Cuatro

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Cuando JungKook llegó a su casa ese día, estaba tan feliz que contagió a toda su familia.

Había mantenido los chocolates entre sus brazos, escondidos en su abrigo. Cuando esa tarde estuvo en su cuarto, sobre su cama y con la mochila a su lado, metió uno de los dulces a su boca.

Casi no comía chocolates, y estos merecieron totalmente la pena. Se derritieron en su boca mientras dejaban la nuez sobre su lengua.

Contento, abrió su mochila sólo para encontrar una rosa. Una rosa roja. Una linda flor con una etiqueta pegada. JungKook se quedó quieto, mierda, ni siquiera respiró. Incluso consideró tirar la mochila por la ventana por la ansiedad.

Temblando, tomó la flor y la observó.

—JungKook. —Su hermana entró a su habitación.

JungKook apretó la flor por impulso y se la llevó al pecho, dejando que su rostro mostrara lo exaltado que estaba.

—Por favor, toca —dijo, abriendo sus ojos oscuros más de lo que ya estaban. 

Su hermana se le quedó viendo, dejando que una sonrisa traviesa cruzara sus labios rosados y delgados. Sus pequeñas cejas subieron repetidamente de forma sugerente.

—¿Qué es lo que tienes ahí, hermanito?

Para su hermana, era muy fácil manejar el sentimiento de que te regalen cosas... todos los días, pero para JungKook, que tan sólo alguien le haya dado una flor y unos chocolates, era motivo de ansiedad, nervios e inseguridad... y felicidad.

—U-Una flor —susurró, pero después lo pensó mejor—, pero nadie especial me lo dio, e-estoy seguro de que sólo es una broma.

—¿Broma? ¿por qué alguien te daría una flor de broma?

Su hermana entró a la habitación hasta llegar a su cama y le quitó la flor.

—Para el chico de mis ojos, Jeon JungKook —leyó su hermana con una sonrisa traviesa—. Sí, esto no me suena a broma, JungKook.

—No conoces a mis compañeros —dijo, quitándole la flor y pegándola a su pecho.

Estaba seguro que mañana cuando llegara a la escuela, alguien se burlaría de él, así que no se iba a emocionar por una flor y unos chocolates. 

—¿Y lo haces tú? —preguntó, saltando y acostándose en la cama suave—. Estoy segura de que ni siquiera abres la boca para decir "buenos días" a tus maestros.

—Eso no es cierto —refunfuñó, notando el largo cabello negro de su hermana esparcido por su cama blanca. Él lo tenía largo, pero no hasta abajo de los hombros como ella, JungKook tenía su cabello lacio en la raíz, pero curvo en las puntas y siempre lo mantenía hasta su barbilla. 

—Sabes que es cierto.

—No.

—Sí.

—¡No lo es!

—¡Sí lo es!

Su hermana lo trituró con sus ojos oscuros y JungKook no dijo más. Esa había sido su pelea más grande con ella, jamás había levantado tanto la voz como en esta ocasión. 

El chico popular [JIKOOK] #1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora