-Cap.xxi-

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Salía de terminar uno de mis castigos en la hora libre antes de comer, cuando me encontré con Aryeh. Yo iba derechita a darme una buena ducha caliente, por lo que decide acompañarme para después bajar los dos juntos al Gran Comedor. Estaba cerca de terminar todos mis castigos acumulados, que junto con las clases extras con Minnie y con el profesor Flitwick me quitaban mucho tiempo.

—Oye, explícame porque estas cubierta de...¿que es eso?

—Ni yo lo se, estaba castigada con Snape limpiando.

—Vaya ¿problemas con la ley?—me dice sonriendo, al ver que estoy sucia y con la cara llena de restos de pociones.

Filch me había vuelto a castigar, esta vez por caminar demasiado fuerte, mandándome con Snape que me obligó a limpiar las mesas donde los de tercero habían estado haciendo quien sabe que, poniéndolo todo perdido de ingredientes asquerosos. Esta bien, quizás Snape me quito un ar de horas del castigo cuando le conté el motivo por el que estaba allí, pero aún así tuve que limpiar los jodidos calderos. Así que tenía derecho a quejarme.

—Y vaya problemas, Ry. El maldito de Snape me castigo fregando mesas. Förçais ¿Qué hicieron los de tercero? Era algo vomitivo. Creo que vi sesos de rana por algún lado.

Aryeh se ríe de mi, mientras me acompaña a la torre de Gryffindor.

—No te rías, huelo como los pies de un troll.

—Ay, nena, no sabes lo adorable que estas cabreada, te pones colorada.

— ¡No es cierto!

— ¡Si lo es, si hasta inflas tus mejillas! ¡Eres adorable, Ly!

— ¡No soy adorable!—le dije enfurruñada. Yo no era adorable, ¿verdad?

—Vaya que si, nena. Anda, vamos a que te des una ducha, empieza a ser verdad eso de los pies de troll.

—¡Lowell, cállate de una vez!

— Oh, vamos, sabes que soy irresistible, ¿por qué no admites que me amas?

Esta vez me empecé a reír yo.

—¿Quién dice que no eres tu el que me ama?

—Nena, por favor, todos saben que estás loca por mi. Admite ya tu amor, tanta tensión acumulada no debe ser buena.

—Es cierto, no sabes cuánto te amo Lowell—me sigo riendo.

—Algún día lo admitirás, pelirroja.

—En tus sueños Aryeh, en tus sueños.

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—Ya sabía que Salazar Slytherin era un viejo chiflado y retorcido —dijo Ron nos abríamos paso por los abarrotados corredores al término de las clases, para dejar las bolsas en la habitación antes de ir a cenar— Pero lo que no sabía es que hubiera sido él quien empezó todo este asunto de la limpieza de sangre. No me quedaría en su casa aunque me pagaran. Sinceramente, si el Sombrero Seleccionador hubiera querido mandarme a Slytherin, yo me habría vuelto derecho a casa en el tren.

—Uff pues a mi casi me manda allí. No se que hubiera hecho, pero me alegro sinceramente de estar en Gryffindor con vosotros.

Hermione asintió entusiasmada con la cabeza y me dio un abrazo, pero Harry no dijo nada. Se le veía algo preocupado, pero esperaba que no fuera nada. Estuve a punto de decir que el Sombrero casi me manda a Slytherin pero Colin me interrumpió con su aparición.

—¡Eh, Harry!

—¡Hola, Colin! —dijo Harry sin darse cuenta.

—Harry... en mi clase un chaval ha estado diciendo que tu eres...

Jaeleen Reegan y la Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora