_Capítulo 1 _ En el patio de las reuniones_

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Capítulo 1 _ En el patio de las reuniones.

- ¡Mhn! -El argentino gritó debajo de la mordaza, incapaz de gritar. Las agujas que lentamente metían en su brazo izquierdo dolía un montón. Pero el dolor físico no era nada comparado con el dolor que le causaba que fueran sus hermanos los que causaban dicha acción.

Comenzó a sollozar fuertemente viendo a los ojos al paraguayo, el cual también lo miraba con tristeza y arrepentimiento sosteniendole el brazo con fuerza para que Argentina no se moviera tanto mientras el uruguayo hacía su «trabajito» sobre el brazo de su hermano.

Cuando el uruguayo terminó de torturar el brazo de su hermano se alejó un poco, viéndolo los hilos de sangre salir de las recientes heridas hechas por la aguja que tenía en su mano.

Amablemente, le pidió a su hermano Paraguay que soltara a su hermano. La orden fué cumplida sin pretextos, después de todo, los brazos de su hermano estaban atados al techo por cuerdas bastante resistentes, al igual que sus pies, ambos estaban atados a las patas de la silla de madera de color claro, irritados ante la fricción que las mordazas apretadas ejercían al mantenerlo unido a la silla.

Las lágrimas caían a chorros de sus ojos, aún sin entender el porque de todo el dolor que sentían en este momento.

Los dos menores en la sala se acercaron a la mesa en dónde tenían unos cuantos instrumentos que usaban para torturar a su hermano y a los siguientes que vendrían más tarde.

Las agujas, las tijeras, cuchillos, tenedores, destornilladores, navaja, piedras y unos dildos estaban llenos de sangre.

Ese sótano era el mismísimo infierno.

Uruguay tomó una tijera, un espejo y una cámara de fotos. Sabía el mucho cariño que su hermano le tenía a su cabello...

Se paró delante de Argentina y le tomó una foto de cuerpo completo al mayor. La única prenda que tenía era unos boxers, los mismos que tenía hace unos días cuando Uruguay y Paraguay lo invitaron a tomar un poco. Argentina estaba cabizbajo, tratando de que esos... Mounstros no vieran su rostro.

¿Uruguay era el mounstro ahora?

Sonrió maliciosamente y le pidió a Paraguay que sostuviera el espejo delante de la cara de Argentina, y, sin obtener peros, se acercó a su hermanito mayor y se paró detrás de él. Y, con Paraguay delante sosteniendo el espejo, comenzó a cortar el cabello de Argentina, lo más disparejo que podía, escuchando los llantos de Argentina al sentir sus cabellos caer por su espalda y terminar en el suelo, junto a las gotas de sangre recientes y las no tan recientes.

Cuando terminó, miró el reflejo de Argentina.

- No sos tan lindo ahora, ¿No?

Su hermano mayor cerró los ojos, intentando desmayarse para dejar de sentir dolor al menos un segundo.

Imposible.

Un dolor profundo en su espalda lo hizo abrir los ojos de golpe, ensuciando más aún su cara con lágrimas, toda embarrada por el maquillaje negro que usaba debajo de sus ojos para parecer tener ojeras.

¿Por qué Argentina quería tener ojeras?

Se maquillaba para preocupar a sus amigos, y que estos le prestaran un poco más de atención. A demás, de que cuando Brasil lo veía así, lleno de ojeras, lo llevaba hasta su casa y ambos pegaban una siesta...

La gran 7, ¡Brasil es en novio de Uruguay! ¡¿Por qué la necesidad de Argentina de quitarle todo lo que quería?! ¡Mierda!

Argentina se retorció en su lugar, sintendo a Uruguay hacer presión en la tijera que acababa de enterrar en Dorsal ancho del lado izquierdo, dolía como la puta madre.

Uruguay dejo la tijera de su hermano enterrada en su espalda y volvió a dirigirse a la mesa tomó una pesa de plomo de al rededor de 2 kg y un pedazo de tela algo largo. Volvió a ponerse detrás de Argentina y en una de los agujeros de la tijera colgó la pesa con ayuda de la tela, causándole un horrible dolor.

La sonrisa retorcida de Uruguay...

Le daba miedo a ambos hermanos.

Tomó un cuchillo limpio de la mesa, y caminó hasta su hermanito Argentina... Le cortaría el dedo meñique de la mano izquierda.

Le pidió a Paraguay que sostuviera a Argentina, su... Asistente así lo hizo, con miedo de que el fuera el siguiente.

Uruguay miró un segundo a su hermano. Iba a contarle una historia algo triste a sus hermanos antes de hacerlo sufrir.

- ¿Sabés que, Arge? Cuando yo era chico y vivía con mamá, mi madre me enseñó un montón de tradiciones que iba a tener que cumplir... Cuando moría un ser querido, según una de mis tradiciones, el ser más cercano se cortaba el dedo meñique de la mano izquierda... Cuando vos y Brasil me... Obligaron a matar a mi mamá, ¿Sabés que hize? -Le mostró su mano a Argentina. A la mitad del dedo meñique de su mano izquierda tenía una cicatriz... Se había cortado un dedo- Si supieras lo que duele perder el dedo meñique... -Sonrió, cortando de un solo toque el dedo meñique de su hermano.

El grito que pegó fué música para sus oídos...

Lo torturarían un poco más, y luego lo dejarían tirado en el patio del edificio de reuniones, muerto. Tarde o temprano lo encontrarían.

Pero primero había que torturarlo y después matarlo...

Pan comido.

«Asesinatos Safas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora