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𝑭𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑲𝒂𝒓𝒎𝒂𝒍𝒂𝒏𝒅.

El día había llegado, todos los héroes estaban con sus familias en el gran cartel de Karmaland con Merlon delante de ellos y todos los ciudadanos detrás del anciano, espectantes. Merlon miraba a los héroes con tristeza y nostalgia, los echaría mucho de menos.

— Queridos héroes. –Tortilla apretó la mano de Fargan nerviosa, ella no quería irse– Esta aquí ha llegado su aventura, por ahora. Todo Karmaland les está eternamente agradecido por todo lo que han hecho por este pueblo desde sus inicios, pero ya no es necesario sus cuidados, sois libres héroes, podéis viajar tanto como queráis.

Tortilla vio como sus tíos se despedían unos de otros, de Merlon y de los ciudadanos. Observando como se van yendo, no quería, ella no quería separarse de toda su familia, empezando a temblar por los leves sollozos y las lágrimas que amenazaban por salir. Tortillo al darse cuenta antes intentó animar a su hermana, pero nada funcionaba.

—Hey, cariño, ¿qué pasa? –preguntó Fargan arrodillándose para estar a la misma altura y limpiar las lágrimas que recorrían su rostro.

— No me quiero ir, no quiero que ellos se vayan, no quiero, no quiero.

Alexby sintió como su corazón se rompió ante el llanto de la pequeña, abrazando a Asukarr al sentirla temblar al querer también llorar.

— Pero vamos a volver, solo nos vamos temporalmente, ¿sí? –intentó animar el castaño, tampoco era mentira, todos quedaron en irse unos cuantos meses a las afueras de Karmaland para desconectar de todo– Son como unas largas vacaciones, este es nuestro hogar y no nos vamos a ir para siempre.

— ¿De verdad?

— De verdad. –contestó esta vez Alexby.

Cuando la pequeña rubia se tranquilizó, cogieron sus maletas y empezaron con su viaje hacia aquella cabaña en el lago que habían construido tiempo atrás para este día. Ellos mismo sabían que echarían mucho de menos aquel pueblo y a sus compañeros, pero necesitaba relajarse, pasar tiempo con sus familias. ¿Volverían? Claro que lo harían, aquel pueblo los vio crecer y así seguirá siendo.

— Papá, cuando lleguemos al lago, ¿podemos ir a nadar? –preguntó emocionada Asukarr, quien agarraba el cuello de este para no caerse.

— Porque no.

— ¿Pueden prestarme la cámara para poder grabar? –preguntó esta vez Tortillo que caminaba pegado a Fargan con su maletita.

— Claro que sí, campeón. –Fargan miró a Alexby y soltó una risa– Al final le has pegado tu afición.

Solo recibió un puñetazo de vuelto, iban a ser unas vacaciones realmente fantásticas, lo presentían.

Puede que su fin como héroes de Karmaland ha llegado a su fin, por ahora, pero como ciudadonos de aquel pueblo todavía no llegaba y así seria hasta el final de sus vidas.

— ¿Echas de menos Karmaland? –preguntó el castaño abrazando al menor por la espalda, observando a sus hijos jugar en la orilla del lago.

— Un poco, pero puedo aguantar, con que estéis vosotros. –se giró para abrazar al contrario por los hombros y juntar sus labios en un tierno beso, claro, hasta que unos ruiditos de asco hicieron que se separan entre risas al saber quien era.

— ¡Dejen de besuquearse y metánse con nosotros! –reclamó la rubia a sus padres, siendo alentada por sus hermanos.

Fargan se separó de Alexby, no sin antes darle un pico en los labios, para quitarse la camiseta que llevaba y lanzarse al agua, justamente donde su hija mayor estaba, molestándola. Alexby rió ante ello e hizo lo mismo que el contrario.

Fin.

Tres capítulos seguidos y tan solo son las cinco y media de la madrugada, creía que iba a tardar más.

Bueno, aquí concluye esta historia y este maravilloso reto, quiero daros las gracias a todas aquellas personas que han votado a esta historia, las que le han dado una oportunidad y a todas aquellas que decidieron leerla, os lo agradezco muchísimo.

Esta historia no sería nada sin vosotros, espero que nos veamos en próximos proyectos.

Nos vemos.

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⇢𝑻𝒉𝒆 𝑭𝒂𝒓𝒈𝒆𝒙𝒃𝒚 𝑴𝒐𝒏𝒕𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora