Conquista imposible [TodoBaku] [ShinKami]

Capítulo 17

— ¿El cumpleaños de Uraraka? Sí, voy a ir —respondió de lo mas tranquilo Kaminari —Jiro me pidió que le diera un regalo de su parte y que bailará con ella en compensación.

—Uraraka me dijo que fueras como invitado —mostró su celular con el mensaje Todoroki —No por un regalo.

—Ohh...déjame ver.

— ¿Puedes moverte bastardo? —pregunto molesto Bakugou —Que me pesas, pedazo de mierda.

Estaban en el campus, en unos bancos que eran solo para dos personas y no tres. Por eso el cenizo estaba tratando de que el rubio se corriera porque le dejaba muy cerca del pecho amplio del bicolor y eso le ponía nervioso.

Pero Kaminari nunca se daba cuenta de nada. Idiota tenia que nacer.

— ¡Yo no peso, Baku! —se tiro encima suyo — ¡Soy liviano, liviano como una pluma!

Sino fuera porque los dos jóvenes estaban en un breve estado de shock, seguramente el de ojos dorados hubiera muerto con mucha facilidad.

Katsuki fue empujado tan fuerte por las manos de Denki que estaban sobre sus hombros que quedó semi recostado en el regazo de Shoto y a esté se le había caído su lata de café por poner una mano en su cintura, pensando que estaba por caerse. En lo que ambos tardaron en conectar otra vez sus neuronas, el rubio se había parado y salido del banco para mirarlos fijamente y después reírse.

—Creo que aquí sobró —silbo inocentemente y miro su muñeca — ¡Uhh, miren que tarde es! —mostró el lugar donde supuestamente debería tener un reloj puesto — ¡Me voy a mí clase! ¡Todoroki cuida bien de Baku por mí! ¡Pero no tanto! ¡Aún no te he dado mí bendición!

El sonrojo fue más notorio en la tez pálida del cenizo pero el que estuvo por sufrir un paro cardíaco fue el bicolor.

— ¡T-Tú maldito idiota, vuelve aquí! —se salió de su regazo el cenizo — ¡Te mataré! ¡Kaminari! ¡¿A quien mierdas piensas dar un bendición, eh?!

Todoroki se acomodo en la banca mientras veía como el amor de su vida estaba por cometer un asesinato en medio de toda la población estudiantil. No quería interferir en eso. Aparte que hasta donde recordaba —lo cual no era mucho porque aún se estaba recomponiendo de su ataque cardíaco— el de ojos dorados tenía un récord en cuanto a velocidad en las carreras de corta distancia.

Bakugou podía tener buena resistencia pero no podría alcanzarlo. Y cuando le vio volver por dónde se había ido, mascullando impropios acerca de Kaminari, su teoría fue comprobada.

—Jodido idiota, ya verá cuando le ponga veneno a su comida —gruñía el cenizo —O le pongo laxantes para que no pueda salir del baño por unas horas. Mato dos pájaros de un tiro, lo hago sufrir y no tengo que ver su estúpida cara.

—Creo que eso es demasiado —opinó Todoroki —Podrías causarle una daño intestinal.

El de ojos rojos se cruzó de brazos y le miraba desde arriba ya que él seguía sentado, tenía las mejillas con un leve color rosado y su cabello estaba despeinado. Tan lindo como siempre.

Aunque cuando le miraba de esa forma tan amenazante y aterradora le daban ganas de hacer...cosas que podrían cambiarle esa expresión a una más interesante.

Shoto tuvo que agarrar la lata de café que se le había caído y pensar en su padre en bikini para bajarle a la intensidad de sus pensamientos. Cuando tuvo ganas de vomitar supo que era seguro ver a Katsuki.

— ¿No te vas a sentar Bakugou? —pregunto al ver cómo el más bajo seguía de pie y con el ceño fruncido.

—Lo estaba por hacer —se sentó en la punta del banco del piedra —No tenías porque decirlo helado de fresa.