Ume es una chica cargada de misterios. Apareció enfrente de la puerta sin nadie a su alrededor, aunque no fue la única. Una ingenua y alegre castaña llegó justo a la par. Aquel pequeño hecho, estaba a punto de desencadenar grandes consecuencias, aun...
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CAPÍTULO DIECISEIS
DE NUEVO, NAVIDAD
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Tres meses habían pasado desde aquel trágico dia. Los alumnos trataban mutuamente de levantarse los ánimos, pero era innevitable recordar a Mikan. Saber que se encontraba cautiva en algun lugar de la academia, no era algo fácil de asumir. Cualquier mención a su amiga, implicaba que los ánimos recayeran.
Ume, en cambio, se esfrozaba a diario para sacarles alguna sonrisa y animaba a sus amigos a participar en toda clase de eventos como la preparación de Navidad. Ume sabía que lo último que Mikan querría es que detuvieran sus vidas por ella. Si Mikan estuviera con ellos, haría lo imposible para romper con la rutina. Así había sido desde el primer día, cuando ambas se encontraron en la puerta metálica.
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Ume
De nuevo, me encontraba encima de Pío colocando los diferentes adornos en el árbol acompañada de Ruka. No sabía si ese pequeño momento se volvería tradición, pero deseaba que así fuera. Adornar un árbol siempre me había parecido algo insignificante, pero desde que llegué a la Academia, comenzaba a valorar estos pequeños momentos de calma. Me gustaba admirar como, lentamente, el abeto se iba llenando de colores como un hermoso cuadro que esperaba ser coloreado.
A medida que agarrábamos los adornos, Ruka y yo intercambiamos pequeñas sonrisas mientras conversábamos de temas triviales. A lo lejos, podía divisar a varios compañeros. Ver como todos trabajaban codo con codo para celebrar la Navidad era algo mágico. Más si podía contemplar la sonrisa de mis compañeros. Me alegraba ver que habían logrado olvidar sus problemas, al menos por un momento. Mikan era un tema un tanto tabú. Solo con nombrarla o recordarla, los rostros de todos se ensombrecían. Su ausencia era demasiado notoria, pero sabía que ella iba a estar bien. Era muy fuerte. Siempre lo había sido. Aunque a veces, hasta yo dudaba...
─ ¿Ume estás bien? ─ la voz de Ruka me regresó a la realidad ─ Llevas un rato observando la bola...
─ Solo estaba pensando en que regalo comprar para Navidad. ─ le sonreí.
─ Fuimos a comprar los regalos juntos, ¿recuerdas? ¿Estás bien?
─ Me conoces demasiado. ─ la nostalgia me volvió a invadir. Solía pasarme a menudo, pero siempre trataba de esconderla ─ Estaba pensando en Mikan. Sé que es fuerte, pero no puedo evitar pensar que las cosas serían mucho más sencillas si ella estuviese aquí. Mikan tiene el don de alumbrar una sala entera con su sonrisa. Cuando ella está, parece que no existe la tristeza. Pero ahora... No sé que hacer para proteger todas las sonrisas que ella devolvió. ─ a medida que iba soltando todas mis preocupaciones, el dolor regresaba con mayor fuerza ─ Recuerdo cuando la conocí. Siempre termina en situaciones peligrosas por ser demasiado crédula. ¡¿Por qué tiene qué ser así?! Cuando la conocí también estuvieron a punto de secuestrarla. ¿Sabes la de veces que he deseado que dejara de ser tan confiada? Pero es imposible...
