[¹, ² temp]~¡Mᥙᥱ́strᥲmᥱ ᥙᥒᥲ soᥒrιsᥲ, qᥙᥱrιdᥲ!~ Aᥣᥲstor x T/N~

~2:O5~

Narra Alastor:

Bailar un momento animadamente con la pequeña compañía de Rosie hizo que mis ánimos se elevaran demasiado.

La energía que ella daba me hacía recordar a mi pequeña dama que acabó con su miserable existencia por su cuenta años atrás.

Tuve que haber hecho algo más por ella.

Si hubiese estado más cerca, ella estuviera aquí.

Cuando ella más me necesitó, no estuve a su lado.

Hice a un lado mis tormentosos pensamientos. La supuesta T/N, estaba conmigo, bailando, con algo de confianza. No quería confundirme en unos de mis pasos y hacer que ella acabara en un momento incómodo.

En un momento, sentí una presencia molesta en el Hotel, interrumpiendo mis pasos.

"¿Pasa algo?", me preguntó ella.

"Querida, si me disculpas, necesito hacer algo. Si quieres, puedes ir donde Rosie", dije, y me aparté de ella tranquilamente.

Avancé entre aquellos pecadores hasta llegar a la entrada del hotel, que estaba un poco lejos de donde había aquel bulto de demonios divirtiéndose.

Y ya estando en la entrada, pude encontrarme a Vaggie con su lanza y a Charlie en su versión demoniaca. Y por otro lado, había una mierda.

"Ya, Valentino", murmuró Charlie. "Tú ya no eres bienvenido aquí"

"Mejor vuelve de la mierda de donde saliste, cabrón", gruñó Vaggie.

¿Qué hace él aquí? ¿Acaso su casi-masacre no le sirvió de advertencia años atrás?

"Princesa, digo, su majestad", corrigió Valentino. "¿No que éste no era su objetivo cuando abrió el hotel?", cuestionó con burla. "No puede ser que la dulce princesita ya no acepte a los demonios"

Pude ver cómo Charlie casi reaccionaba de manera violenta hacia Valentino, pero yo ataqué primero al enviar mis tentáculos hacia él, presionando sin piedad alguna su mala carne.

"¡Alastor!", exclamaron las dos, al notar mi presencia.

Me acerqué a ellas, con mi típica sonrisa.

"Mejor vuelvan con los demás. ¿Qué sería una bella actividad sin sus majestades?", cuestioné. "Yo puedo encargarme de él"

Ellas se quedaron viendo, mientras escuchaba los quejidos de Valentino. Ellas se fueron, sin antes de que Charlie me preguntara si es que estaba seguro de que ellas me dejaran solo. Una vez ya solo con él, cerré mi puño, apretando el agarre de mis tentáculos. Salí del hotel.

"Creo que mi advertencia de hace dos décadas atrás no ha servido durante estos años, ¿o sí lo ha hecho?", dije, ampliando mi sonrisa tétricamente.

Me acerqué más a él.

"¿Acaso necesitas más dolor para que entiendas, querido? Porque sería un placer..."

Él solo esbozó una pequeña risa hasta cierto punto en el que me pude dar cuenta que él no andaba solo.

"¡Me he preguntado por qué aún no te he agarrado como colección de muñecas!", dijo la voz irritante de Velvet cuando ésta se me lanzó encima, con sus intenciones infantiles y macabras. "¡Valentino! ¡Júrame que me devolverás mi paleta! ¡Pude atrapar a Alastor!", exclamó emocionadamente, sentándose en en mi regazo.

Fruncí el ceño ante el contacto físico e hice sonar unas que otras interferencias.

Ella solo libró un tipo de aura purpura y sus ojos brillaron, viéndome a mí.