-Cap.ix-

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Durante los días siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor. Había cambiado mi opinión acerca de este engreído y presumido que no sabia no como agarrar bien una varita. Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry, y eso no quiere decir que casualmente alguien se lo diera para poder reírse un poco cada vez que veía al pequeño intentando atraer la atención de su estrella.

Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

En un día que parecía de los últimos soleados antes de que todo se volviera nublado, antes de entrar en el Gran comedor, Wood me alcanzo con una expresión de emoción.

Le mire sonriendo, con la ceja alzada. Se veía como un niño con una escoba nueva.

—Alicia Spinnet ha renunciado, dice que prefiere centrarse en sus estudios, y que el quidditch ya no le llama tanto como antes, que ya no quería lesionarse más o algo así, ¿pero sabes lo que eso significa?

—No te referirás a...

—Si, Jaeleen Reegan, eres la nueva cazadora del equipo de quidditch de Gryffindor.

No cabía en mi de la emoción. Empece a dar saltitos y le di un abrazo a Oliver, quien también se reía de mi reacción. Le di un gran beso en la mejilla, di un gritito y salí corriendo a contárselo a todo Hogwarts.

Me encontré con Ron y Harry, que estaban sentados en la mesa de Gryffindor junto a Rawy, Aryeh y Hermione, que leía otro de los libros de Lockhart.

—Adivinen que...

Todos me miraron sorprendidos por mi sonrisa de oreja a oreja.

—No me digas que fuiste tu la del pasillo apestoso por cien bombas fétidas y que aun no te ha descubierto, nena... porque llevaba tu firma por todas partes.

—Si, pero eso no es...

—¿Alguien te regalo una caja entera de ranas de chocolate?

—No, Rawy, algo mucho mejor...

—Espera creo que lo teng...

—Ya esta no aguanto más. ¡SALUDAD A LA NUEVA CAZADORA DEL EQUIPO DE GRYFFINDOR!

Todos se levantaron y me abrazaron, felices de verme tan emocionada.

—Voy a decírselo a los demás... ¡Ahora vuelvo!

Me acerque primero a la mesa de Slytherin, recibiendo varias malas miradas y comentarios, pero hice caso omiso. Nada arruinaría este día.

En una de las muchas conversaciones que tuvimos este verano, salió el tema de si podíamos hacer público el que eramos hermanos, sobre todo con Hayes y Derick, porque eso significaría que todos los Slytherin los evitarían como la peste. Yo misma había sufrido el horrible trato de esas jodidas serpientes, y no quería eso para ellos, pero para mi sorpresa ellos dijeron que no les importaba, que habían pensado que yo estaba muerta y que ahora que estábamos todos juntos no iban a ocultarlo. Dijeron que su circulo más cercano tenían una idea aproximada de la situación, y que eran lo suficientemente influyentes en su casa como para que no pudieran hacer nada demasiado malo en su contra.

Hayes y Derick estaban sentados juntos, con un libro de pociones en medio (seguro que Derick le estaba explicando algo a Hayes, se le daban bastante mal)

—Vaya alguien esta muy contenta al parecer, ¿Que ocurre?

—Si, mira su sonrisa de felicidad, pareces una loca hermanita, ¿que has hecho?

Jaeleen Reegan y la Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora