Híbrida.

Capitulo 18.

Llevaban días detrás de los Orcos, sin apenas descanso y sin hacer ninguna pausa para buscar un lugar cómodo en el que dormir. No hablemos ya de comida, lo cual tenia a Gimli desquiciado. Pero no por eso, al enano le afectaba todo en general.

Jamás se hubieran imaginado que los Orcos tenían aquella enorme capacidad para correr y correr, para huir lejos de sus perseguidores sin ni un solo descanso. Era increíble, pero desgraciadamente cierto.

April estaba agotada, más que ninguno, aunque también era ella la que menos se quejaba.

Solo tenía un objetivo; Recuperar a Merry y a Pippin con vida.

Ya había presenciado cosas terribles, había presenciado la muerte de Boromir y de Gandalf, había tenido que soportar el estar en el reino de Thranduil y que su hijo, el cual amaba, tuviera la discusión final con su padre.

Había experimentado angustia y añoranza. Tenia grandes amigos ahora, se sentía fuerte y valiente y sobre todo tenia una persona a quien amar, pero, ¿Acaso había algo que extrañaba?

Pues claro, claro que lo había. Su familia. Hechaba de menos a Kili, a Fili, a las sirvientas que fueron como su madre, a los demás enanos. A su madre, que sabía que había partido un día pero aun así añoraba. Y, evidentemente, a su padre. Thorin. Quería abrazarle. Quería contarle ella esta vez sus propias aventuras, no como el había hecho hasta hace poco. Pero sabia que aun no podía volver. Tenia una misión que cumplir. Además, con más angustia aun, sabia que el día en que volviese no seria jamás nada lo mismo después de conocer a quien pertenecía su corazón ahora.

Perdida entre sus pensamientos, April apenas escuchó la orden de Aragorn.

Aragorn: ¡Han parado! Aprovechemos este pequeño momento para descansar, quizá no podamos volverlo a hacer en mucho tiempo.

Gimli, sadisfecho, se sentó a descansar. Aviso a April, quien estaba pérdida en sus pensamientos y esta asintió. El enano comenzó a hablar con Aragorn y no se dio cuenta de que la princesa se alejaba un poco a otro sitio a descansar y a estar sola.

Pero, el que estaba siempre pendiente de ella, si que lo notó.

Legolas se levantó y se dispuso a seguirla.

Sabía que algo no iba bien dentro de la muchacha y estaba dispuesto a averiguar que era la causa de sus males y ponerle fin.