. Esta vez, por quien era más rápido.

Cerrando el casillero con fuerza, Levi terminó de acomodar su camiseta.

Mocosa —recitaba una y otra vez. 

Había encontrado otra cosa que no le agradaba de esa chica; ella hacía que se dejara llevar por estupideces. ¿Una competencia de quien es más fuerte? ¿Una carrera para ver quién era más rápido? Él nunca imagino hacer cosas como esas. Lo que le molestaba aún más, es que era algo que hacía inconscientemente. No le gustaba que esa niña creyera que era mejor que él.

¿Hasta dónde había llegado su rivalidad con ella?

Pasaron de una disputa en un café, a destruir sacos en un gimnasio. ¿Era su destino hacer desastres cuando estaban cerca el uno del otro?

𝐷𝑜𝑢𝑏𝑙𝑒 𝑙𝑜𝑣𝑒 [𝐸𝑛 𝐸𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora