➧29.

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𝑫𝒊́𝒂 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒆.

Los rayos de sol se colaban en la habitación por las diversas ventanas, dándole una iluminación natural al lugar. Un rayo rebelde dio de lleno en el rostro del azabache, perturbando su sueño, medio dormido tanteó el lado contrario buscando la otra fuente de calor, pero por mucho que tocara no lo encontraba. Con sueño, levantó su cabeza mirando alrededor, buscando al contrario.

Suspiró al no ver a nadie en la habitación, ni siquera sus hijos estaban con él. Se resfregó el ojo izquierdo intentando quitar los rastos de sueño que tenía mientras se levantaba de la cama, salió de la habitación con Jimmy detrás suya y Rambo dando vueltas por sus piernas se adentró al salón buscando al resto de su familia. Pero nada, hasta que unos ruidos y algunas risitas provenientes de la cocina le llamó la atención.

Al ingresar a la cocina, lo primero que notó fue como esta misma estaba completamente llena de harina, algún que otro huevo y azúcar. Después, vio a su marido e hijos sonriendole llenos de harina con un plato de tortitas con sirope de chocolate ofreciéndoselo.

— ¡Prueba! ¡Prueba! –exclamaba la menor de todos emocionada, todos habían aportado a hacer las tortitas, claro con la supervisión de Fargan.

Alexby miró al mayor de todos con una ceja en alto, buscando explicaciones sobre todo lo que habían liado mientras se acercaba a la mesa, justo enfrente del plato.

— Los niños y yo queríamos aprovechar tu día libre para hacerte el desayuno, pero no creía que hacer unas tortitas iba a ser tan difícil con tres monstruos.

El híbrido rió ante lo último, los menores, en cambio, le pagaron cada uno en una parte diferente del cuerpo ante lo dicho. Ellos se habían esforzado mucho, no era su culpa que la harina se esparciera tan rápido. Alexby observó a los cuatros con una sonrisa en su rostro y empezó a comer las tortitas, siendo observando por cuatro pares de ojos espectantes a su veredicto.

— Oye, pues no está tan mal. Os felicito.

— Hombre, Alesby, estás hablando con el mejor chef de tortitas del mundo, normal que estén buenas.

— Serás bobo. –susurró Alexby metiéndose otra porción de tortitas.

— Así me amas, pequeño. –sin previo aviso besó los labios del contrario, saboreando el sabor del chocolate y las tortitas, mientras Tortilla hacía ruidos de asco al verlos. Tortillo se tapaba sus ojos avergonzado y Asukarr chillaba emocionada– Y buenos días.

El azabache le pegó un puñetazo en el hombro al contrario con toda la vergüenza pasar por su rostro, dejándola roja y caliente. Cuando terminó de desayunar se fueron todos al sofá, pasando un día de sofá, manta y películas. Los cuatros sabían que cuando Alexby libraba no le gustaba salir de aventuras, suficientes había tenido mientras trabajaba, por eso entre los cuatro se ponían de acuerdo en preparar todo para pasar todo el día en casa. Además, los pequeños no querían que al castaño le pasara algo a su ala lastimada.

— ¿Cómo está? –preguntó el azabache en susurros al notar como sus hijos se habían quedado dormidos.

— Va mejorando, todavía no la puedo mover mucho, pero ahí va. –Alexby acercó sus dedos a aquella venda que rodeaba la mitad de una de las alas de su marido.

— Siento no haberte podido proteger.

— No fue tu culpa, no iba a permitir que aquellas balas se incrustaran en tu piel.

— Por poco pierdas tu ala.

— Alesby. –llamó Fargan, agarrando suavemente el mentón del contrario para que sus miradas se conectaran– Estoy bien y mi ala se está recuperando, deja de preocuparte y disfruta de tu día libre.

Beso castamente los labios ajenos, sacándole una sonrisa al azabache al separarse.

— Entonces, ¿papá búho no perderá su ala?

Los dos se asustaron ante la repentina voz de la menor de todos, quien se sentó entre los dos para recibir su respuesta.

— Claro que no, princesa. Tu padre es muy duro de roer.

La pequeña solo se lanzó a los brazos de los dos para formar un abrazo, alegre por la noticia. Cuando sus hermanos se despertaran les contaría, llevaban todo aquel mes preocupados por el estado de la ala de su otro padre y veían como el azabache siempre intentaba acabar todo antes, logrando que se estresara más, para poder llegar temprano a casa y ayudar a Fargan.

Fin.

⇢𝑻𝒉𝒆 𝑭𝒂𝒓𝒈𝒆𝒙𝒃𝒚 𝑴𝒐𝒏𝒕𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora