Ethan
Suena el despertador avisándome que tengo que levantarme, entre abro los ojos intentando mantenerme despierto, no puedo pensar en nada que no sea que necesito dormir mucho más, despertar a las 7:00 am para ir al colegio, es una mierda.
Incorporo mi cuerpo y saco un pie de la cama, después el otro hasta quedar sentado en la orilla de esta, me levanto y estiro mis músculos perezosos.
Por alguna razón después de hacer eso me siento relajado y me vuelvo a tumbar a la cama, mis ojos van cerrándose lentamente...
—¡Ethan!, ¡Colegio!—Escucho gritar a mi madre desde la planta baja de la casa.
Con el sueño completamente espantado me levanto de mala gana y arrastrando los pies, me meto a la ducha.
°°°°
Llego al salón y veo a todos mis compañeros de clases, hablando entre sí, las mismas caras hipócritas de siempre, doy pasos hasta llegar al último asiento de la sección ignorandolos a todos y me dispongo a esperar al maestro.
Mientras tanto observo a las personas a mi alrededor, mi mirada se detiene en Jenny, la típica chica rubia y bonita, popular pero un poco tonta. A su lado su novio, Rodrigo, popular y guapo pero idiota. En el asiento delante de mi está Livia, la chica que siempre destaca por sus buenas notas, de gafas, poco social, usando ropa holgada, Alonso, Leonardo y Eduardo, otros tipos guapos, pero estúpidos. Ahora que lo pienso que cliché es mi salón.
Visualizo a una chica un poco baja y de cabellos rizados entrar al salón, comparto algunas clases con ella pero jamás le he hablado, según sé, su nombre es Natt y se había mudado hace unos meses.
Cuando nadie te habla te vuelves muy observador, he notado que es muy amable con todos los que se encuentra, pero nadie le pone atención, debe ser difícil ser nuevo en algún lugar, pero con ella es diferente, todo el mundo parece ignorarla a propósito, es como si todos habían acordado ignorar a la chica nueva. Me di cuenta que le encantan las matemáticas, obtiene buenas notas y solo lleva unos meses en el instituto.
El maestro de literatura entra con la misma expresión cansada de todos los días, parece harto de su vida, y no lo culpo, la vida de los maestros debe ser tan aburrida y vacía.
Transcurre un día aburrido pero poco pesado, sin muchas tareas.
Cuando el día termina, salgo apresuradamente del salón, sin importarme quien va o viene, voy caminando por el pasillo en dirección a la salida, absorto en mis pensamientos de: ¿qué habrá de cenar hoy?, o pensamientos más profundos que rondan por mi cabeza como: ¿Por qué existen las matemáticas?, creo que es suficiente con que nos enseñen a sumar, restar, dividir y multiplicar, lo demás resulta inútil para la vida.
Sin darme cuenta, me encuentro parado frente a una chica y un conjunto de papeles y libros en el piso, había chocado con alguien que venía en dirección contraria a mi y eso provocó que sus libros y todo lo que traía cayera al suelo esparciendose por todos lados.
Ella gruñe dramáticamente, sus ojos negros se oscurecen aún más y de pronto se hace notable el color rojo en sus mejillas.
—¿Eres estúpido o que?, ¡fíjate por donde vas!— exclamó con furia.
—Disculpa, fue un accidente—. Repliqué rodando los ojos.
Me agaché para recoger sus cosas, pero su voz chillona y notablemente molesta me interrumpió.
—Déjalo ahí, y lárgate, ya suficiente hiciste al tirarlos —me dijo ella mientras quitaba mis manos de sus cosas.
Vale, lo que yo menos tenía era paciencia y soportar que ella me gritara cuando yo solo intentaba ayudarla, pues no, entonces me levanté y le di la espalda dirigiéndome a la salida de la escuela.
°°°°°
El silencio del lugar me recibe como todos los días. Mi casa era un lugar tranquilo y silencioso, solo vivía mi madre y yo en él, la mayor parte del tiempo estaba solo, ella era doctora y casi siempre estaba en el hospital, pero hoy su turno era en la noche, así que a esta hora todavía estaba en casa.
—Hola, ya llegaste, ¿cómo te fue? — me saluda mi mamá.
— Supongo que bien aunque... —pensé un momento en como decirle a mi madre lo de hoy —Tuve un pequeño accidente con una chica y terminé tirando todos sus libros.
—Aww, ¿de forma romántica como en las películas, donde se tiran los libros y se quedan viendo como estúpidos y un rato después se enamoran? —me dijo mi mamá de manera divertida.
—No mamá, de la forma real, donde a la persona que le tiran sus cosas, te asesina con la mirada, y además te trata de estúpido.
—Desearía que la vida fuera como en las películas—, sonrió y se dispuso a seguir picando algunas verduras.
Después de eso, fui a mi habitación y me duché.
Al salir de la ducha me puse ropa cómoda y me acosté en mi cama dispuesto a tomar una siesta, poco a poco sentí como mis párpados se sentían cansados y comenzaron a cerrarse.
Cuando desperté, mi cuarto estaba en completa oscuridad, intenté prender la lámpara pero esta no respondía, tomé mi celular que estaba en la mesita de noche al lado de mi cama y encendí la linterna de éste.
Al parecer se había ido la luz, continué recorriendo mi casa con la linterna de mi celular hasta llegar a la cocina. En la puerta del refrigerador había una nota que decía algo sobre mi cena.
Bien, pero no tenía hambre aún.
Me asomé a la ventana para tratar de visualizar un poco la casa de los vecinos.
El ambiente era digno de una película de terror. No se veía casi nada, sólo oscuridad y más oscuridad. Pero pude ver algo extraño cerca de la casa de enfrente, parecía un hombre, solo veía la figura humana de él, estaba parado cerca del jardín de los vecinos, pero no parecía con intención de entrar.
Pasó un largo rato, el hombre no se había movido, después de unos largos minutos empezó a caminar lejos de la casa y se subió a su auto.
Que extraño.
Bueno talvez era algún vecino que quería ayuda en algo. Pero no tocó la puerta ni nada, ¿entonces...?
Que miedo...
Cerré las cortinas de la ventana y decidí ignorar que vi a ese tipo sospechoso e irme a cenar.
Hola, gracias por darle una oportunidad a esta historia, y espero que les guste.💚
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Su mirada en mí
Misterio / SuspensoEthan Cooper es un chico de 17 años, un poco solitario, vive en un pueblo pequeño, no tiene muchos amigos puesto que es pésimo socializando y además no le interesa tenerlos. Su vida es completamente normal hasta que conoce a Natt, una dulce y tierna...