十四

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Mikasa sintió los rayos del sol sobre su rostro aproximadamente a las diez de la mañana. Estiró su cuerpo para luego refregar sus ojos, con el fin de eliminar la sensación de letargo que todavía la agobiaba. No podía recordar la ultima vez que durmió más de tres horas y pensar que todo fue, en mayor parte, gracias a Levi.

Levi.

Recuerdos de la noche anterior llegan a su mente. Sus ojos se ensanchan, al mismo tiempo que sus manos cubrían su boca, producto de la impresión:

Levi la había traído hasta su habitación, sobre su espalda.

Sus mejillas se sonrojaron al caer en cuenta de ese contacto físico tan intimo.

—Él se ofreció —murmuró—. No debo sentirme así.

Se levantó de la cama para encaminarse a la sala mientras se autoconvencía que todo sucedió por las insistencias del muchacho. Sacó su celular del gran bolso que utilizó y que el dueño de sus pensamientos, le arrebato para traerlo por su cuenta. Ingresó a la aplicación de mensajería y encarnó la ceja en lo que ingresaba al chat de Levi. No pudo evitar soltar leves risas al leer los primeros mensajes en los que la señalaba de ladrona y fugitiva, como de igual forma, no pudo hacer nada ante el latir de su corazón con los mensajes que decían que Bobby la extrañaba y que el juego en solitario, simplemente, no era lo mismo sin su persona.

Levi:

«¿Estás bien?»

Siendo sincera consigo misma, no, no estaba bien. Los últimos días se la pasó recriminándose por lo ingenua e inmadura que había sido últimamente. Afrontar la realidad cuando esta te viene de golpe, no era fácil. Mucho menos cuando la daba por pan comido gracias a la alta idealización que tenía.

Tres fuertes golpes provienentes de la puerta fueron suficientes para hacerla gruñir en voz baja. No podía decir que era temprano, pero tampoco era lo suficientemente tarde como para una visita.

—Buenos días.

—¿Levi? -un ladrido llamó su atención —¡Oh! Hola, Bobby.

El cachorro se deshizo del agarre de su dueño y saltó a sus brazos, donde lo recibió con suaves caricias. Levi chistó ante la acción.

—¿Sucede algo? —preguntó, volviendo su atención al mayor.

Él simplemente levantó su mano izquierda señalando una correa.

—Paseemos a Bobby.

Parece más una orden que una propuesta.

—¿Pasear? ¿Ahora?

Levi asintió y volvió a tomar a Bobby en brazos. Tuvo que usar un poco de esfuerzo debido a que el canino no quería alejarse de ella.

—Dúchate, te esperaremos aquí.

Mikasa asintió con dejes de confusión en el rostro, girándose para cumplir lo que le había dicho. Mientras terminaba de remover el jabón de su cuerpo, cayó en cuenta que Levi la había visto de la peor manera... Dos veces... Seguidas.

Inconscientemente, dibujó un pequeño puchero. Probablemente él pensara que no era una chica bonita.

¿Y eso... A mí que rayos me importa?

El día estaba fresco, aunque con dejes de humedad. Recogió su cabello en una coleta alta, se colocó un short negro con una blusa rosa pálido y tenis del mismo color. A pesar de dormir bien, las ojeras se notaban, así que se aplicó un poco de corrector y polvo. Tuvo el impulso de tomar alguna fruta de su refrigerador, pero no quería poner en evidencia su vacío estómago.

𝐷𝑜𝑢𝑏𝑙𝑒 𝑙𝑜𝑣𝑒 [𝐸𝑛 𝐸𝑑𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora