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Narra Alastor:

Han pasado tres meses ya, y mañana es el día más esperado para mí: el exterminio anual. No hay mejor cosa que ver cómo muchos, millones, de demonios mueren a manos de ángeles exterminadores, haciéndose escuchar gritos por todo este escenario de diversión y sufrimiento. Y más, este mes de diciembre, increíblemente, más almas llegaron al infierno por una supuesta enfermedad en el mundo de los vivos.

Unos demonios llegaron al hotel, y hemos estado algo ocupados por eso, y T/N ha sido la ayudante de Charlie junto a Vaggie. La pobre termina cansada.

T/N ha cambiado un poco también, no me sorprende. Lo bueno es que he estado más cerca de ella, y ella me ha vuelto ha mostrar un poco de cariño nuevamente, a su manera. Qué bueno que no hubiese caído con las palabras de Rosie.

Aun así, no muestro cariño ante ella en público, solo en privado. Quizá, de verdad me guste. Es que simplemente su enojo e irritación por mi presencia me causa ternura.

También, aunque aquella vez cuando ella durmió conmigo en mi casa una última vez, me refería a la última vez que durmiera conmigo en mi casa, así que, la he obligado a dormir conmigo en el hotel en una habitación desocupada. Siempre me gustaba verla en pijama y a ella le daba gracia al verme a mí en pijama.

T/N.—¿Es necesario que tengas que abrazarme cada vez que dormimos? —murmuró.

Alastor.—Claro, cariño... —susurré, acomodándome en su pecho.

T/N.—Y en mi pecho lo peor.

Alastor.—Tú te dejas. Yo aprovecho.

T/N.—Lo peor es que ni somos nada.

Alastor.—Aun así, ya sabes que eres mía... —susurré—. No quiero arrepentirme de esta decisión de quererte a mi manera.

T/N.—Excusas.

Alastor.—No lo son —dije con diversión, apretándola más con mi abrazo pero con cariño.

Ella soltó un suspiro algo arrepentida por dejarme en esa posición.

Alastor.—Sabes que te amo mucho... Mucho, mucho... No tiene nada de malo que esté así.

Ella de inmediato acarició mi cabello y me separé de un solo algo molesto.

T/N.—Creo que solo así puedo tener privacidad —dijo riendo.

Alastor.—No juegues sucio, querida —murmuré.

T/N.—Ni que fuera a hacerte caso —dijo con simpleza.

Y no me gustaba que ella me tocara realmente, a pesar de mis sentimientos. A saber si lo hacía mientras yo dormía.

Alastor.—Mira que después te pasas quejando si hago algo.

Ella parpadeó varias veces sin interés y solo me sacó el dedo medio y se acomodó dándome la espalda.

No... Ya no tendré sus pechos como almohada.

Alastor.—T/N... Vamos. Vuelve a la posición de antes... —dije, moviéndola de un lado a otro.

T/N.—Silencio... —se quejó.

Alastor.—Vamos.

Ella no dijo nada. Así que para molestarla y para satisfacerme a mí mismo, hice a un lado el cabello que cubría su nuca y empecé a besar esa parte.

T/N.—Me sorprende que cada noche no salga violada de esta maldita habitación.

Alastor.—Si no fuera por la etiqueta moderna que me tienen, disfrutaría cada parte de ti, cariño —susurré.

[¹, ² temp]~¡Mᥙᥱ́strᥲmᥱ ᥙᥒᥲ soᥒrιsᥲ, qᥙᥱrιdᥲ!~ Aᥣᥲstor x T/N~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora