17.

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Si, me encanta ella. Y lo único que me ataja a decírselo es mi hermano. Porque sé que a él también le gusta desde el primer día y no quiero lastimarlo, pero tampoco quiero alejarme de Tn.

Tengo que hablar urgentemente con él.

Hoy es sábado y él se encontraba en su habitación así que me levanto de mi cama y salgo de mi cuarto. Doy dos golpes en su puerta, ya que no quiero encontrarlo con su mano derecha, y espero que conteste.

Desde allí dentro él grita un "pase" y me adentro. Me siento ena punta de su cama y él me ve con confusión.

— ¿Que sucede?- se acomoda mejor en su cama.

—necesito hablar contigo sobre...tn- pronuncio como puedo ya que el nerviosismo es tanto que me dificulta el hablar.

—¿Le pasó algo? ¿Ella está bien?

¡Mierda! Le tiene que gustar mucho para que lo primero que piense sea eso.

—no no, tranquilo. Ella está bien.

—¿Y entonces?

Bajo mi mirada al suelo buscando la manera correcta, o al menos sutil, de poder decirlo.

—como ya sabes, nosotros últimamente nos estuvimos conociendo y nos volvimos muy amigos...

— ¿Si...? Y...-hace una seña con la mano para que siga hablando y suspiro abriendo la boca para finalmente soltarlo. No logro decir nada ya que vuelvo a cerrarla cuando lo veo levantarse rápidamente de su cama-. ¿Acaso...acaso ella te gusta?- me mira sorprendido y de seguro mi rostro se volvio más pálido de lo normal.

—lo siento...realmente lo siento...- suelto sin dejar de mirarlo con arrepentimiento. El suelta un suspiro y se sienta nuevamente en la cama, solo que esta vez, más cerca de mi.

—solo respóndeme una cosa, ¿Te gusta realmente en serio o solo la quieres para una noche? Porque si es así, ella no...

— - lo corto-. No. Ya sé que ella no es así, y me gusta de verdad. Me he dado cuenta de que ya no me acerco a ella solo para ayudarla, me he dado cuenta de que ella se ha vuelto alguien importante en mi vida, me agrada pasar el tiempo con ella, reír con ella...

—ya, ya entendí- suelta y el ambiente queda en un silencio por segundos hasta que sentimos una voz femenina a nuestras espaldas.

Inseguridad - Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora