1.

3.1K 207 4
                                    

Despierto por el sonido de la alarma y salgo de la cama luego de apagarla, me doy una ducha y luego de estar completamente higienizada comienzo a vestirme para ir a la escuela.

Como "almuerzo" solo tomo un vaso de agua y luego me abrigo para agarrar mi mochila e irme.

—¿No vas a comer algo?- pregunta mi hermano

—no Lu, voy un poco tarde ya.

—vienes diciendo eso toda la semana ____, tienes que comer algo.

—comeré algo en la escuela, no te preocupes- me acerco y dejo un beso en su mejilla como despedida-. Te veo después, te amo.

Finalmente salgo de mi casa y camino las cuadras de distancia que hay entre mi casa y el colegio.

En el camino, cuando me cruzo con los del turno mañana, intento hacer que no me vean ya que siempre me molestan y dicen cosas hirientes que solo logran bajarme el autoestima

Y...sinceramente hoy es uno de esos días en los que si me dicen algo no estoy segura de poder soportarlo.

—¡____!- grita alguien a mis espaldas y maldigo a mis adentros mientras dirijo mi mirada hacia la voz que me había llamado.

Claramente, con el grito que pegó mi amiga los del turno mañana ya me habían encontrado. Igualmente también le agradezco por aparecer porque cuando ella está conmigo me dejan en paz, y, sino lo hacen; mi amiga los hace arrepentirse. Me defiende a capa y espada y por eso la amo tanto. Es mi mejor amiga de toda la vida y la única en quien confío.

(...)

Las dos primeras clases terminan y salgo con Romina, mi mejor amiga, hacia el patio.

— ¿Comiste algo?

—si- miento.

— estás mintiendo- me mira seriamente mientras yo intento esquivar su mirada.

—comeré algo en casa.

—no. Comerás ahora.- dice en tono autoritario.

Suspiro y acepto. No tengo ganas de escuchar los mismos sermones que hace mi madre cuando los fines de semana no me ve levantar ni un cubierto. Mi madre trabaja de lunes a viernes durante todo el día así que los únicos momentos que nos cruzamos en la casa son en la noche, eso me facilitaba el poder esquivar los sermones.

Inseguridad - Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora