Híbrida.

Capitulo 3.

Los rayos de luz del amanecer se colaban por las ventanas de aquella posada dando directamente en el rostro aun dormido de April. En cualquier otra ocasión, la muchacha se hubiera quedado durmiendo hasta horas tardías en la cama de su habitación en palacio, sin embargo, aquel día le bastó con el cantar de un pájaro para despertar. Miro a su alrededor y vio como los enanos aun dormían, todos menos Gimli, que estaba ya preparado y listo para partir en cualquier momento.

Gimli: Buenos días princesa. ¿Ha dormido bien? ¿Alguna queja que deba transmitirle a los dueños de este cuchitril?

April se sentó en la cama y se cruzó de brazos.

April: Gimli! Te he dicho que este sitio es un lugar perfecto en el que pasar una noche. He dormido bien y lo suficiente. Ahora, deberíamos ponernos en marcha hacia Rivendel.
Oh y, te he dicho que dejes las formalidades.

Gimli puso mala cara y protestó.

Gimli: Princesa, si usted lo desea dejaré las formalidades ante los demás para guardar su identidad. Pero permitame que a solas, la siga tratando como la llevo tratando toda mi vida. Como mi princesa.

April suspiro y sonrió levemente mientras negaba con la cabeza.

April: Como quieras. Pero que no se te escape ningún "Princesa" cuando estemos con más gente.

Aquellas palabras parecieron alegrarle el día a Gimli. Sonrió y se dispuso a despertar a los demás enanos para prepararse y partir cuanto antes hacia Rivendel. April no entendía como Gimli o los demás enanos podían ponerse así de contentos por el simple hecho de tratarla de usted, le parecía una mera tontería, sin embargo no dijo una sola palabra al respecto y se puso ella también a prepararse.

En cuestión de una hora, ya estaban saliendo de la Ciudad del Lago camino hacia Rivendel. Por el camino, los enanos hablaban de lo duro que sería estar rodeados de elfos y no poderles clavar sus hachas en la garganta y más frases por el estilo que solo recalcaban una vez más el profundo odio que desde remotos tiempos se tenían los enanos hacia los elfos y los elfos hacia los enanos. April, aun sabiendo que en parte también ella era un elfo y que su madre lo era, no pudo evitar heredar también ese odio hacia los elfos. Sobre todo desde el día en que su madre marcho, pensaba ella una y otra vez. Pero ahora no les prestaba atención a uso compañeros ni reía con los insultos y bromas sobre sus puntiagudas orejas que los enanos estaban haciendo a los elfos, si no que se preocupaba por observar el mundo a su alrededor. Cada detalle era importante para ella, pues nunca había visto otras tierras que las suyas. Se fijaba en los arboles, en los animales, en las diversas plantas nuevas para sus ojos, en el cantar de los pajaros que ella no conocía, en los paisajes tan nuevos y tan increíbles para la muchacha... En verdad, en todo.