➧20.

511 58 3
                                    

𝑨́𝒏𝒈𝒆𝒍 𝒚 𝑫𝒆𝒎𝒐𝒏𝒊𝒐.

Era la quinta vez en la semana que el ángel se posaba en aquella blanca y esponjosa nube, observando al pequeño demonio que danzaba por la aldea causando el caos entre sus habitantes. Tal vez, en vez de estar observándolo tendría que ir a detenerlo, pero el ángel no podía evitar quedarse embobado por la belleza de aquel demonio.

Muchas veces era pillado por Vegetta y Luzu al no hacer su trabajo y quedarse acostado observando al demonio, por consecuencia era regañado por los otros dos ángeles. Advirtiéndole sobre lo que pasaría si los Dioses notaran su pequeña afición. Pero por mucho que le advirtieran, no dejaba de hacerlo, no podía evitarlo, era como si la mera presencia de aquel pequeño demonio le guiara.

Justamente tres días después, su reino había sido atacado por los demonios, llevándose a muchos de los suyos. El lado bueno de la situación fue que atraparon a unos cuantos de ellos y el encargado de vigilarlo a veces era de nuestro querido ángel al ser uno de los más queridos por los Dioses. Lo que no se esperó el castaño, fue encontrar a su pequeño demonio detrás de los barrotes de aquella jaula.

— Oh, por fin nos conocemos. –su voz era sensual y aterciopelada, atrayendo más la atención del castaño sobre aquel demonio– Encantado de conocerte, acosador.

El ángel se sonrojó ante lo mencionado, y, presa de la vergüenza, salió huyendo del lugar, yendo a las otras jaulas para dar su informe a los Dioses respecto a los prisioneros. El demonio se apoyó en los barrotes de la jaula y observo el movimiento nervioso, pero adorable, que hacían las blancas a las del contrario, formandole una sonrisa ladina en su pálido rostro.

Desde la captura de aquellos demonios, sus tardes se volvieron una rutina completa. Llegar a las jaulas, huir avergonzado de cierta jaula por culpa de los comentarios del demonio e informar a sus superiores sobre la situación para después ir hacia donde Vegetta se encontraba y contarle sus penas.

El demonio se divertía gracias al comportamiento del mayor, pero ese día se sorprendió al ser el contrario quien inició la conversación.

— ¿Cómo te encuentras? –la pregunta podía sonar estúpida si analizaba la situación, pero estaba demasiado nervioso como para hacerlo.

— Bueno, estoy encerrado. –mencionó lo evidente– Pero no me importaría estarlo si tú lo estuvieras conmigo, bombón.

Y de nuevo volvió a huir de allí por culpa de la vergüenza. Al demonio le parecía tierno aquella acción, logrando que una tierna sonrisa apareciera en sus labios.

Así continuaron los demás días, con intentos de parte del ángel para entablar una conversación normal y los comentarios subidos de tono de parte del demonio. El demonio creía que todo solo era diversión, pero los pequeños latidos que su corazón emitía más rápido de lo normal cada vez que veía al ángel lo hacía dudar.

Hasta, que un día, el juicio para los demonios capturados dio lugar, mostrando a los Dioses frente a los demonios. Todos los presentes sabían que aquel juicio acabaría con la muerte de aquellos seres llenos de oscuridad, pero el pobre ángel enamorado no quería creerlo, interponiéndose entre la jaula de su amado y los Dioses.

— ¿No hay otra alternativa? ¿No podemos ayudarlos a que vuelvan al camino de la luz?

Su voz sonaba desesperada por respuestas, pero en vez de ellas, recibió aquella caricia en su mejilla por su dios, quien lo había criado desde pequeño. La mirada que la divinidad le dirigía hacia que el cuerpo del ángel se estremeciera.

— Mi pequeño ángel, ¿por qué escondes la verdad? –la caricia en su mejilla se volvía en un apretón entre sus mejillas, dejando marcado los dedos en cada lado– Sé perfectamente el motivo de que quieras que esa vil criatura se salve. Me defraudas, David.

— Daré mi vida por la de él, dejaré que descargues todo el odio que estás sintiendo hacia mí.

Aquellas palabras salieron seguras de los labios del ángel, mirando seriamente al hombre rubio que estaba delante suya.

— De acuerdo.

El demonio presenció como aquel ser que adoraban aquellos ángeles, despedazaba el cuerpo de uno de sus hijos, quitando lentamente las grandes alas blancas, dejando dos horribles heridas en su lugar. La túnica blanca que poseía se tiñó completamente de rojo y el demonio de tez pálida sintió como una lágrima resbalaba por su mejilla al presenciar como el hermoso brillo que tenía aquellos ojos marrones desaparecían completamente.

Después de aquel acontecimiento, el demonio no recordaba mucho y por eso le extrañó encontrarse en su habitación en el infierno, hasta que Lolito le explicó la guerra que hubo minutos después de aquella ejecución.

— Volveré a encontrarte y esta vez podremos vivir tranquilos. –demandó el demonio– Te lo prometo.

[...]

Años después de aquello, el azabache paseaba por aquel pueblo con su forma humana hasta que una figura alta a unos metros de él le llamó la atención, encontrándose a su querido ángel. Justo cuando iba a ir hacia él, una mano se posó en su hombro.

— Alexby. –mencionó el apodo del demonio como modo de saludo el albino.

— ¿Willy? –preguntó confundido el azabache, recibiendo solo un "Sh" de parte del de boina.

— Él no te recuerda. –explicó el albino, dándole una mirada de comprensión al más bajo– ¿No querías vivir una vida con él tranquila? Ahora es tu oportunidad, ven.

Sin poder decir ninguna palabra fue arrastrado hacia aquellas dos personas, que antes de ser asesinadas fueron dos grandes ángeles.

— Chicos, ¿os importa que un amigo se nos una? –Alexby estaba confundido, ¿por qué Willy conocía a ellos dos?

— Claro que no, Willy. Soy Vegetta, un placer.

— Alexby.

Aceptó la mano que el azabache mayor le ofreció.

— Yo soy Fargan. –la sonrisa que le daba el castaño hacia que una sonrisa nostálgica apareciera en los labios del menor– Seguro que nos llevaremos genial.

Rodeó los hombros del más bajo con una gran sonrisa, causando la risa al contrario.

"Tendré que volver a enamorarlo." Alexby se sentía feliz al tener a su dulce ángel devuelta a su lado, aunque ya no fuera aquella criatura divina.

Fin.

⇢𝑻𝒉𝒆 𝑭𝒂𝒓𝒈𝒆𝒙𝒃𝒚 𝑴𝒐𝒏𝒕𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora