[¹, ² temp]~¡Mᥙᥱ́strᥲmᥱ ᥙᥒᥲ soᥒrιsᥲ, qᥙᥱrιdᥲ!~ Aᥣᥲstor x T/N~

~53~

Mimzy al terminar su última canción bajó del escenario hasta que una voz la detuvo:

Valentino.—¿Problemas, Mimzy? —cuestionó, mientras que estaba con sus dos amigos.

Mimzy.—Eh... no...

Velvet.—¡Esa voz dice otra cosa!...

Valentino.—¿Quién te está molestando tanto? Desde aquí siento tu corazoncito roto.

Mimzy bajó la mirada, cerrando sus puños, recordando la conversación de Alastor y T/N.

Velvet.—Vamos. Habla. Somos tus amigos —dijo con un tono infantil y feliz.

Valentino.—Acércate, Mimzy —ella, insegura, lo hizo–. Según me acuerdo bien, aún sigues enamorada de ese virgen. ¿Acaso alguien te lo está arrebatando?

Vox.—¿Alguien? —carcajeó—. ¿Dónde has visto que ese anti-civilizado se va a enamorar?

Mimzy.—Pues... —murmuró—, sí hay alguien...

Velvet soltó un gasp, sorprendida:

Velvet.—Oh, ¡no te creo!

Vox empezó a toser un poco por esa sorpresa:

Vox.—Es mentira. ¡Una puta mentira!

Mimzy.—Pues no.

Valentino.—Bien, si ella dice. Pero ¿en el hotel te lo están robando? ¿Acaso él busca follarse a la princesa para ser el rey? —burló, haciendo que Vox se empezara a reír junto a Velvet.

Mimzy.—Pues no es esa princesita. Es una puta suicida.

Velvet.—¡Ja! T/N entraría en el papel de puta suicida —burló, y Vox frunció el ceño.

Valentino iba a decir algo pero Mimzy habló antes:

Mimzy.—Y aunque suene loco, esa mujer se llama así —gruñó.

Los tres la quedaron viendo y Valentino sonrió de oreja a oreja, aunque... no era una sonrisa que fuera a dar una linda señal.

Valentino.—¿T/N, eh?... Por casualidad, ¿Angel Dust está allí también?

Mimzy asintió de mala gana.

Mimzy.—Esa mujer... ¡Dios! Ni a saber qué rayos le vio Al a ella. ¡Yo, que lo he amado desde hace décadas y nunca se ha fijado en mí! —y empezaron a salir unas lágrimas que se hacían negras por el rímel—. ¡Le he cantado cuando él está aquí y...! ¡Aun así, la prefiere a ella! ¡Una suicida!

Velvet.—Oh... —suspiró con lástima.

Valentino.—Vaya, vaya... Mimzy, me acabas de ayudar... —susurró, acariciando el cabello rubio de ella—. Tranquila...

Mimzy.—¿Eh? ¿Ayudar? —cuestionó, agarrando una servilleta para quitar el rímel de sus mejillas.

Valentino.—Asuntos personales... —susurró algo coqueto.

Velvet.—¡Vamos para allá ahorita mismo!

Vox.—¡No! —exclamó, preocupado. No quería que T/N sufriera sexualmente otra vez.

Valentino.—¿Pasa lago, Voxy?

Vox le quedó viendo algo molesto y murmuró:

Vox.—Déjalos allí. Quizá allí estén bien.

Velvet.—¿Lo dices por T/N...? —cuestionó, celosa.

Valentino.—Ya, ya, babydoll. Pensaré en algo. Pero no iremos a ese hotel hoy —dijo, juntando dos manos—. Y, Mimzy, deja de estar mal...