➧6.

594 75 8
                                    

𝓒𝓾𝓶𝓹𝓵𝓮𝓪𝓷̃𝓸𝓼 𝓭𝓮 𝓕𝓪𝓻𝓰𝓪𝓷.

El sonido de las notificaciones no paraban de sonar, retumbando en la habitación y molestándolo con el sonido. En esos momentos el castaño se arrepentía de no haber silenciado las notificaciones el día anterior. Resignado se levantó con cierta pereza de la mullida cama, agarró el teléfono de la mesita y leyó todos los mensajes de felicitaciones que había recibido con un gran sonrisa.

Pero lo que si le emocionó más fue cuando entro al chata grupal y leyó que tenía algunos regalos por su casa. Con emoción y nerviosismo se vistió y salió de su casa con emoción.  Al salir pudo observar el regalo que había encima de su hogar, riendo al leer los carteles que había de Vegetta, después fue hacia el que parecía una caja fuerte, identificándolo con el de Willy, y por último observó el regalo con una foto suya y de Alexby en el frente.

Con una sonrisa boba abrió el cofre que había dentro del regalo, emocionándose al ver la mochila que estaba en el interior. Al abrirla, se encontró con la sorpresa de una cajita de terciopelo negro junto a una carta pegada a un costado, extraño por ese hecho desplegó la carta y empezó a leer.

"Querido Búho feo,

Tal vez esto sea bastante raro, pero no me culpes, llevo desde hace meses planeando esto y no quería que ni nerviosismo lo estripeara, por lo que decidí escribir esta carta.

En ella quiero confesarte que me alegro poder compartir estos hermosos momentos a tu lado, no sé qué hubiera hecho si no me hubiera encontrado contigo, tal vez volvería a ser el amargado de siempre. Quiero agradecerte todo lo que has hecho por Karmaland y por mí.

Puede que seas un búho feo y mal oliente, pero eres mi búho feo y mal oliente al cual amo con locura, incluso yo me sorprende de lo tanto que puedo llegar a amar a una persona. A veces el ser humano es increíble.

David, eres la persona que más me ha hecho reir y hacerme sentir bien en mis momentos menos agraciados. Fuiste la primera persona quien vió mi rostro, quien me ayudó con mis inseguridades, la persona que se quedó conmigo noches enteras debido a las pesadillas, quien se ha sacrificado millones de veces para solo verme feliz, quien ha aguantado mis lloriqueos y quejas.

Eres la persona que más amo en este mundo, y eso es algo que no permitiré que olvides, por eso te pregunto.

David, ¿quieres casarte conmigo?

No me des la respuesta ahora, solo espera hasta las ocho de la noche al principio del bosque.

Alejandro."

Con lágrimas formando ríos en sus mejillas abrió la cajita aterciopelada, encontrándose con un hermoso anillo de plata, grabado en el interior dos letras "F y A", con una pequeña gema celeste y amarilla, dándole reflejos verdes. Sin pensarlo dos veces, pasó el hermiso anillo por su dedo anular, una gran y preciosa sonrisa estaba plasmada en su rostro, la cual se negaba a irse pronto igual qur las lágrimas que recorrían sus mejillas.

Nervioso fue hacia dentro de la casa para esperar hasta la hora indicada, de mientras le pediría consejo a Dulce de qué debería ponerse.

La hora indicada estaba ya cerca, y Fargan lo único que quería era ver a su pequeño para poder llenarle la cara de besos durante toda la noche. En la entrada del bosque no había nadie y eso le inquietaba.

"Tal vez he llegado antes." Pensó Fargan, sintiendo crecer los nervios y la angustia de que a su pequeño le podría haber pasado algo, pero cualquier pensamiento negativo se esfumó al ver la silueta del menor caminar nervioso ante él hasta estar cara a cara.

— Antes de que me digas nada, felicidades Fargan. –por el tono que utilizó, Fargan pudo notar lo nervioso que estaba el más bajo y lo entendía. La primera vez que se lo pidió no salió especialmente bien.

— Acepto.

Alexby levantó la cabeza del suelo, viendo, a través del casco, directamente a los ojos del contrario quien tenía una gran sonrisa plasmada en su rostro. En ese momento, Alexby sintió unas terribles ganas de llorar de alegría.

— Acepto pasar el resto de mi vida a tu lado.

Volvió a mencionar el castaño, pero esta vez más cerca del azabache. Agarró cada extremo del casco del contrario y lo levantó lentamente hasta dejar todo el rostro lagrimoso al descubierto.

— Pero no llores, pequeño. –rió levemente para, después, besar cada centímetro de su rostro hasta acabar con los labios formando un beso lento y suave, lleno de sentimientos.

Sin duda, ese fue el mejor cumpleaños que Fargan pudo haber tenido a lo larga de su vida y le alegraba más tener a esa pequeña persona que amaba con locura.

Continuará...

⇢𝑻𝒉𝒆 𝑭𝒂𝒓𝒈𝒆𝒙𝒃𝒚 𝑴𝒐𝒏𝒕𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora