CAPÍTULO CINCO
LOS BESOS NO SON SIEMPRE BESOS
Esa misma tarde comenzó la visita de Mikan y Ume por el festival, ambas con gran emoción. Mientras la más grande revoloteaba de un lado para otro, la menor (Ume) permanecía al lado de sus dos compañeros de clase (Natsume y Ruka). Su primera parada fue, ni más ni menos, la sección tecnológica, ya que Mikan habían implorado para poder ir a ver a su mejor amiga.
Cansado de los gritos de la castaña, Natsume compró comida que hace gaznar a quién la comía para lograr que cerrara el pico. Como era esperable, Mikan se molestó, pero eso no amargó su entusiasmo. Aunque estar atada a Natsume, como si fuera un perro, si logró apaciguarla. Ruka la miraba apenado, aunque lo prefería antes que ver a su amigo de mal humor. Ume, por otro lado, conversaba tranquilamente con ambos chicos.
— ¿Es cierto qué nunca cambian los eventos? Alguien me comentó que siempre son los mismos juegos y un vez visto el festival ya no vale la pena regresar. ¿Qué opináis?
— No lo creo. — negó Ruka — Siempre hay algún cambio. El año pasado la rama diferente no hizo nada y miraros ahora.
— Verdad... ¿Y qué hace vuestra rama? Oí algo sobre una obra de teatro.
— Sí... —comentó con cierta vergüenza. No quería hablar de eso — La rama física actuará mañana.
— ¿Podré venir a verte? — la ilusión de Ume terminó cuando Ruka negó avergonzado — ¿No quieres que venga? — Sus rostro se había apagado y miraba a su compañero con cara de cachorrito mojado. Ume tenía una cosa muy clara: si Ruka le prohibía ir, no iría. Fuera de poder considerarse un deseo, la chica respetaba todas las decisiones del rubio. Así había sido desde que se habían conocido.
— No es eso... — comentó aún más nervioso — No es que no quiero que vengas... Es que...
— Te prometo estarme callada. No diré nada. Venga... — la expresión de suplica se convirtió rápidamente en una sonrisa —A todos nos va bien un poco de suerte en las actuaciones. Como era... Ya lo recuerdo: ¡mucha mierda!
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Gakuen Alice: El último deseo
FanfictionUme es una chica cargada de misterios. Apareció enfrente de la puerta sin nadie a su alrededor, aunque no fue la única. Una ingenua y alegre castaña llegó justo a la par. Aquel pequeño hecho, estaba a punto de desencadenar grandes consecuencias, aun...